Malena era del mismo año que nosotros pero era del turno mañana.
Voy a tratar de contarles como la recuerdo. Era alta, aunque a mi todo el mundo me parece alto, tenía la piel oscura, el cabello por la cintura o poco menos. Tenía unos labios inmensos-intensos de los que salía la voz más sensual del mundo. He soñado muchas veces con ella pero con los años en el sueño, debe ser siempre el mismo, veo los labios y oigo la voz. Y a veces escucho su risa maravillosa.
En realidad he llegado a sospechar que esa voz era alguna clase de defecto físico como una disfonía permanente o, simplemente, había empezado a fumar, esos tremendos cigarrillos negros de la militancia, demasiado.
Si no se entendió a que me refiero es que estoy hablando de que a Malena hasta los defectos le jugaban a favor.
En el 74 la JG no existía en el colegio. Pero la JG era de esas cosas que, de no haber existido, hubiéramos tenido que inventar. Por si alguien del otro lado no está muy embebido en la década del 70, les recuerdo que la JG fue creada en el 74, supongo que ese es el año, por parte del PRT-ERP que había tenido una organización llamada Juventud del PRT pero que había decidido crear un grupo con temática juvenil no tan "atado" al PRT. Con el tiempo conocí a muchos compañeros del PRT-ERP en la cárcel, en el exilio, incluso algunos que andan por ahí. Ninguno me dio realmente la impresión de ser de la JG.
A decir verdad mi experiencia con los compañeros del PRT no fue tan buena, en el exilio me echaron lo cual no deja de ser completamente razonable.
Va un saludo para el PRT de Estocolmo.
La JG era la expresión de un país confiado en sus propias fuerzas que veía en una sociedad socialista una solución a los problemas y una meta perfectamente alcanzable.
La revolución que queríamos no tenía nada de utópico ni teóricamente extravagante. Queríamos, a algunos la idea nos sigue gustando, construir una sociedad como la de los cubanos. Si alguno se pregunta porque Cuba debería dar una respuesta muy profunda y me divierte mucho más decir que porque si.
Nosotros pertenecíamos a la fracción de los atorrantes, creo que hemos sido los peores militantes que el mundo ha visto. Desde la JG se nos orientaba para que fuéramos los mejores estudiantes, que actuáramos con moderación, que respetáramos al prójimo y cosas así. Éramos unos pésimos estudiantes que nunca leíamos nada que no fuera marxismo. Llamábamos la atención y todo el mundo sabía que éramos de la JG aunque no se lo hubiéramos dicho a nadie. Militábamos y estábamos con la JG pero por lo demás nos pasábamos las noches jugando al póquer por guita y bebiendo como cosacos.
Un segundo grupo era el de los que nunca estuvieron y para que voy a decir algo si nunca estuvieron.
La tercera fracción era la de los buenos militantes. Que si eran buenos estudiantes que de veras estudiaban que pasaban desapercibidos y que hacían una vida más o menos normal. Malena era de esa clase.
Para mediados del 74 ya habían matado a dos pibes creo que se llamaban Beckerman y Van Lierde, eran de la UES pero nosotros no los conocíamos del colegio. No pensábamos que tuviera que ver con una militancia en el secundario. A principios del 75 la triple A andaba amenazando gente pero parecía asunto de dirigentes políticos e intelectuales. En ese momento pensábamos que las organizaciones guerrilleras tenían poder de fuego como para protegernos o darnos armas para defendernos a los tiros de ser necesario.
Después de todo este tiempo, todavía estoy seguro de que era necesario.
Las reuniones de la JG del buenos aires se hacían una vez o dos por mes los sábados, empezaban como a las 8 de la mañana por lo tanto nosotros íbamos sin dormir. Al avanzar el año se hizo común hacer alguna actividad los viernes a la noche. Por ejemplo salir a hacer pegatinas, es la palabra exacta, con cinta de embalaje que tenía pegamento de un lado y se convertía en obleas autoadhesivas. Uno seguía hasta que se le caía la lengua, hasta que alguno inventó llevar una esponjita húmeda. Después de la pegatina nos reuníamos en la casa de alguno de los pibes y simulábamos que íbamos a leer algún libro de Lenin y en vez de eso, ya saben, bebíamos y jugábamos al póquer. De ahí salíamos derecho a la reunión.
Malena era de las que más hablaban aunque no tanto de la guerrilla o de la construcción del socialismo en Vietnam. No se rían era un tema de moda por aquella época. Malena era la que más conocía el colegio, no por casualidad era delegada de la división y de segundo mañana. En el volante que hicieron los chicos figura como delegada en el 74, en primero, pero, que yo recuerde, también era delegada en segundo y lo fue hasta que nos echaron a todos.
A principios del 75 aun estábamos preocupados por lanzar agrupaciones de base y por reivindicaciones propias de los estudiantes. El PRT aun hablaba de la "guerra popular y prolongada" y de cómo la revolución demandaría décadas. En ese contexto la JG era como una escuela donde se estaban forjando los cuadros, "el hombre nuevo" del futuro. Era una buena descripción de Malena y de nuestros mejores militantes. No creo que sea cierto que los chicos fueran generosos. Ser generoso implica la negación del egoísmo y los pibes de la JG pertenecen a una edad idílica en la que no existía lo tuyo y lo mío. La mayor parte de las pequeñas luchas de aquel momento no creo que las recuerde nadie. Pero puedo recordar que hablábamos de crear un sistema de becas para que los pibes de familia humilde pudieran acceder al colegio y de manera simétrica de que los alumnos cumplieran con una especie de trabajo voluntario en las villas.
Para ese momento el colegio había sido intervenido y empezaba a avanzar una política de prohibir los cuerpos de delegados y de imponer el uniforme y otras cosas irritativas. A muchos docentes, padres y pequeño burgueses en general les gustaba todo esto.
Nuestro dirigente político indiscutible y para todos los usos era Palito pero de las puertas del colegio para adentro la que más idea se daba era Malena. Además estaba bastante lejos de ser un discurso pretencioso al que nos tienen acostumbrados en estos tiempos, era divertida. Recuerdo haberla visto plantear alguno de los temas de discusión, dios sabrá cual, en una reunión de segundo mañana. Que hacía yo, que era turno tarde, por el colegio un día a la mañana seguramente fui a hacer alguna pintada o simplemente a hacer lo de siempre: el mayor despelote posible. Creo que si cierro los ojos aun puedo verla. Las aulas de segundo año daban a un pasillo grande no estoy seguro si las garitas de las esquinas ya habían dejado de ser de los partidos políticos para ser de vigilancia. No me había imaginado antes de verla que Malena pudiera hablar así delante de sus compañeros. Tenía puesto un jumper y, no debiera decir esto pero, estaba más alta, más morena y más linda que nunca.
De cómo era puedo resumirlo en una frase espantosamente genérica. Era como la condensación de todas las adolescentes que en el mundo han sido.
Sin embargo era capaz de lograr que se lo perdonáramos. Los atorrantes éramos rigurosos en nuestro trato. Si alguien intentaba interrumpirnos cuando jugábamos al póquer nos burlábamos y nos poníamos cargosos hasta que el perturbador en cuestión desaparecía de nuestra vista. Creo que Malena era una de las contadas personas capaces de interferir en nuestra sublime diversión. Incluso estoy seguro de que era la única muchacha a la que permitíamos jugar en nuestra exquisita compañía sin que le propusiéramos unas manos de strip-póquer.
El secreto de Malena era que nos hacía reír.
Malena andaba por ahí contándole sus problemas, que yo sepa siempre eran desengaños amorosos, a todo el mundo. Estoy seguro de que, al menos una vez, empezó a contarnos una pena entre lágrimas y termino riéndose como en la canción, espero que la sepan todos, de Vox Dei.
También me acuerdo de ese disco de David Lebon que, a decir verdad, era menos malo de lo que uno podría suponer, y con el que nos perseguía creo que con el avieso propósito de burlarse de nosotros.
No puedo olvidar aquella vez en que nos llevó, tiene que haber sido ella, a escuchar a Sui Generis a una discoteca de Ramos Mejia, ¿Habrá todavía discos en Ramos Mejía?, una de las experiencias más escalofriantes de mi adolescencia.
Para los últimos meses del 75 pusieron al frente del colegio a un individuo llamado Maniglia. Siempre tuve la idea de que había sido él el responsable de la desaparición de los pibes. Sin embargo el golpe no había llegado y en ese momento se conformaron con dejarnos libres por amonestaciones a todos. A los preceptores que actuaban como enemigos de los alumnos se les sumaron tipos siniestros que siempre hemos relacionado con la patota asesina y los servicios de inteligencia.
Bien poca cosa tenes que ser como milico para que te pongan a buchonear en un colegio secundario.
Esos mierditas eran como el esqueleto de la dictadura militar. Denunciaban a los compañeros a los milicos y te jodían para que no pudieras pensar.
Y si quieren un consejo: tengan cuidado con un enemigo que carece de autoestima.
Por supuesto nos echaron primero a los atorrantes que nos habíamos hecho ver. Nunca se me hubiera ocurrido que hacer las cosas mal nos terminaría salvando la vida.
Cuando nos dejaron libres pensábamos que no sería tan difícil rendir las materias puesto que los docentes sabían bien que habíamos quedado libres por causas políticas. Bueno, no fue así. Nos tomaron los exámenes con el programa completo como se le toma a cualquiera que rinde libre e incluso un poco más. Si hubiera sabido en aquel entonces lo que se ahora, hubiera reunido a los pibes, nos hubiéramos puesto capuchas y les hubiéramos roto las piernas con un caño de gas. No exactamente con la idea de lastimar a estos buenos profesores sino de que se despertaran.
Que la vergüenza caiga sobre ellos dondequiera que estén y que tengan una vida larga.
Siempre tuve la idea de que Malena había quedado en el colegio. No se si se les paso de decírmelo o si yo, preocupado en esa época por conservar el pellejo, lo olvidé.
A principios del 76 ya casi no nos veíamos fuera del círculo y de los amigos más íntimos. Sabíamos que se estaban llevando a la gente, sabíamos que la torturaban, que la mataban y que ocultaban los cuerpos. Como fue que nosotros, que al fin y al cabo, además de muy chicos, ni siquiera éramos buenos militantes, no abandonamos la organización. La respuesta es simple: no hubiéramos podido dejar solos a nuestros compañeros.
Aparentemente Malena y el círculo del buenos aires fueron secuestrados como consecuencia de una pintada. Tengo una duda terrible respecto a eso. Por esas cosas de la vida, ser pobre, vivo muy cerca del lugar donde se dice que fue la pintada fatal. Es en Barracas en la avenida Suarez cuando se cruza con la vía del tren que va a constitución. Hay un colegio ahí, en realidad dos pero uno no se si estaba en esa época. Yo fui de los que chequearon los lugares para las pintadas. Y se hacían de este modo: Iban 4 personas uno era el que pintaba y que acostumbraba ser el que llevaba el aerosol, ese solía ir sentado solo en el colectivo. El responsable estaba a la espalda del que iba a pintar y un pibe quedaba en cada esquina. Pintar en esquinas, si bien tentador, estaba prohibido. La pared, ya les dije, estaba elegida de antemano. A menudo me dejaban a mí planificar esas cosas, porque reparaba en detalles. La iluminación que había. El valor de la pared. Y la dirección del tránsito. Las pintadas estaban pensadas para caminar de contramano. Es posible que a ese lugar de barracas lo hayamos chequeado de día y no de noche. De noche es un lugar feísimo. Nunca se me hubiera pasado por la cabeza elegir hacer una pintada en un sitio como ese. Además de los cuatro que pintaban era necesaria una quinta persona que se encargaba de hacer el control de que todo había salido bien. Esa persona tenía guardado unos papelitos con los datos de los que pintaban. Si no aparecían a cierta hora se daba aviso a la organización y a la familia de que habían caído. A medida que avanzaba la represión la hora de las pintadas y acciones se fue corriendo más temprano con la idea de que hubiera gente en la calle. En principio la quinta persona se instalaba en un bar y simulaba, por ejemplo, estar esperando para ir al cine. En algún momento se empezó a usar esperar en la casa y que los que volvían de la acción tocaran el timbre en clave, por ejemplo tres toques y después uno.
Es posible que durante el 75 uno no creyera que pintar "La triple A son los militares" podía costarle la vida. En particular creo que los que habían militado en los tiempos del 72-73 estaban acostumbrados a que los largaran esa misma noche o a pasar unos días en devoto.
Pero en el 76 era más que probable terminar chupado y asesinado. Arriesgábamos la vida, además de para difundir alguna consigna, porque necesitábamos crear un frente en las ciudades que, de algún modo, distrajera fuerzas del enemigo que enfrentaba a la compañía de monte en Tucumán. Este pensamiento hubiese sido razonable y hubiera sido válido dar la vida por él si no hubiera sido que, en el 76, ya no había compañía de monte ni nada que se le pareciera.
Como se habrán dado cuenta las acciones se volvían más y más peligrosas puesto que las fuerzas de represión poco tenían que hacer excepto buscarnos a nosotros. Cada vez había más patrulleros en la calle para perseguir a menos gente.
Palito era nuestro líder natural. Era muy flaco, de ahí lo de “Palito”, muy morocho, llevaba un peinado a la taza que solamente mucho después relacioné con los de los revolucionarios rusos. En los últimos tiempos estaba casi rapado. Andaba casi siempre de saco y pantalones grises, como un estudiante fino de secundaria de aquellos tiempos que se ha venido abajo. Un rasgo de Palito me llamó siempre la atención: estaba tan convencido de la verdad absoluta de la línea del partido que se permitía bromear con eso. Era un dirigente sólido, reflexivo, coherente, lo hubiéramos seguido hasta el infierno. Pero era nada más que para nosotros los privilegiados de la JG, fuera de nuestro círculo, en esas asambleas y reuniones multitudinarias de los delegados se mostraba poco y nada. Para que no lo tuvieran identificado. El mundo es un lugar extraño a nosotros nos conocía todo el mundo y sobrevivimos.
La última vez que hablé con Palito, por aquel entonces creo que era responsable de la zona sur, sea eso lo que sea que haya querido decir, le dije que si íbamos a seguir nos tenían que dar armas. Caminábamos, era una mañana de sol y Palito más bien tendía a darme la razón. Lo que ni él ni yo sabíamos era que la JG no tenía armas y lo que quedaba del PRT por aquel entonces tampoco. Después de todo nuestra revolución no era para el año 76 y la JG era como una escuela de militantes más que un grupo de combatientes. Eso no lo dijo Palito pero creo habérselo oído decir a algún dirigente nacional de la JG de los que paraban en mi casa.
Lito era, creo, de la misma división que Palito. Era feucho con acné y muy callado. Tenía un nivel intelectual y una formación superior al resto de nosotros.
El Preso era de pelo rojizo y tez muy blanca, lo cargábamos porque andaba con un abrigo, no me acuerdo como le llamábamos a ese tipo de gamulan, demasiado fino. Le decíamos el preso por un personaje de la tele que tenía una voz aguardentosa parecida a la de él.
A Bugui no se porque le decíamos así, puede ser por Boogie el aceitoso el personaje de Fontanarrosa, no podía disimular con esos rulos y la nariz que era judío. Lo recuerdo especialmente por la paciencia. Le tocó ser, durante un tiempo, responsable del círculo donde estaba yo.
Por esas cosas del destino el último que tuvo datos sobre Malena fui yo. Estuve secuestrado en la ex coordina, ex superintendencia en la calle moreno. Ahí en unas celdas del tamaño de un baño había un corazoncito pintado con marcador con el nombre de Malena y la fecha.
Lo que voy a decir no significa que no valore la vida pero un ser racional entiende que, a veces, hay cosas más importantes que el propio pellejo. Cuando me vinieron a buscar lo más terrible fue no tener ni un cuchillo para defenderse. Morirse nos morimos todos, pero que te maten sin levantar un arma contra con esos insectos nazis es peor para mi que todo el infierno de todas las religiones juntas.
Los terroristas que matan a la gente suelen buscar blancos militares, incluso cuando matan civiles los matan como "daño colateral". Nadie toma prisioneros civiles desarmados y los mata cara a cara. Los nazis del holocausto masacraban a una minoría racial pero al menos no se mataban entre alemanes étnicos de esa manera. Los alemanes que estaban en contra de Hitler tenían al menos un juicio y un entierro. Y eran los nazis.
Yo se, tal vez sea verdad, que hay tipos sabios que dicen que la patota de la dictadura estaba compuesta por individuos enfermos mentales. Yo también estuve secuestrado y los vi. Me pareció que algunos, los menos, si estaban clínicamente locos. Los pobres imbéciles andaban rabiosos de aquí para allá gritando y golpeando a los que estábamos encadenados a la pared. Otros eran cabezas huecas que simplemente hacían lo que les decían. Están por debajo de los animales puesto que hasta un perro se niega a hacer algo demasiado desagradable. Pero la mayoría eran como los guardianes de los campos de concentración, pequeños ladrones lumpenes que mataban a cualquiera por unos pesos.
Más o menos eso es lo que sé.
Inmediatamente después de que mataron a los pibes estaba demasiado preocupado por mi propio, e insignificante, pellejo como para pensar en lo que había pasado. Aun después de eso estuve secuestrado y preso yo mismo. Y los años pasaron. Me ha tocado tener una vida larga y feliz. Aun así, cuando lo pienso, estoy más furioso ahora de lo que estuve hace 35 años atrás. Reconozco que la justicia es lo mejor para la sociedad. Pero ya estoy viejo y, tal vez, no me importa tanto la sociedad. Se que los milicos, y sus cómplices, la han sacado muy barata. Si pudiera hacérselas pagar, no crean que no hay formas, lo haría con gusto.
Los pibes que mataron eran buena gente pero lo que es yo…
Lo último que supe es que los pibes estaban detenidos en coordina justo para los días en que un cumpa, siempre creí que era del ERP, les puso un caño en el comedor de la policía o algo por estilo. Se llevaron a todos los rehenes a no-me-acuerdo-donde y los masacraron. Otro capítulo glorioso de la lucha de occidente contra el comunismo.
Hace años, cuando volví del exilio, me reuní con los familiares, algunos familiares, de los pibes. Les conté lo poco que se, lo poco que pude retener de aquellos tiempos. Lloraba porque, además de ser un poco maricón, no recordaba lo suficiente. Debería haber atesorado cada palabra que dijeron cada instante que tuve con ellos. |