Algunas observaciones acerca de las elecciones del 22. El 22 es el loco si no me falla la quiniela.

Ya los politicólogos y peronólogos varios de la blogosfera se van a ocupar de analizar los resultados, provincia por provincia, incluso intendencia por intendencia. Pero lo que pasó, en resumidas cuentas, es que el “peronismo blanco” sufrió una debacle. En otros tiempos el peronismo ganaba, por ejemplo, en pcia de BA con votos peronistas “normales”, es decir tirando a progres, y conservadores, creo que ese es/era el secreto de aquellos triunfos y de la persistencia, algo ha ocurrido con eso, los votos conservadores se han ido con el niño de oro, Heidi y el increíble Hulk. Los votos peronistas, en donde hubo chance, se fueron con Cristina o con caudillos locales que, tarde o temprano también van a caer, con el caballo cansado, por el redil kirchnerista. El peronismo de la gobernabilidad ha muerto, no me parece, veremos que pasa, que esa sea una victoria para el gobierno, no a mediano plazo, al menos. La idea del peronismo blanco era tener de base el programa neoliberal y ponerle un poquito de piri-pipi populista. Vamos, estamos hablando de D*alde, Chiche D*alde y sus manzaneras, por decir algo. ¿Por qué no? Podría haber pasado, después de que el Payaso hiciera el, si, el “trabajo sucio”, vendría por fin la revolución productiva y a los nenes les regalarían, por fin, una pelota nro 5, firmada por Messi y Ronaldinho. Y un Urtubey presidente con poncho y todo, escoltado por los infernales de Güemes, Huija chei! Como diría el cacique Patoruzú. Pero no va a andar, lo que quiere decir 2 cosas: que hay una esperanza y que Cambiemos, o como se llame la extrema derecha, se tuvo que fagocitar a su oposición bipartidista. Es como que mataron al hijo para salvar a la madre, con perdón por la metáfora fúnebre. Por supuesto que, además de al peronismo blanco, también se deglutieron al socialismo blanco y al “progresismo” blanco en general. En ese sentido el triunfo macrista es más un corrimiento dentro de un mismo sector político que una gran victoria. Por dar un ejemplo, si hacemos la suma de los votos de Lousteau, o como carajo de llame, y de Cambiemos, la suma del 2017 da, más o menos igual que en 2015. Lo que si hay que incluir para el análisis completo es la suma de piantavotos troskoides que da casi el 10% del padrón de capital. Son votos que no se animan a votar a la extrema derecha pero que no votan a Cristina, al peronismo en serio o al progresismo en serio. La campaña del troskismo en capital fue muy impresionante, andando por la ciudad me dio la impresión que por cada 2 carteles de Cambiemos había un cartel trosko, a mí me da por pensar que hay colusión entre la extrema derecha y la “extrema izquierda”. Históricamente los troskos tienen mucha militancia en esta ciudad, puede ser, sin embargo… Desde mi punto de vista, el gobierno podría haber perdido pero los peronistas blancos o lo que sea por el estilo, podrían haber hecho una muy buena elección y quedar como, prácticamente, única fuerza en pie, el año 2019 podría haber sido el 89 otra vez, porque no, uno era joven y despreocupado en el 89, después de todo. Algunos pueden pensar que no importa, con un gran partido donde convergen todos los sectores de la derecha es más que suficiente, pero eso no funciona así, los sistemas estables son bipartidistas, los liberales siempre quieren alternancia, dentro de lo mismo pero alternancia, como el partido neo franquista el PP y el los socialdemócratas del PSOE, por dar un ejemplo, aun yéndose a la mierda juntos, todavía polarizan y tienen cierto encanto. Dentro de la jungla criolla hay de todo, provincias donde existe una coalición, uno supone que inestable, entre peronistas blancos y kerneristas, eso puede generalizarse, los peronistas blancos pueden ser usados para casi cualquier cosa, aunque, ya saben, cuando los métodos nos resultan dudosos o contrarios a nuestros principios, tal vez, haya que rever los fines. Después están los caudillos provinciales pragmáticos a los que el espacio para negociar se les reduce cada vez más. Para mí, hay varias provincias que son una bomba de tiempo. Mi principal candidata al desastre más o menos pronto es Córdoba, la derrota del “perocordobesismo”, aunque los votos hayan ido para Cambiemos, expresa un profundo descontento, la pcia tiene una tradición derechosa admirable, desde que la derecha peronista primero y la dictadura después terminaron con la izquierda, Córdoba es una especie de tren fantasma, con Angeloz, eterno en el alma de su pueblo, el gran “Don Gato”, la UCD ¿recuerdan? Y ahora con el voto macrista masivo. Sospecho que tantas emociones deben ser demasiadas incluso para una provincia riquísima como esa, uno ve, puede ser una impresión subjetiva, señales de desgaste y agotamiento. Si yo viviera en Córdoba estaría con el upite fruncido, pero no me hagan caso. En situaciones similares parecen estar varios territorios nacionales, sin ir más lejos Sta. Cruz, donde, aparentemente, la administración del Payaso busca la renuncia o alguna clase de rendición, no de rendir sino de rendirse, de Alicia Kirchner. Una crisis profunda ahí puede tener derivaciones insospechadas, de hecho da la impresión de que la ofensiva del gobierno se frenó, y uno sospecha que les vino miedito. En varias provincias los K, peronistas K, o simplemente peronistas, armaron listas casi de la nada, o poco más que eso, e hicieron muy buenas elecciones. Muy, muy buenas elecciones. Se que es mucho tiempo y que uno no debiera jugársela con predicciones, después no se cumplen y uno queda como un pelotudo, pero tampoco es lógico ocultar algo que parece más o menos evidente, la única en pie acá es Cristina, existen grandes probabilidades de una segunda vuelta entre ella y el Payaso o Heidi, quien sabe. Desde ese punto de vista la campaña contra la líder del campo popular va a profundizarse. Es necesario juntarse y discutir que vamos a hacer en caso de que quieran meter presa o perturbar o proscribir a Cristina. NB: el increíble Hulk es el que te dije.