Hasta ahora, se venían viendo mentiras que o bien eran, relativamente, difíciles de desenmascarar o bien eran del tipo “la bóbeda de Santa Cruz”. Estoy hablando de cuando el fiscalín Marijuana llevó excavadoras a buscar la cueva de Alí Babá, podría haber seguido, Santa Cruz es grande como la mitad de Francia, se podría haber estado haciendo pozos, al pedo, para siempre. Las mentiras difíciles son cuando decís que Maxi Kirchner o cualquiera tienen un departamento en Nueva York, para probarlo tenes que acceder al registro de propiedades y, esa es la idea, siempre te queda la duda, hay millones de deptos y es parecido a buscar dinosaurios en Santa Cruz, podes seguir para siempre.
Hay otras mentiras más, como que fuiste funcionario de Grosso-Du*alde-el-turco-puto y su ruta, es difícil encontrar documentación sobre épocas anteriores a la Internet masiva del siglo XXI, mala suerte. Imaginate que fuiste subsecretario de una mierda hace 30 años atrás y te dejan pegado con el turco culo-roto, una maniobra bien de putitos pero te dejaron pegado, a llorar a Luján.
También hemos tenido casos de sicópatas que te denuncian, la “secretaria” de Kirchner, sin ir más lejos, y también tenemos al supuesto médico-predicador televisivo que te dice que ‘tas loco!
A nivel mundial pasaron a la fama las acusaciones contra Saddam Hussein que se suponía que tenía arsenales con armas químicas y de “destrucción masiva” y que nunca aparecieron, eso les pasa por no llamar a Marijuana y sus excavadoras. Pero, aún así, siempre es medianamente imposible probar que algo no existe. Que nadie haya visto nunca la bóbeda K, las armas terribles de Saddam o a los marcianos, no quiere decir que no existan. Algún día, convenientemente lejano, van a aparecer. Porque si no aparecen quedarían los periodistas independientes, los jueces honestos y los amigos yanquis como unos soretes mentirosos de mierda, y eso no es posible ¿No es cierto?
Pero toda esa porquería va quedando atrás, esas mentiritas quedaron como lo que son: mentirillas blancas.
Ahora Larrata, más periodista que nunca, más independiente que el Bocha Bochini, ha encontrado la verdad final:
El tarifazo, del que se hace tanta alharaca, no existió. No es cierto, como parece creer todo el mundo, que haya habido un tarifazo enorme, disparatado, se confirma entonces la teoría de la Dra. Carrió que esas boletas absurdas, donde una casa con una cocina de mierda y un calefactor gasta más de 3 mil mangos, no existieron, las boletas fueron hackeadas por militantes kerneristas infiltrados, los muy putos.
La leche, por dar un ejemplo, aumentó solamente el 7,372 % y no vale 18 mangos, ese precio esta remarcado por el chino que conspira con los kerneristas.
Un tomate vale como 10-15 mangos pero eso no es cierto, el verdulero es peroniano y está en conjunción con Aníbal Fernández que mató a los colombianos y está bombardeando Siria.
En el principado de Mónaco un tomate vale un dólar, y ustedes todavía se quejan.
La doctrina Larrata dice que cualquier boludo puede mentir sobre cosas medio ocultas, teorías pelotudas conspirativas y afines, pero, para negarle la realidad a una boleta de mierda de gas, tenes que ser una mente privilegiada, como… Larrata.
Si sos un burgués y vivís con el lujo, escandaloso, inaceptable, de tener 2 calefactores y te llegó una boleta de 4 lucas, te tenemos, Larrata y un servidor, una buena noticia, la boleta era mentira, te la hizo la Cámpora, Luis D’elia, Pablo Echarri, no te llegaron 4 lucas, no sonsito, te toca pagar menos de 500 mangos. Así que, amigo, andá con tu boleta, pagá los 300 pesos y cuando te den una patada en el culo, deciles que es todo un engaño que Larrata, que es un muchacho que sabe, te dijo que vos no pagas 4 lucas, que no hay tarifazo ¿Me entendes?
Vos deciles que vas de parte de Larrata y se arregla todo, chiquilín.
Porque Larrata no miente, es una voz alternativa ¿Me entendes?
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