España en al mirada profunda del intrépido exiliado gaucho y su carisma terruñal.Y de cómo conseguir buenos camellos. |
Tal como había ocurrido antes, después de trabajar dos meses en el loquero, me quedó la guita suficiente como para irme de vacaciones. En parte quería ver a mis amigotes en Paris y, en parte, había sido uno de esos años escandinavos en los que casi no habíamos tenido sol. Para viajar teníamos un pasaje especial para jóvenes con el que, por dos mangos, podías viajar durante un mes, en segunda clase, por todos los trenes que se te ocurran. Cuando llegué a España, será de dios, resultó que, con el famoso pasaporte "dos rayitas", no me dejaban entrar. Tuve que bajarme del puto tren y volverme para el lado Francés. Fui a parar a un pueblito llamado Hendaya, para empezar las casas son todas blancas y la gente anda con una especie de cincha, boina y bombachas de gaucho. Parece como si los vascos le hubieran robado el look a nuestros gauchos. Copiones. El cónsul español me hizo una visa. La estación tenía dos lados. Del lado francés había una sucursal del Banco de Francia con unas letras de metal dorado. Del lado español, la estación estaba hecha mierda, unos pibes llevaban una canasta de mimbre con salamines para vender y una señora pedía limosna. Me sentí como en casa. Como no teníamos un mango, nos quedamos en un departamento que nos prestaron en Madrid. Teníamos a un amigo que era de los montos. Por aquel tiempo todavía se estaba discutiendo que había pasado con el "operativo retorno", no se si alguien lo recuerda pero fue un intento, de parte de los montos, para entrar al país organizadamente. Antes de que se produjera, ya sabíamos que estaban filtrados, nunca me quedó del todo claro lo que pasó pero, al parecer, los habían filtrado con gente que se había quebrado o que tenía familiares de rehén y que batieron hasta al loro. No se, después nos emborrachamos.También teníamos con nosotros a un portugués. De eso también se habló mucho. Portugal había estado gobernado por una dictadura fascista pero no del tipo Hitler-Videla sino más bien Mussolini-Ongania. Los fachos se habían emperrado en defender sus posesiones coloniales en el África, en Angola y Mozambique. Al final tanto joder a los africanos terminó con que, los propios militares portugueses, les dieron un golpe de estado… ¡de izquierda! a los fachos. Se trata, en realidad, de otra revolución traicionada como fue en su momento el gobierno de, creo que se llamaba Torres en Bolivia. La socialdemocracia les hizo la cama a los militares zurdos. Portugal fue para la unión europea y de socialismo no se habló nunca más. El pibe que estaba con nosotros era de esos militares, como había venido a parar ahí, bueno esa es otra historia.El problema es que queríamos ir a la playa, teníamos el pasaje pero no teníamos un mango para movernos. Y si digo que no teníamos un mango quiero decir exactamente eso |
Hubiéramos tenido que quedarnos cagados de calor en Madrid que es una ciudad feucha donde solamente había buenos bares. Igual nos hicimos una escapada al Escorial, que no es una cocina sino |
un palacio inmenso, interesante y algo monstruoso también. Ahí nos encontramos con David Viñas, que ahora debe tener un millón de años ya que era un tipo viejardo por aquel entonces. Viñas no me gustó, fumaba porro tras porro, no me molesta pero me pareció que ya estaba crecidito para el caño, y además me pareció derechoso. Quiero decir que esperaba conocer a un enemigo del sistema y no a un intelectual de izquierda. |
Esa misma noche, y para no patinarnos nuestra fortuna, nos fuimos a un lugar llamado Gandia cerca de Valencia. Paramos en la casa de unos amigos uruguayos. Uno de los hermanos trabajaba en |
Libia en una radio en castellano que tenían ahí y el otro, el que vivía en España,tenía un camioncito que usaba como puesto de hamburguesas. Al parecer en Libia no podías levantarte minas, en ese país sabio, para conseguir mujeres, tenías que comprarlas. Siempre he pensado que debería haber ido para allá con alguna sueca, venderla y volverme para BA con 200 camellos. Pero, por algún motivo, nunca concrete la idea. En Gandia comimos paella valenciana pero de posta, el boliche estaba, prácticamente, en la playa. Hacía un calor de la san puta pero estaba muy bueno, nada que ver con lo que nos venden por paella en BA. Pero, bueno, cómanse un bife. |
Cuando volví para Suecia descubrí que me habían desalojado y que a mis cosas las habían tirado a la calle, igual me las habían guardado los vecinos del pueblo y no me faltaba nada. Volví para la escuela. Me di cuenta de que las cosas se estaban poniendo buenas. Empecé en un curso donde, ya no era tan importante el idioma, y estudiábamos cosas tipo escuela secundaria. Se mudó a la casa un amigo uruguayo. Un tipo muy inteligente, muy loco, que estudiaba todo el día y en vez de creer en la leyenda del latinoamericano, puteaba contra la manera de ser sudaca, contra la nostalgia y contra los gringos. Sin querer, me parece que este pibe, movilizaba más con su neurosis, que los que hinchaban con la revolución. Gracias a un amigo argentino, un cumpa del tipo al que podríamos describir como "asimilado" sin que esto tenga nada de peyorativo, conseguí el mejor laburo que tuve en el exilio. El pueblo contaba con un único centro de diversión nocturna, una especie de casino-restaurant llamado Luleå y yo tenía que llegar a eso de las 12 de la noche y lavar ollas hasta las 4. En general, había terminado para las 3 y todavía nos daban de comer, en general una hamburguesa. Me gustaba andar paseándome en la moto, solo, por el pueblo. Gane unos mangos y pude juntar algo de guita que me vino muy bien más adelante. Me había enamorado de una violinista, Khadafi me hubiera dado 500 camellos por esa rubia. Recuerdo ese otoño haberme dedicado a recorrer los alrededores de la escuela, meterme en los bosques con la moto y andar dando vuelta por las ruinas de un castillo. Me había adoptado, por así decirlo, una familia, eran paraguayos que habían vivido en la argentina. El jefe de la casa era Rubén, el pájaro, un metalúrgico militante del PRT. Experto en hacer pizza casera. Ya no me acuerdo como se llamaba la patrona que me decía cosas, no demasiado amables pero tampoco con mala onda, en un correcto guaraní. Tenían tres pibes, la mayor que era muy coqueta, el pibe que ya andaba con una suequita a la que le estaba enseñando el guaraní, claro, y la más chica que hablaba más sueco que castellano. Al Pájaro lo volví a ver muchos años después en BA, él estaba de visita. No fui amable con él y, la verdad, ya no me acuerdo bien porque. Creo que estaba enojado con la gente que se quedó allá. Como si uno más, o menos, que volviera pudiera hacer diferencia. Conocí, por fin, un amigo sueco a quien le pude hacer escuchar un disco de Spinetta, el pibe llevaba un peinado tipo quirquincho y tocaba en una banda punk llamada: "Los Calzones de Khomeini". Se quedó con una casette, si alguna vez escuchan una banda sueca con un toque de Spinetta ya saben de donde salió. |
Ese fin de año volví a Paris. Estuvimos en un boliche donde había 100 tipos distintos de cerveza, creo que hicimos la mitad del catálogo. Pasamos por un boliche turco que es como se ven en las películas, cotures, con cara de pocos amigos, bebiendo anís con agua y jovatos fumando cualquier mierda en un narguile. Ese invierno hice, o mejor dicho no hice, una de las pocas cosas de las que me arrepiento en la vida. Conocí una piba argentina, una morocha espectacular, ella quería que nos fuéramos a Bretaña, al norte, patria del Calvados, a dedo. Ese año el invierno estaba especialmente jodido y me vino la idea de que íbamos a quedar duritos, los dos, en la ruta. Aun así, creo que hubiese valido la pena. |
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Lo de los medios que apoyan la protesta y la represión al mismo tiempo está muy bueno.
ResponderEliminarAhi está la UIA sacando ventaja nuevamente