“(…) de aquí en adelante el imperialismo equivale a una interdependencia firme y duradera de todos los Estados del mundo en su sistema único (…)” Lenin, 7 de noviembre 1918.
“Liebknecht no tiene que preocuparse de firmar un tratado con nosotros. Le ayudaremos, aun sin tratado, con todas nuestras fuerzas.” Trosky.
Antecedentes.
En 1880 los socialistas alemanes se habían proclamado “revolucionarios” y que no tenían “ilusiones” respecto a una salida reformista.
Los socialdemócratas estuvieron prohibidos en Alemania hasta el año 1890, para el año 1898 ya había una fuerte tendencia a eliminar la revolución del programa del partido ¿Quién necesita una revolución teniendo al Káiser? Aun después de la legalización los socialdemócratas eran encarcelados y la represión era constante.
Moraleja los regímenes represivos se caracterizan por las elecciones libres y la “libertad de expresión” ¿Qué se pensaban?
Para 1912 los socialdemócratas tenían el 28 % de los votos, un millón de afiliados y 90 periódicos. Eran la organización de clase obrera más grande del mundo. En 1914 los socialistas estaban claramente en contra de la guerra, el partido se preparó para resistir, Rosa Luxemburgo llamó a la desobediencia civil, el gobierno planeaba encanar a todos los dirigentes socialistas pero, gracias a dios, no hizo falta, los socialistas no le podían fallar a su país y votaron a favor de la guerra imperialista. Los socialdemócratas tenían 110 diputados, 96 seguían a la derecha, los otros 13 eran el ala izquierda pero votaron por “solidaridad partidaria” y 1 (uno) se abstuvo era Karl Liebknecht, el 1ro de enero de 1916 fundó, junto a Rosa Luxemburgo y Franz Mehring la liga Espartaquista. Liebknecht y Rosa Luxemburgo fueron en cana en julio del 16. En marzo y abril del 17 hubo grandes huelgas en Berlín. En abril los socialistas se dividieron entre la derecha que quería la guerra a toda costa y los “independientes” que se oponían a seguirla, los espartaquistas decidieron unirse a los independientes.
La revuelta en Kiel.
Los generales del Káiser tenían un problema: el tiempo. Los americanos habían entrado en la guerra en abril de 1917 pero no tenían ni el ejército, ni la logística en condiciones de cruzar el charco y aparecerse por Europa. Cuando Rusia abandonó la guerra, en la práctica, en octubre del 17, los muchachos del Káiser tuvieron la posibilidad de jugársela y tratar de ganar antes de que llegaran los americanos, es probable que no fuera posible, aun así, nunca lo vamos a saber, para junio-julio de 1918 intentaron una gran ofensiva, llegaron a estar a 40 Km. de Paris. El 8 de agosto los germanos tuvieron su “día negro”, donde fueron obligados a retroceder. Para aquel entonces habían aparecido soldados yanquis por todos lados. El 30 de septiembre se rindió Bulgaria. A partir de ese momento los alemanes empiezan a buscar el modo de rendirse sin que parezca una catástrofe, el día 4 de octubre el príncipe Max (?) es nombrado canciller. El 7 los espartaquistas llaman a formar soviets. El 17 de octubre (¡San Perón!) los húngaros se independizan de Austria. El 20 de octubre los alemanes suspenden sus acciones con submarinos, es un pedido del presidente americano Wilson para iniciar las tratativas de paz. El 28 de octubre el Káiser reforma la constitución que adopta una forma democrática de gobierno, una buena forma de dejar al país cagado del todo.
El 28 de octubre, con su habitual inteligencia, la marina alemana prepara una última misión para el destructor Markgraf, los marineros, esos negros maricas y cobardes, se niegan a hacerse matar por su emperador que es un viejito pelotudo, bigotón y que usa ese casco puntiagudo, una verdadera lástima. La tripulación se amotina. El 30 de octubre estalla la revuelta en Austria y en Hungría el 31. El día 3 de noviembre de 1918 los marineros de Kiel se amotinan. La revuelta se propaga a Hamburgo, Bremen y Lubeck, los marineros crean, si, consejos de obreros y soldados. El gobierno intenta reprimir pero descubren (oh! sorpresa!) que los marineros también están armados. El 4 de noviembre Kiel está en manos de soviets de soldados y obreros. Esa noche llegó un diputado socialdemócrata llamado Gustav Noske que fue nombrado gobernador, la revolución en Kiel terminó esa misma noche. El 5 de noviembre los soviets toman Hamburgo. El 8 de noviembre en Berlín la situación parece desesperada Liebknecht, como de costumbre, se ha quedado solo, ese día difunde un volante que llama a la revolución. Hay huelga general y los soldados se solidarizan. El sucio trapo de los alemanes ha sido reemplazado por la Bandera Roja. El diario de los socialdemócratas llama a la huelga cuando los huelguistas ya han estado desfilando durante 5 horas.
Para el 9 de noviembre, el socialdemócrata Ebert es nombrado regente, el Káiser se exilia y Liebknecht proclama desde el balcón del palacio imperial en Berlín la república y el socialismo. El 12 de noviembre se formó el equivalente alemán del ejecutivo del soviet. Los socialdemócratas se deshicieron de la izquierda con facilidad, armaron una especie de asamblea gigante y los manijearon: usaron a los soldados contra los obreros y/o viceversa. Lean mis labios: nunca, pero nunca, la asamblea gigante. En la primera semana de diciembre empezó una campaña furiosa que atribuía a los zurdos la falta de asistencia alimentaría de parte de los aliados y llamaba a matar a Liebknecht. El 5 hubo un intento de golpe de estado que fracasó no sin antes ametrallar a una manifestación de espartaquistas. Se forma un “Cuerpo republicano” pagado por los ingleses, son los mismos que años después financiaron a Hitler, tampoco funcionó. El 22 de diciembre el gobierno socialdemócrata arma un cuerpo de oficiales con altos salarios son los “Frei Korps”, para los que vienen leyendo los artículos sobre la Revolución Rusa: son el ejército blanco.
La revuelta espartaquista.
El día 8 de diciembre 150 mil espartaquistas desfilaron por Berlín con Liebknecht a la cabeza. En la segunda semana de diciembre el “ejecutivo del soviet” declinó su autoridad para dejársela al parlamento. En la navidad el gobierno socialdemócrata intentó desalojar a los marineros que habían ocupado el palacio imperial en Berlín y los marineros, más los espartaquistas, más los desconocidos de siempre les dieron una paliza. Lamentablemente los espartaquistas no son un partido revolucionario, ni siquiera son un partido, no es Liebknecht el que manda en las calles sino el caos. El 29 de diciembre Rosa Luxemburgo se reúne con 112 delegados de toda Alemania y funda el Partido Comunista Alemán, este resultó ser un partido medio ultra, del tipo “alternativista”, esos que cuando pierden la elección en un sindicato te fundan otro con 4 pibes.
Para cuando la izquierda terminó de discutir, sin ponerse de acuerdo, el gobierno socialdemócrata ya tenía preparadas a las “Frei Korps” y el día 4 de enero de 1919 echaron al jefe de policía, el izquierdista Eichhorn. La izquierda armó una manifestación gigantesca, el objetivo era impedir el raje de Eichhorn, hacer una demostración de fuerza y volver a casa pero miles salieron armados para hacer la revolución. Rosa Luxemburgo vio que la tendencia espontánea llevaba al desastre, Liebknecht en cambio vacilaba. Se la jugaron tratando de imponer a un tal Ledebour de los socialdemócratas independientes, que pertenecía al ala izquierda de la socialdemocracia y no era ningún revolucionario. Hubo otra demostración masiva en las calles y los “revolucionarios callejeros” que eran espontáneos pero no boludos impidieron la salida del diario socialdemócrata, no aclara, la fuente con la que contamos, si destruyeron las instalaciones. Pero mi consejo para ustedes, gente del futuro, es: destruyan las imprentas, los cables, las oficinas, las cámaras, los canales, las antenas, los discos rígidos y los satélites, si no se oye la voz de los revolucionarios que no se oiga ninguna.
En la plaza de mayo, pero de Berlín, se habían reunido 200 mil proletarios armados, bajo el frío, la niebla y la lluvia. Los dirigentes se reunieron a conferenciar y conferenciaron hasta que el pueblo se retiró. Después uno se pregunta porque vino Hitler y porque los alemanes tienen esa expresión siniestra en sus caritas. Las únicas iniciativas militares de importancia las tomaron los espontáneos, p. ej. tomar las estaciones de trenes. En cuanto la izquierda vio que el gobierno no caía se dispusieron a negociar. El 7 de enero Rosa Luxemburgo llama a desarmar a la derecha, a armar a las masas y a ocupar posiciones de poder. Pero para el 13 de enero los socialdemócratas ya tenían su “Cuerpo Republicano” y, ante la pasividad y el desorden de los revolucionarios, dominaban Berlín. A su vez, como corresponde, los mandos socialdemócratas no confiaban en sus “propias” tropas y llamaron a las Frei Korps que se ocuparon de matar a todos los que se les cruzaron, a su vez empezó una campaña de la prensa histérica de demonización de los espartaquistas.
El jueves 16 de enero de 1919 el periódico de los socialdemócratas anunciaba triunfalmente que Liebknecht había sido “muerto mientras trataba de escapar” y que Rosa Luxemburgo había sido “muerta por el pueblo”. La clase media estaba de fiesta.
|
El Final de la revolución.
El gobierno “socialista de contrarrevolución” como le dicen los libros, tiene todavía 2 problemas, los propios militares que ha llamado para aplastar a los revolucionarios y los consejos obreros que gobiernan en buena parte del país. Una semana después de liquidar a los espartaquistas se vota para la asamblea constituyente, los socialdemócratas del ala derecha obtienen la mayoría. El 19 de enero el gobierno de Noske deja sin poder a los consejos obreros, el viejo régimen ha retornado. En Bremen la izquierda tenía un dirigente llamado Johhan Knief, Knief advertía que no podían tomar el poder, que los socialdemócratas independientes no eran confiables pero, justo cuando estalló la rebelión, se enfermó y se murió. En Bremen los Frei Korps perdieron 50 soldados. Por medio de engaños Noske y Ebert lograron retrasar las huelgas en la region del Ruhr, crearon una comisión, Perón decía que si querías que algo no se hiciera nunca lo pusieras en una comisión, para socializar las minas, de hierro, de carbón, no las mujeres, aunque deberían haber socializado las minas, por ahí ganaban si hacían eso.
Para febrero los mineros se despertaron y empezaron la huelga general, cuando las Frei Korps quisieron entrar, los cagaron a tiros. Sin embargo no fue suficiente, volvieron a negociar, a ser engañados y reprimidos. Para fines de febrero Berlín entró en huelga otra vez, esta vez la izquierda tuvo poco que ver, los sindicatos socialdemócratas fueron aplastados por el gobierno socialdemócrata. A continuación una nueva huelga minera estalló en el Ruhr, alcanzó a más de medio millón de trabajadores, el gobierno de Noske terminó haciendo algunas concesiones y después vino la represión.
|
La Republica Socialista de Baviera.
Baviera mis amigos, era, en aquellos tiempos, un pedacito de Alemania que, despelotes históricos mediante, gozaba de autonomía, los muy hijos de puta ¡Tenían su propio rey! El príncipe Karliten, no mentira, no se como se llamaba. Baviera era una zona rural, la única industria importante era la Krupp, esos que hacían cañones, y la mayor parte de la población era católica y muy conservadora. En esos pagos vivía un intelectual socialdemócrata llamado… ¡Mau-mauen!, se llamaba Kurt Eisner, durante la guerra se había vuelto pacifista, en noviembre Eisner se volvió el líder de los obreros, vaya uno a saber porque, tomó la sede del parlamento local y proclamó el “Estado Libre Bávaro”. Munich estaba repleto de tropas que volvían del frente. Eisner, durante casi 4 interminables meses logró mantener más o menos contento a todo el mundo, el 12 de enero se votó en Baviera y Eisner obtuvo el 2,5 % de los votos. En Febrero mientras votaba a favor de la creación de una policía represiva hablaba en las concentraciones obreras donde vivaban a Liebknecht y a Lenin. Eisner se decidió por fin a renunciar pero, justo antes de eso, un derechista lo mató de un tiro, era el 21 de febrero.
En Baviera el único poder en pie eran los consejos, no le digamos soviets, de obreros y soldados, a mitad de marzo se formó un nuevo gobierno conducido por el socialdemócrata Hoffman. 40 mil desocupados daban vueltas por Munich y la situación empeoraba, Hoffman no tuvo mejor idea que aumentar la luz y otros servicios, los consejos le dijeron que le iban a dar una patada en el culo. En el ministerio de defensa, el ministro era un socialdemócrata de la extrema derecha, se hizo una reunión para decidir la creación de la “República Bávara de Consejos”, estaban los socialdemócratas, los delegados de los consejos y, no podían faltar, los anarquistas y los bohemios, que siempre hay aunque sea en Alemania. El único tipo serio era el comunista Leviné, que dijo que no les creía nada y que la república soviética solo podía ser creada por el proletariado triunfante. Aun así el día 7 de abril la república, vamos a llamarle de los consejos, se proclamó. Hubo, pese al aspecto circense de todo, decretos que intervenían en los bancos, confiscaciones, un tribunal revolucionario y hasta un intento de crear un ejército, naturalmente, rojo.
Leviné nos cuenta que, pasados los primeros días, todo sigue igual. Los ministros socialdemócratas desaparecieron misteriosamente, bueno, no era tan grande el misterio, preparaban la contrarrevolución, por supuesto. ¿Se acuerdan del finado Eisner? Bueno, apareció otro personaje similar: el dramaturgo Ernst Toller. Toller tenía su “consejo revolucionario” con personajes bizarros, algunos anarquistas, otros bohemios y estaba el Dr. Lipp, este era “comisario” de relaciones exteriores, le escribió a Lenin una carta donde afirmaba que el proletariado de Baviera era “felizmente victorioso” pero que, al parecer, las cosas se le habían complicado porque Hoffman le había robado las llaves del baño del ministerio. Hoffman mientras tanto, aparte de quedarse con las llaves del baño, reunía un ejército y se apoderaba de las ciudades bávaras. Pero los locos tienen suerte, el día 13 una guardia de la derecha intentó tomar Munich pero se encontró con miles de obreros y soldados en armas. Al mismo tiempo el revolucionario, enviado desde Berlín, Eugen Leviné reorganizaba al partido comunista, la línea que seguía era bien clara: evitar meterse en una insurrección y perderla como en enero en Berlín y aclarar que la “República de los consejos” no era la república soviética. Después de defender con éxito Munich Leviné declaró que los comunistas iban a estar “en primera fila” en la lucha contra los contrarrevolucionarios. Entraron en escena nuevos consejos que, esta vez si, se parecían mucho a los soviets. Obligaron a la clase media a entregar la comida que tenían encanutada e incluso las armas, los automóviles fueron confiscados y los departamentos vacíos fueron ocupados por gente sin vivienda. El marinero que había organizado la resistencia el 13 de abril fue nombrado comandante del Ejército Rojo. 15 mil soldados rojos se manifiestan armados en la calle. Pero solamente en Munich, Hoffman gobierna el resto de Baviera. Y la situación es desastrosa, falta la comida y el combustible. Toller que había pedido, unos días antes, que lo relevaran ahora vuelve para atacar a los comunistas. El ánimo de las masas ha decaído, Leviné intenta negociar pero es tarde 30 mil Frei Korps, no hay soldados son todos oficiales, marchan hacía Munich. Lo poco que queda de la República Soviética resiste, hay 600 muertos y las Frei Korps torturan y ejecutan a los prisioneros, matan a 50 prisioneros de guerra rusos, por el hecho de ser rusos nomás. El pretexto de las Frei Korps es bien interesante, el gobierno soviético ha hecho ejecutar a 10 miembros de una organización llamada “Última Thule”, Última Thule es un grupo antisemita precursor del nazismo ¿querían saber cuál era el huevo de la serpiente? Ahí lo tienen.
Eugen Leviné nació en Petrogrado en 1883, en una familia judía de clase media, su familia emigró a Alemania, en 1905 Eugen volvió a Rusia para participar de la revolución, fue prisionero en Siberia, escapó y estudió en Alemania, fue soldado en la guerra mundial y se incorporó al recién creado Partido Comunista.
Falta un último detalle: la ejecución de Eugen Leviné el 5 de julio. Los que cuestionan el criterio de Leviné y de su gente, tal vez sepan mucho de política, de filosofía o de lo que sea pero no saben un carajo de militancia. Cuando los combatientes de la clase obrera tomaron las armas a Leviné no le quedaba más remedio que seguir la lucha hasta el final. Es lo que hace la gente de verdad en la vida real.
Unos meses después la derecha más cocorita, protonazis, lo corrió a Hoffman, recordemos que el enemigo del soviet era socialdemócrata, de Baviera. |