suecia Isuecia IIsuecia IIIsuecia IVsuecia Vsuecia VIsuecia VIIsuecia VIIIsuecia IX En el articulo anterior hablamos de lo que había en BA cuando regresé. Del gobierno alfonsinista, del MAS, de los retornos, de Gorriaran, de cómo la izquierda saludó al doblar una curva y jamás la volvimos a ver. Todavía estamos en el '83 y ninguna de esas desgracias tremendas ha sucedido.Los suecos entendieron rápido que los argentinos, al menos algunos, estábamos dispuestos a volver, con la frente marchita, eso si. Organizaron reuniones con nosotros. Cuando escribo esto, ni yo mismo lo puedo creer, pero nos ofrecieron créditos, en la categoría "te regalamos la guita", para llevarte, no se, autos o una camioneta o un taller completo. Y cosas así. Además uno de los pocos que traducían era un servidor. Hablé con un tipo que era como el "secretario de estado". ¿Cuánta gente inició los trámites esos? Ni idea.Lo que puedo decir de mi es que volví sin aceptar nada, volvía a mi país para hacer la revolución. Y eso no es lo peor de todo, las quijotadas me siguen gustando, si me vienen a buscar los cubanos me voy con ellos. Además me di el gusto de rechazar la ciudadanía sueca. Algo que nunca vi hacer a nadie. Dios sabrá todos los beneficios que perdí haciendo eso pero verle la cara de asombro y espanto de la funcionaria, una señora mayor muy simpática, valió la pena. Supongo que uno vive para hacer estupideces gloriosas como esa. Háganme caso, ni se les ocurra hacer algo igual. Me llamaron de un diario, me hicieron un reportaje, Suecia es un país chico y ordenado donde ni siquiera tienen asesinatos, pobre gente, el reportaje salió, con una foto tamaño catástrofe en la tapa. Había una foto mía, si, en la tapa del diario, con una foto del obelisco detrás y un epígrafe que decía, no me acuerdo, "los argentinos regresan" o algo así. Una de las consecuencias que, más o menos inmediatas, que tuvo la tapa del diario fue que la novia que tenía me colgó la galleta. Bien por ella. Creo que fue más o menos por ese entonces que conocí a la que pudo haber sido el amor de mi vida. Y no era ni sueca, ni latina, era una chica yanqui criada en Suecia, el padre era uno de esos desertores de la guerra de Vietnam. Es la única mujer que conocí en mi vida capaz de darte la razón si discutías. Me da la impresión de que muchos gringos le huían porque era negra. Eso es lo bueno que tiene el racismo, los que no somos racistas tenemos más chicas disponibles. Nunca pasó nada y la dejé de ver. Me venían a visitar cumpas, que no conocía, para advertirme de las cosas terribles que pasaban en BA. En algunos casos era gente que la había pasado mal, pero mal en serio, la secuestraron, le mataron a la familia, le quemaron los gobelinos con la picana y los tuvieron presos en una cárcel de máxima seguridad, y no eran ni rambo, ni papillón. Después de ese tratamiento, era imposible pedirles que contemplaran juiciosamente la realidad objetiva. Lo que pensaban, muchos, era que, en cuanto bajaras del avión, te iban a cagar matando. También había gente que estaba podrida, no sin razón, de la fascinante historia latinoamericana del siglo XX y les convenía asustar a los demás para que no los jodieran. Por último algunos se creían la reencarnación del Che Guevara y les molestaba que un nabo, como es uno, volviera, a comer asado con los pibes, que es lo que uno hace en BA, en vez de quedarse viendo caer la nieve en los lagos congelados. Son cosas de ellos. Con un pie en BA, me fui a vivir con un amigo que no me dejaba pagar el alquiler. Además el depto era como una especie de local, todo el día lleno de gente que, entre otras cosas, venía para ver al loco que se iba. Recuerdo esa noche, estábamos en una peña, creo que había música para bailar pero, con el vino berreta que tomábamos, nos costaba levantarnos de la silla. A la sueca que apareció al lado mío, lo primero que le dije fue que en unas cuantas semanas me volvía para mi casa. Lejos de disuadirla eso pareció llamarle la atención. En ese momento no lo pensé pero, los suecos, también se quieren ir de Suecia. Esa es la herencia de la humanidad, del otro lado, siempre hay algo mejor en alguna otra parte.La verdad, fuera de los muchachos del laburo, casi no había tenido contacto con los nativos. Estaba metido en el gueto y no me interesó salir, incluso los suecos progres me provocaban un aburrimiento inenarrable. La cultura de los tipos es, muy, contrapuesta a la nuestra. Los porteños somos dispersos, improvisadores y hedonistas y los nórdicos son unidimensionales, organizados y ascéticos. Si te haces amigo de un gringo al que le gusta la literatura, no le hables de fútbol, ni de hacer un asado, ni de ir a jugar a la pelota, al tipo le gusta la literatura. Seguro que se leyó todo, eso si. Me acuerdo que, después de la peña, fuimos, con un par de amigos, a la casa de la piba sueca a desayunar. Desayunar es muy importante para ellos, nada de unos mates con bizcochos, hacen un jamón frito, caviar trucho, sándwiches y no-se-que-más. Era un departamento de clase media baja allá, nunca he visto nada parecido en BA, pero supongo que debe ser el nivel de Puerto Madero. El barrio me era por completo desconocido. Eran monoblocks pero finos. El depto tenía parque que lo rodeaba y chimenea.La sueca vivía con la madre que era empleada de farmacia y la hermana. Me gustó la hermana de la chica porque me miró con cara de culo, desde el momento en que me vio. A veces extraño la capacidad que tenía de joven para hacerme odiar. No es cierto que los gringos carezcan de sentido de humor. Mi futura ex-mujer y mi futura ex-suegra se divertían imaginándose las cosas que les iba a contar a mis compatriotas sobre ellos. No se, por ejemplo cuando llega el otoño, agosto más o menos, los suecos se van al bosque y juntan hongos para comer. Tienen una serie de métodos "infalibles" para saber si son venenosos. Cuando vi que le echaban hongos a la comida les dije que me pidieran una pizza. Me sirvieron uno de los platos más exóticos que he probado en mi vida un guiso de carne de reno, era parecido al vitel thoné o como se llame eso que hacen para fin de año.Yo les llevaba botellas de vodka, lo que ningún novio sueco haría por miedo a que lo señalen como choborra. No todas son iguales pero aquella sueca bebía como un cosaco. En BA tomaba vino pero creo que nunca se acostumbró. Hablando de alcohol, el último día que trabajé en la planta eléctrica llevé un par de botellas de mi bebida favorita Calvados, se consigue en BA, si tienen plata pruébenla, y lo bebimos en el taller. Los gringos no lo podían creer, para empezar es una de las peores transgresiones que se puedan imaginar, como para que te metan en cana por años. Acuérdense del tabú que tienen con el trago. Ese día me saludaron tipos que no me habían hablado nunca, porque los gringos son lacónicos. El tornero comunista me decía que no me fuera, que me iba a cagar de hambre, mientras el delegado socialdemócrata estaba convencido de que yo era de una familia de guita. Pragmático hasta el fin. Esos gringos ya no deben estar de este lado, si hay un cielo para los suecos no puede ser el de los cristianos tiene que ser el Valhalla, pero, los más jóvenes, todavía deben contarle a los recién llegados del argentino que una vez llevó el chupi al taller. |