Cuando volví de Paris la situación con mi amigo argentino tocó fondo y no lo vi nunca más. Empieza una parte de lo más bizarra de mis aventuras en Escandinavia. Me había quedado sin trabajo y sin vivienda pero, en aquellos tiempos, para empezar, no me importaba. Mentalmente estaba preparado para bajar, junto a Fidel, de la Sierra Maestra. Además lo único que tuve que hacer fue hacer uso de mi sueco champurreado y hablar con un viejito piola de la agencia de empleo. Ese mismo día estaba metido en un colegio pupilo. Los suecos tienen un tipo de escuela que está pensada para gente que o bien perdió el tren en la secundaria, burros les decimos en BA, o bien son extranjeros que no pueden ir al secundario rodeados de jovencitos. Lo interesante es que, aparte de esas dos categorías, esas escuelas también tienen cursos de excelencia en algunos temas. Y lo de pupilo, bueno, compartía una casa con 7 chicas. Pero no es lo que se imaginan, este es un blog serio y no de esos que ya saben… Además la fama de fiesteras de las chicas suecas no está justificada. Más bien al contrario, se toman a si mismas demasiado en serio. Dolina nos enseña que hay una conspiración universal de señoritas frígidas o con novio pero que siempre termina por aparecer una traidora. De modo que una de las chicas fue dulce conmigo. Uno espera que un país muy avanzado la gente sea muy sofisticada, culta y que-se-yo-que, bueno Kerstin era todo lo contrario de eso. Para empezar no era rubia, lo que le jugaba a favor, y era una chica provinciana. Yo le decía "la gorda" así en castellano, cuando se enteró lo que quería decir me quiso matar, otra que sentido de humor. En un punto, debo haberme enamorado de la gorda porque me hacia reír todo el tiempo. Pero, gente más mundana, había en la escuela y eran los muchachos de la parte de música que era una especie de conservatorio y los pibes tocaban Mozart con el violonchello y hablaban en ingles, cosa que, la mayoría de los suecos, no hacía, al menos no por aquel tiempo. La escuela estaba a, no me acuerdo, si 10 o 15 kilómetros de Växsjö, cerca pero no como para ir caminando. Los edificios estaban muy separados entre si, de modo que la casa tenía una vista impresionante a un lago tipo Bariloche pero sin turistas. Entre la casa donde vivíamos y el lago estaba la casa de Örjan que, junto con su mujer, eran los profesores comunistas de aquella escuela de curas protestantes. Puede que algún ácrata pierda su confianza en mí pero, la verdad, es que iba a la misa con la que empezaban el día, al menos de vez en cuando. Era por una cuestión de respeto a los nativos y además porque los curas tenían buena onda. En la casa del profe comunista bebíamos ron cubano y discutíamos la revolución latinoamericana, Örjan había adoptado un pibito, creo que en Bolivia y era candidato, con bastantes votos, por el Partido Comunista. En el momento en que llegué a Suecia gobernaba la coalición burguesa, entre el Pro, los radicales y un partido agrario que podrían haber creado Buzzi, Biolcatti y Deanyeli. De lo otro lado se encontraba la Socialdemocracia, mucho más parecida al peronismo que a la "centroizquierda" latinoamericana y el comunismo que, por aquel entonces, ya estaba distanciado de Moscú. Teníamos una compañera que era alemana y que, para mi sorpresa, era macanuda. Ya había tenido encuentros con la cana alemana cruzando la frontera y se te cagaban de risa, de modo siniestro, que te hacía fruncir el ukelele, del pasaporte de refugiado que venía con dos rayitas negras. Me acuerdo de un cumpa que andaba por la escuela. Era, me preguntó si todavía será, algo así como el líder de los ciegos peronistas. Si, era ciego, era monto y era un compañerazo. Ese si que ganaba con las minas. Entre otras, se había ganado a la cocinera de la escuela, que nos daba comida especial "para argentinos". Tocaba la guitarra y cantaba en sueco. Por cierto si alguna vez van para allá no prueben el pescado podrido aunque los nativos les juren que es una exquisitez.
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Están bárbaras las aventuras en Suecia, no cansan para nada, cuéntenos más cumpa.
ResponderEliminarLa forma que tiene de redactar siempre es atrapante y hace que uno lo sienta de cerca, por más que tenga 21 pirulos y no haya vivido esa época, nunca hay que olvidar.
Saludetes.
PD: Rumores dicen que vieron una vez a Rinti trompearse con un gorila...
No vayas a interrumpir estas notas por nada, por favor. Además de ser interesantísimas me traen recuerdos del exilio mexicano. (Un día te cuento lo que contaban los compatriotas que llegaban desde Suecia).
ResponderEliminarEs importante lo que escribes sobre Suecia, allí estuvimos unos 1500 argentinos y es bueno recordar la experiencia. Yo con mi pareja y dos niños estuvimos siete años en Malmö. Somos de Tucumán y llegamos a Suecia en febrero del 1978.
ResponderEliminarMe gustaría escribirme con algunos de los que estuvimos por allí. Perdimos el contacto con varios, por ejemplo Rosa una compañera peronista que tenía creo dos niñas y que se fue a México.
Oscar email: tafisano@hotmail.com