Hambre y necesidad en la República Socialista.
A partir de la firma de la paz con Polonia en octubre de 1920, las guerras en la periferia se van terminando. Los territorios del antiguo imperio ruso han estado en guerra desde 1914. En la perspectiva de Lenin, de octubre del 17, podrían haber pasado 2 cosas, que el soviet fuera aplastado por el imperialismo o que se desatara una revolución europea. No pasó ninguna de las 2 cosas. Para 1921 el gobierno del soviet está firmando tratados de paz y de reconocimiento con los países limítrofes. Pero el país soviético estaba destrozado. En la guerra civil se cuentan 10 millones de muertos, la mayor parte por hambrunas y pestes. El comunismo de guerra estaba basado en llevarse todo el excedente de los campesinos, incluso lo que no era tan excedente. Los campesinos estaban sin azúcar, sal, kerosén y ni hablar de productos industrializados. El área cultivada y la producción agrícola declinaron en un 40 %. Sin embargo durante la guerra temían más al regreso de los blancos que a las requisiciones bolcheviques. Al terminar la guerra los campesinos se rebelaron en la periferia, Ucrania, el Volga, donde el poder soviético era más débil. Después, como si esto fuera poco, estaba el problema de los soldados desmovilizados, en esto la situación de varios países europeos era similar. De alguna manera la situación era peor ahora, porque la guerra se libraba contra un enemigo sin rostro, sin consignas y sin programa. En febrero de 1921 la CHEKA informó de 118 levantamientos.
La peor revuelta sucedió en Tambov donde un tal Antonov, Antonov un SR que había pasado más de 10 años preso por el zarismo, en 1919 huyó a los bosques, formó una banda de desertores, SR y campesinos, se dedicaron a asesinar funcionarios y a asaltar granjas estatales. Para mediados de 1920 Antonov contaba con entre 14 a 18 mil hombres, había creado la Unión de Campesinos Trabajadores, que carecía de un programa político específico, lo que, francamente, se agradece, a partir de octubre del 20 se enfrentan con los soldados de la zona en una serie de batallas, la rebelión se expande. Para enero del 21 contaban con 50 mil partisanos, eran 2 ejércitos con 21 regimientos. Para esa época llega Félix Dzerzhinski para saludarlos. En marzo el soviet declaró una amnistía para los rebeldes que se entregaran. En abril Lenin le ordena a Tujachevski reprimir la revuelta. Usaron un ejército entero y entre mayo y junio vencieron a los insurrectos en varias batallas, Antonov anduvo escondido murió luchando el 24 de junio del 22.
Tal parece ¡epa! que Antonov no era el líder de la sublevación campesina sino un tal Piotr Tokmakov, al que no lo ponen porque era un oficial del ejército zarista, lo que le quita bastante briio a la rebelión campesina.
Los campesinos estaban cabreros, para fines de 1920 el soviet se había visto anegado de peticiones sobre suspender las requisiciones compulsivas, en lugar de eso pedían un impuesto, cosas muy razonables… en un país capitalista. En diciembre del 20 el 8avo congreso de los soviets aprobó un plan que iba, todavía más, hacia la compulsión de sembrar. Todo parece indicar que, en ese momento, Lenin se aviva de que, el socialismo, es cosa de varias generaciones.
En las ciudades las cosas no estaban mejor que en el campo, se producía ¼ del carbón que antes de la guerra, 1/3 del petróleo y el 3 % del acero. El país se encontraba bloqueado del exterior y la red de trenes y el transporte estaban destruidos. La caída del sistema de transporte a su vez generaba hambruna.
Se puede hablar del Apocalipsis ruso.
Los obreros recibían raciones de pan negro, iban desde los 800 grs. para tipos que laburaban en fundiciones a los 400 y hasta 200 grs. para los pinches. Para fines de 1920 la calle estaba llena de vendedores que compraban comida en los pueblos y se la vendían a la gente de las ciudades. En 1920 el pan tuvo 10 aumentos. Había hiperinflación. Entre octubre de 1917 y agosto de 1920 la población de Petrogrado pasó de 2 millones y medio a 750 mil.
La gente escapaba del hambre de las ciudades yéndose al campo. El invierno de 1920-21 fue particularmente frío, las viviendas, las fábricas y las oficinas no pudieron calefaccionarse por falta de petróleo. Para frenar a los desesperados, que transaban con alimentos, el gobierno socialista puso destacamentos armados que controlaban el paso a las ciudades. A instancias de Trotsky, entre otros, se buscó militarizar el trabajo, también llevaron a las fábricas a soldados del ejército rojo. Los sindicatos protestaron. La militarización era, en parte, consecuencia del fracaso de la autogestión, los obreros no fueron capaces de controlar, por si solos, las empresas. Por cierto que eso no tiene porque ser así en todas las épocas y todos los lugares. A partir de junio de 1918 se nacionalizaron las grandes empresas. En muchos casos reaparecieron los “especialistas burgueses” acompañados de los burócratas. Muchos vieron lo que había visto Lenin, el camino del socialismo resultaría complicado, mucha gente reaccionó con furia, y descubrieron la gran verdad que tratamos de trasmitir contando la historia de la revolución: que toda la culpa la tenemos los judíos.
En ese mismo momento dic 1920 marzo 1921, los comunistas se hallaban divididos en 2 tendencias, unos eran los que querían sindicatos bajo control del estado (Trotsky) y otros los que se hacían llamar “Oposición Obrera” y que querían, al menos en parte, volver a la autogestión. La posición de Lenin podía definirse como intermedia, sindicatos libres sin autogestión.
En el octavo congreso de los soviets todavía tuvo derecho a la palabra nuestro viejo conocido el menchevique Dan y un SR de izq. que había sido ministro de justicia durante el co-gobierno bolche-SR, reclamaban por las libertades perdidas y pedían el regreso de la “democracia soviética”. Cómo podía el soviet traer bienestar económico dejando a los soviets locales hacer y profundizando la autogestión, es un gran misterio.
El 22 de enero de 1921 el gobierno soviético anunció la reducción de las raciones de pan en 1/3, en los primeros días de febrero no llegó a Moscú ni un solo tren con trigo. En la misma Moscú hubo reuniones en las fábricas que pedían por “trabajo libre”, los enviados del soviet a discutir con los obreros fueron maltratados.
Multitudes salieron a la calle, algunos pedían el “libre comercio”, otros reclamaban derechos y libertades, otros pedían la famosa Asamblea Constituyente y otros protestaban contra los… judíos.
En Petrogrado la situación era, si cabe, peor, la gente marchaba por los bosques cortando árboles para la leña, empezó una campaña de rumores, se hablaba acerca de los privilegios de los comunistas y afines. El 23 de febrero se celebró una asamblea en uno de los centros metalúrgicos, pidieron ropa de invierno. El 25 los metalúrgicos volvieron a salir, fueron seguidos por otros trabajadores, se decía que otros trabajadores habían sido reprimidos y muertos, lo que no era cierto. El bolchevique al mando de la ciudad era Zinoviev, no justamente un modelo de militante proletario, creo un comité de defensa revolucionario en cada distrito, puso el toque de queda y prohibió reuniones en las calles. El gobierno decía que agentes extranjeros se habían metido en la ciudad para hacer agitación. Los bolches acusaron a los agitadores por ser gente que se ocupaba nada más que “de su propio bienestar”. Los metalúrgicos perdieron su trabajo.
Las protestas no se detuvieron. Fueron adquiriendo un carácter político, los mencheviques, legales y en la calle, distribuían propaganda, usaban sectores de la aristocracia obrera que les eran favorables, pedían cosas que jamás, en estos 100 años transcurridos, le han pedido a ningún gobierno de derecha. Me imagino la felicidad de los comisarios del ejército rojo, que lucharon en Siberia, en el desierto y en el ártico, cuando tipos que se habían quedado en su casa los acusaban de “traicionar a la revolución”. Los mencheviques evitaban toda mención a la lucha armada pero, los SR, no eran del mismo parecer, pedían el retorno de la Asamblea Constituyente y la propaganda no se diferenciaba de la de los blancos.
Durante esos días los bolcheviques de Petrogrado decretaron, en la práctica, el estado de sitio y el toque de queda. La CHEKA efectuó cerca de 500 arrestos, en particular de mencheviques. La otra arma de los rojos fue usar la militancia que recorrió la ciudad, los rojos identificaban a los movimientos de protesta con los blancos. Hubo también un aumento en las raciones y se permitió a los trabajadores salir a buscar comida al interior, la “patrulla de caminos” que controlaba los viajes a la provincia fue retirada el 19 de marzo.
Un paseo por Kronstadt.
Kronstadt era una ciudad fortificada, construida por Pedro el Grande, en una isla que estaba a 30 km de Petrogrado. Lo esencial de Kronstadt es que es prácticamente inexpugnable. En el medio de la ciudad fortificada había una plaza, el lugar estaba poblado por 50 mil personas, la mitad comprendía a tripulantes de la flota y a los artilleros que eran pocos. El marinero de aquellos tiempos, en Rusia, era un personaje loco y rebelde, con revueltas, por causas por demás justificadas, que terminan en saqueos y quilombo. Y, como no nos vamos a cansar de repetir, no es lo mismo ser rebelde que revolucionario.
En la revolución de febrero del 17 los marineros ejecutaron a 40 oficiales, que muy probablemente se lo tuvieran merecido pero uno sospecha que, matar sin un juicio previo, no es un alto nivel de conciencia.
En mayo de 1917 el soviet de Kronstadt se independizó y formó una comuna a la manera de la comuna de Paris, se autogestionaba totalmente y era como la isla de la fantasía. En agosto del 17 salieron en defensa de la revolución contra el golpe de Kornilov. En octubre participaron de la insurrección.
Durante la guerra civil más de 40 mil marineros de la flota pelearon para los rojos. En 1918 el gobierno soviético reemplazó al mando autónomo del báltico por comisarios del partido. En abril varios buques del báltico protestaron contra la paz de Brest-litovsk, muchos marineros se unieron a los SR de izquierda que intentaron un golpe en julio. En octubre un amotinamiento tuvo que ser sofocado por el ejército rojo.
Otro motivo de protestas era la caída de los comités revolucionarios y el reestablecimiento de la cadena de mando y la disciplina. Hay gente que quiere pelear por la revolución pero cuando tengan ganas y de la manera que les parezca, después, por algún motivo, más bien por ese motivo, la revolución pierde y nos matan a todos junto con nuestras familias pero, eso si, sin dogmatismo.
Además con el final de la guerra muchos recibieron licencias para volver a sus casas, pudieron ver el hambre y las rebeliones en directo. A fines de 1920 se produjo una epidemia de escorbuto en la flota. En el invierno 1920-21 aumentó la deserción y los marineros que renunciaban al partido. En Kronstadt, la mitad renunció.
Para colmo la postura del soviet respecto a la flota tampoco era coherente, Zinoviev y Trotsky luchaban a muerte por el control.
En diciembre del año 20 muchos marineros se retiraron de una asamblea en la base naval de Petrogrado. El 15 de febrero del 21 se reunió la conferencia de comunistas de la flota, pedían más democracia y más contacto con el pueblo en línea con Zinoviev.
Y si no había reformas habría una sublevación. En Kronstadt se enteraron de la oleada de huelgas y también fueron “bombardeados” por una campaña de rumores sobre manifestaciones baleadas y asesinatos de líderes huelguistas. La posverdad.
Para ese momento ya había, probablemente, un grupo activo en Kronstadt que estaba en contacto con el “Centro”.
El día 26 las tripulaciones de los barcos Petropavlovsk y Sebastopol se reunieron y enviaron una delegación a Petrogrado para averiguar que pasaba, encontraron las fábricas rodeadas de tropas pero no las masacres que había informado la contra, el 28 presentaron ante las tripulaciones el informe y votaron una declaración política, básicamente, volver a votar los soviets, en nuevas condiciones donde sindicatos y organizaciones campesinas anticomunistas pudieran ajustar cuentas con los bolches, liberar a mencheviques y SR presos, dejarles la tierra a los campesinos sin mayores obligaciones, prácticamente nada de lo que pedían tenía que ver con la flota, era, pura y simplemente el fin del partido comunista y de su influencia, algunos podrán discutirlo, al fin y al cabo es gratis, pero, aun con todos sus graves defectos, sin partido no hay soviet ni revolución. Bueno, la declaración de los marineros de Kronstadt es eso, los pequeño burgueses se cansaron de jugar a la revolución, que vuelvan los que te jedi .
Rebelión en la granja.
El día 1ero de marzo hubo una reunión en la plaza de Kronstadt, por el lado de los bolcheviques habló Kalinin el presidente de la república soviética. Cuando quiso hablar recibió burlas, los trolls tampoco son nada nuevo. Después tuvo la palabra el jefe de la flota Kuzmin, habla de la guerra civil, dice que la revolución siempre termina por matar a los traidores, en realidad prometió matarlos a todos, fue expulsado en medio de abucheos. Los militantes del partido, estaban o deberían haber estado en la asamblea pero se los vio poco y nada excepto a Vasiliev, que era el jefe de los rojos de la isla. En la reunión aparece un tal Petrichenko.
Petrichencko era de origen ucraniano, tenía 30 años, era un marino experimentado.
La declaración del 28 es aprobada por abrumadora mayoría, enviaron 30 delegados a Petrogrado los que fueron detenidos y de los que nunca se volvió a saber. Kalinin fue detenido por los insurrectos y muchos querían meterlo en cana pero lo dejaron ir, a fin de cuentas estamos ante partidarios de la libertad.
Al día siguiente se efectuó la elección del soviet, a los bolcheviques no se les permitió hablar, en la principal guarnición, el comisario bolchevique fue interrumpido por el general zarista Kozlovsky, le dijo: “Se les terminó la época. Ahora yo voy a hacer lo que hay que hacer”.
La conferencia se reunió en la Casa de la Educación, al parecer el edificio más imponente de Kronstadt, estaba custodiado por marineros armados, para “orientar a los delegados”. Presidía el camarada Petrichenko. Los primeros en hablar fueron Kuzmin y Vasiliev. Kuzmin les recordó que la republica todavía se hallaba en estado de guerra con Polonia, una rebelión podía tentarlos a intervenir. Que Petrogrado estaba en paz y que no había ninguna revuelta en curso. Kuzmin les dijo que podían fusilarlo si querían pero que los bolcheviques lucharían hasta el final. Esto último hizo enfurecer a los marineros, los dirigentes bolcheviques fueron arrestados.
Pero eso no fue todo, apareció un marinero que dijo que venían vagones llenos de bolcheviques para disolver la reunión, de ese modo, que nos parece sospechoso, no es la primera vez que en una asamblea te manipulan con un par de gritos, la elección para el soviet se suspendió y se estableció un Comité Revolucionario Provisional, por cierto que demócratas que no fueron electos. En realidad lo que estaba pasando era al revés, los comunistas abandonaban Kronstadt, los que no lo hicieron fueron en cana. El comité revolucionario actuó más o menos como actuaron los comités revolucionarios de los bolcheviques en el año 17, ocuparon la central telefónica, los depósitos de alimentos, la planta de agua, la electricidad, etc. Todos los buques, los fuertes y baterías reconocieron al comité. Copias de la resolución del día 28 fueron enviadas a ciudades vecinas. Los insurrectos publican a partir del día siguiente, el 3, un diarito, en él Petrichenko anuncia una nueva revolución.
El problema para el soviet era que los marineros de Kronstadt tenían prestigio, les venía del año 17, donde habían participado de la insurrección de octubre. Lo que decían los bolcheviques era que estos marineros no eran los mismos de 1917, no solamente en el sentido de que los luchadores más esclarecidos de 1917 ya no estaban en Kronstadt, todo el mundo admite el número de 40 mil marineros que habían ido al frente en la guerra civil, sino que los nuevos reclutas no tenían el mismo origen y la misma posición que los de 1917.
Para empezar los marineros de 1917 venían, en su mayor parte, de la clase obrera, los de 1921 eran campesinos. De 1917 quedaban los veteranos, algunos de antes de 1917 incluso de antes de la guerra mundial, que no habían participado en el frente de la guerra civil. Patrichenko era un empleado de categoría en un buque de guerra, ojo, zurditos, con enamorarse de la aristocracia obrera. En la dirección del movimiento de Kronstadt brillan los ucranianos, Patrichenko afirma que ¾ parte son de Ucrania, incluso algunos habían peleado contra los bolcheviques en el sur. El mismo Patrichenko había sido arrestado por actividades contrarrevolucionarias.
Los soviéticos decían que la sublevación de Kronstadt había sido planeada, de antemano, y tenían razón, 20 días antes del 3 de marzo de 1921 Burtsev, una especie de periodista de investigación, especializado en su época en revelar a los infiltrados zaristas y que estaba en contra de los bolcheviques, publicó un informe que narraba todo lo que iba a suceder en el levantamiento. Bursev estaba en contacto con un grupo blanco llamado “Centro Nacional” que tenía su sede en Paris, hay pruebas de que ese tal Centro preparó la insurrección de los marineros. El Centro también estuvo implicado con Yudenich y el ejército del noroeste. Recordemos de paso que en 1921 Wrangel todavía tenía un ejército de 80 mil soldados en Bulgaria y Serbia, bajo la protección de los franceses.
Los alzados respondieron afirmando su indudable origen proletario, sin embargo estaba este tal Kozlovski, el general zarista que era jefe de artillería y que, tal vez no era tan proletario. Con él venían 3 ex oficiales zaristas más que se pusieron a las órdenes de los marineros proletarios pero ya no tan rojos.
Kozlovski, el 2 de marzo, elaboró, junto a sus oficiales, un plan para desembarcar de inmediato en Oraniembaum, apoderarse de equipo militar y avanzar hacia Petrogrado. Sin embargo no hay evidencia de que tuviera influencia política, tampoco es que esto fuera necesario, los consejos militares de Kozlovski eran excelentes, si le hubieran hecho caso, las cosas se hubieran puesto mucho más comprometidas para el poder soviético. Lo que hicieron fue ir a Oraniembaum, el 2 de marzo, con un grupo pequeño, los estaban esperando con ametralladoras.
Aunque los rebeldes de Kronstadt afirmaban hallarse en el lado opuesto de los emigrados blancos, los blancos se pusieron a favor de la revuelta de inmediato. Otra lección queridos amigos, ojímetro de quien se pone de tu lado, cuando los que te dije te defienden, por algo será.
En Finlandia se formó un comité para recolectar fondos, la guita de los franceses. Los yanquis no quisieron meterse y los ingleses esperaban firmar convenios con el soviet. La cruz roja debía canalizar la ayuda, básicamente alimentos, para los rebeldes pero la actitud finlandesa fue cautelosa, evaluaban que la rebelión no iba a prosperar.
El 13 de marzo Petrichenko telegrafió a un agente blanco en Finlandia pidiendo alimentos. El 16 de marzo los representantes del Centro en Finlandia, uno de ellos un capitán zarista, cruzaron el hielo hasta Kronstadt presentándose como Cruz Roja Rusa. Al final, sin embargo, unas toneladas de harina y tocino contrabandeadas terminaron en manos de los bolcheviques, que se comieron unos sanguches de mondiola. Los SR también intentaron ayudar, incluso con más criterio que el Centro, al frente estaba un viejo conocido de los seguidores de este blog: Viktor Chernov que saludó a los rebeldes desde Reval el mensaje dice: “¡Abajo el despotismo de derecha e izquierda!”. No aclara, sin embargo, si está a favor de todo lo bueno y en contra de todo lo malo.
Los mencheviques no participaron, les gusta matar gente desde oficinas y usando decretazos, lo que los convierte en un partido de avanzada.
Una vez vencida la sublevación, los marineros revolucionarios, Petrichenko y sus amigos, le ofrecieron sus servicios, nunca mejor expresado, a Wrangel, el ofrecimiento contenía un programa revolucionario de 6 puntos, decía: “todo el poder a los soviets pero no a los partidos”. Wrangel aceptó, encantado. Cuando se habla con sinceridad la gente se entiende.
Petrichenko formó un grupo con marineros exilados que se infiltraron en Petrogrado, con el soviet no se jodía y terminaron todos presos.
Lenin y sus muchachos dijeron que si bien había parte de intervención imperialista y de los blancos se trataba de “una rebelión pequeño burguesa contra el sistema socialista”.
La crítica de las armas.
La situación de ruina y hambruna del país convertía a los insurrectos de Kronstadt en muy peligrosos para el soviet, eso lo sabían los bolches que empezaron una campaña furiosa de propaganda y a reunir tropas y lo sabían los blancos en el exilio que tenían la perspectiva de reiniciar la guerra civil.
A pesar de todo lo que vimos, los líderes bolcheviques del 10mo congreso, sentían a los marineros de Kronstadt como hermanos confundidos. Durante la 1era semana el soviet se limitó a hacer llamados al diálogo y a pedir que depusieran las armas. Sin embargo todos los militantes recibieron caños y escopetas, no sea cosa de que...
El 3 de marzo llegó a Petrogrado un tren con alumnos de la escuela de oficiales del soviet y artillería. En Oranienbaum 45 oficiales que se habían puesto del lado de los rebeldes fueron fusilados. Los mensajeros enviados a difundir la rebelión en el continente fueron todos en cana.
Los rebeldes decidieron mantenerse a la defensiva, después de todo estaban en una fortaleza con 135 cañones, 68 ametralladoras, rodeada de murallas y de hielo. Protegían la ciudad 2 buques acorazados modernos con cañones de 129 mm. Contaban con 13 mil marineros y soldados más 2 mil reclutados entre la población civil.
El 4 de marzo se celebró una reunión del soviet, Zinoviev y Kalinin denunciaron la revuelta como un complot blanco. Los partidarios de los rebeldes hicieron uso de la palabra, la resolución exhortaba a los marineros a entregarse al soviet o si no…
Trotsky, al que se supone de un gran prestigio en Petrogrado, como de costumbre, llegó tarde, el 5 de marzo y emitió un comunicado ofreciendo clemencia para los que se rindieran. Los rebeldes contestaron que no necesitaban de la clemencia de Trotsky.
El primer ataque bolchevique fue un volante lanzado desde aviones, decía que Kozlovzky y Petrichenko escaparían a Finlandia y los dejarían plantados. Las familias de los rebeldes fueron tomadas como rehenes.
Aun así todavía hubo gestos de reconciliación, el soviet de Petrogrado pidió permiso para que delegados del soviet fueran a Kronstadt para ver que pasaba y negociar, los rebeldes, uno piensa que los líderes ya estaban seguros de que querían una masacre, se negaron a recibirlos.
El 7 de marzo vencieron todos los plazos, el oficial al mando del ejército rojo era Tujachevsky. El ejército de la zona de Petrogrado era el 7mo, estaban a punto de ser desmovilizados. A las 18:45 baterías en el lado norte abrieron fuego contra los rebeldes. En Petrogrado oían claramente los cañones. Al día siguiente al amanecer los rojos atacaron, en medio de una tormenta de nieve, fueron recibidos con artillería y metras.
Los cañonazos quebraron el hielo y los bolches se hundieron en el agua helada. Algunos soldados se unieron a los rebeldes. Unos pocos lograron llegar frente a las murallas y fueron obligados a retirarse. Aviones del soviet bombardearon pero sin mucho resultado.
Los rebeldes de Kronstadt no eran anarquistas.
La ideología casi-oficial de los rebeldes de Kronstadt es SR, de la fracción Maximalista, un grupo de esos que celebra sus congresos en una cabina telefónica, el ideólogo era un tal Lamanov. Querían, es un ejemplo malicioso pero aclara mucho los tantos, “soviets sin partidos” pero criticaban a los bolcheviques por haberse largado a gobernar “excluyendo a los otros partidos socialistas”. Defendían a los pequeños campesinos, a uno que es un mal pensado le parece que los verdaderos sujetos no eran campesinos tan pequeños, frente a las odiosas “granjas estatales”. Tampoco estaban a favor de las empresas estatales ni de las nacionalizaciones.
Todo eso condimentado con la picardía de retener todos los símbolos del estado soviético. La oposición armada, presuntamente de izquierda, a un gobierno de izquierda no es ningún invento novedoso.
Después tenemos a los escritores que nos cuentan que los 15 días que duró el alzamiento de Kronstadt fueron unos días felices, “de una enorme exaltación espiritual”. Quien no se va a sentir entusiasmado de que todos, los más de 300 comunistas y afines de Kronstadt, hayan ido presos. Un escritor nos aclara que incluso los bolches presos tenían, ahora, el derecho de debatir libremente.
¿Qué importa estar en cana si disponés de la divina libertad de hablar las pajerías que se te ocurran?
Muchos antiguos comunistas con prestigio, tipos intelectuales de clase media, se prestaron al juego de los rebeldes. Uno supone que pertenecían al partido más grande y revolucionario que existe: el Partido de los que están a favor de los que ganan. Cuando empezó la rebelión unos 200 bolches decidieron que no era el momento para hacerse los héroes y abandonó la isla. Sin embargo un tal Ilyin se la jugó, simuló colaborar con los rebeldes mientras les mandaba informes a los rojos. Los rebeldes tuvieron una conducta ejemplar hacia sus prisioneros y con los comunistas, uno, que es bastante malito, sospecha que fue gracias a que los soviéticos mantenían a las familias de los rebeldes como rehenes.
El gobierno soviético había creído que bastaba con acercarse a la isla para que la resistencia cediera, el día 8 de marzo el ataque resultó a media máquina y con tropas que no tuvieron aguante. Era hora de que el soviet mostrara sus músculos, desde todas partes del país soviético llegaron pibes de la juventud comunista, cantando la Internacional y algunos chinos, por algún motivo a los chinos siempre les tienen miedo.
En esos días, como ya dijimos, se celebraba el 10mo congreso del PC, 300 delegados se ofrecieron de voluntarios. Piénsenlo, se ofrecieron de voluntarios para asaltar una fortaleza erizada de cañones a través de un mar congelado.
El día 9 la ración de los rebeldes era de 100 gramos.
El día 10 aviones del soviet bombardearon la fortaleza. El día 11 hubo un intento desde el sur que fue rechazado con grandes pérdidas. El día 14 un destacamento atacó de madrugada dejando mucho heridos y muertos en el hielo.
El día 15 Lenin anunció el fin de las requisiciones y la implantación de un impuesto en especie. Ese mismo día el pan se había terminado en Kronstadt.
El día 16 un proyectil enviado desde el continente cayó en uno de los barcos y mató a 16 marineros, el bombardeo siguió durante todo el día.
Tujachevsky preparó dos grupos, en total unos 50 mil soldados, para atacar la isla desde 2 direcciones al mismo tiempo.
A las 3 de la mañana del día 17 comenzó el ataque. Los soldados del soviet se deslizaron por el hielo y el agua y, en absoluto silencio y con muchas pérdidas, tomaron un par de fuertes. El día 17 amaneció soleado, los soviéticos atacaron de frente. Los rebeldes bombardearon el hielo y muchos se hundieron. Uno de los fuertes de los rebeldes se rindió el día 18.
A media tarde, bajo un sol radiante, se encontraban frente a las murallas de la ciudad. A medida que quedaron a corta distancia los cañones de los rebeldes pasaron a ser inútiles pero las ametralladoras y las granadas diezmaron a los atacantes. Un grupo de cadetes rojos cruzó, sin querer, un campo minado y se ahogaron en el mar. Por el lado sur el ataque fue furioso, algunos soldados rojos que perdieron los nervios fueron ajusticiados en el acto. Varios camiones con rebeldes obligaron a los rojos a retirarse. En el lado este tuvieron mejor suerte, lograron cruzar las murallas, una vez ahí se desató el infierno, los sublevados atacaron con todo lo que tenían, la batalla siguió casa por casa. Los comunistas presos fueron liberados y se unieron a la lucha. A eso de las 4 de la tarde de ese día, el 17 de marzo, los sublevados lanzaron un contraataque que casi derrota a los rojos, se salvaron gracias a la llegada de un regimiento de caballería y de voluntarios que venían de Petrogrado. Antes de la puesta del sol llegó la artillería de los rojos pero la lucha recién amainó a medianoche.
La predicción de que Patrichenko y sus socios abandonarían a sus soldados se cumplió, como suele pasar con los vaticinios del soviet, en la noche los dirigentes del “Comité Revolucionario” de Kronstadt abandonaron la isla, por el hielo rumbo a Finlandia, con otros que escaparon sumaban 8 mil, antes de irse destruyeron todo lo que pudieron del equipo, dínamos, reflectores y ametralladoras. Los comandantes de los barcos ordenaron hundirlos pero los marineros, esos vacilantes, al enterarse de que los dirigentes habían huido, no cumplieron la orden y terminaron pidiéndole la escupidera al soviet.
Al final de la batalla había tantos muertos en el hielo que los finlandeses pensaban que había peligro de contaminación y epidemias, las bajas de los rojos, según el cónsul norteamericano sumaron 10 mil, ese número incluye 15 delegados del congreso del partido. Se supone que, en la parte final, muchos rebeldes recibieron la venganza de los bolches, aun así los sublevados caídos suman unos 600. Lo que no hicieron los bolcheviques fue ametrallar a los rebeldes que escapaban rumbo a Finlandia. Tal vez porque había mujeres y niños entre ellos. Es una buena pregunta y la vamos a dejar así ¿Qué hubiera hecho usted querido lector de haber estado al mando de los avioncitos del soviet? ¿Hubiera usted buscado aplastar a los líderes rebeldes que huían después de hacer matar, no solo a sus enemigos del soviet, sino también a sus propios compañeros?
De los 2 mil prisioneros 13, considerados cabecillas, fueron juzgados y condenados a muerte, el resto fueron en cana.
Por algún motivo se menciona la pérdida de imagen de la revolución entre los anarquistas, viéndolo en perspectiva la insurrección no tiene contenido anarquista ni en la teoría, ni en la práctica, además los anarquistas más a la derecha, como algunos que acompañaron, por un tiempo, a Makhno desde abril del 18 que estaban en clara oposición al soviet. Aparentemente, hacía falta tirarle algo por la cabeza a los bolcheviques, eso es todo.
Es posible que los más fanáticos quieran saber qué pasó con el camarada Patrichenko, estuvo 25 años refugiado en Finlandia, su relación con el soviet fue y vino, al parecer les pasaba información sobre los alemanes, en el 45 terminaron repatriándolo, fue condenado a un régimen de reeducación durante 10 años y murió en la cárcel en 1947.
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