De alguna manera nos sentimos hijos de Magdalena. Porque, ante todo, defendemos la libertad de prensa, el derecho, escuchen bien, inalienable de difundir ideas libremente. Por ejemplo Martinez de Hoz que hablaba, en pleno 75, de economía, en el programa de Magdalena. Las palabras de Joe eran una verdadera llamada al sentido común, al progreso y al bienestar de la mayoría. Sobre todo de la clase media y los obreritos a lo que hizo bien mierda. La voz de retardado mental con problemas de dicción de Joe es tremenda, las palabras llamaban menos a la masacre que el tono. Ustedes dirán que otros delincuentes millonarios repiten las mismas groserías hoy en día, y si, es la libertad de expresión. Magdalena estuvo 2, 3 que-se-yo cuantos años haciendo un programa de mierda de propaganda en el canal de la Aeronáutica. Me cago en la ley de medios, en el canal de la Aeronáutica. Escuchame, pelotudito liberal: en el canal de la Aeronáutica. El canal de la Aeronáutica, mientras los aviones tiraban a niños, viejos y chicas embarazadas al río, Magdalena se formó como comunicadora profundamente comprometida con la realidad. Eso si, en aquel entonces trabajar en los medios estatales era un orgullo, no como ahora que son corrutos, no vaya a creer. Pero todavía están los amigos anti-kirchneristas que creen que sirven a su causa de ese modo, lo niegan o, al estilo del medio pelo, te lo tergiversan. Mira que estuvo en la tele porque la pobrecita no tenía plata para pagar el alquiler ¿eh? ¿Qué iba a hacer la pobre Magdalena, después de todo? ¿Irse del país? ¿Irse a su casa? Desde luego que no, tenía que llenarles el orto a los boludos con propaganda de los milicos. No le quedaba más remedio. El medio pelo mentiroso nos quiere hacer creer que “cuando se dio cuenta”, ahí si, porque antes no sabía nada, por supuesto, porque, cuando las denuncias arreciaban, por todos lados, una periodista famosa no sabía nada. Masserita la engañó, seguramente. Mientras en los medios desaparecían periodistas, los de verdad, y las Madres daban vuelta desesperadas por la plaza de mayo, la señora se iba de gira con Videla, reite de los rolling stones, boludo, para enfrentar a la campaña antiargentina. Y además también es mentira que se abrió de los milicos cuando mataron a Helena Holmberg. Leé mis labios: es mentira, Holmberg desapareció, la hizo cagar la Marina, para fines del 78, y, probablemente, la reventaron para sacarle la guita, y al cadáver, creo recordar, lo encontraron al toque. Magdalena no dijo ni mu, siguió haciéndoles la propaganda a los milicos, eso si que era libertad de prensa porque cualquiera podía decir cualquier cosa. Algunos, quedan ingenuos aun, podrían preguntarse porque esa vergüenza, porque esa miseria, porque esa falta de decoro. Magdalena y los periodistas independientes no están con los milicos, no eran partidarios de los milicos. No. Magdalena, los periodistas independiente, Clarín y La Nación son los milicos, despertate, chabón, los reyes magos son los padres y los periodistas independiente son los milicos. En un blog de esos perdidos, apuntaban al padre de Magdalena, decían que el señor Guiñazú, que probablemente lleva medio siglo viendo crecer las cebollas, era un notorio nazi-fascista, decía este bloguero que Magdalena llevaba el gen hitleriano. Pero sería insultar al Hitler que hacía las cosas de frente, hombre del primer mundo, a fin de cuentas. Pero no hay un gen hitleriano, hay un gen de la guita y el poder. Lo que al pobre de Hitler no se le ocurrió fue hacerse pasar por defensor de los derechos humanos y salir a decirnos que los nazis habían matado a los judíos, y a todos los otros, porque los judíos, y todos los otros, habían sido violentos. Hasta el viejo Sábato, un demonio retrógrado y oscurantista, tuvo su momento de arrepentirse, aunque siempre los tenía después de cada dictadura que apoyaba, pero Magdalena no, nunca pidió disculpas a los infelices que meloneaba desde “Teleshow” o como mierda se llame, o los tontuelos a los que sigue llevando a su propia destrucción en esos esperpénticos programas de radio, o en sus valerosas notas para La Nación, el torpe pasquín del terrorismo. Lo que tenemos, lo que nos sobra, son sospechas, páginas con biografías más completas de Magdalena han desaparecido, las están borrando porque, de ahí, saldrían elementos que, quien sabe, podrían llevar a esta campeona del periodismo y los derechos humanos a juicio. El ex marido de Magdalena ese tal Doretti ¿Tenía relación con Graiver? ¿Quién era? La señora periodista y el dorima tenían negocios con los milicos antes del 76. Y de paso queremos agregar algo, cuando aparecieron, después de décadas de silencio, las denuncias sobre el afano de Papel Prensa, adivinen quien llamó a Lidia Papaleo como lobbysta de La Nación ¿Quién? |
No se si se la reconoce pero la chilindrina de la imagen es Magdalena, fíjense que el Quico es Massera, inmortalizados por la revista humor en abril de 1980.
Alguien creyó en la Conadep? Era como creer que la DEA persigue a los narcos.
ResponderEliminarMuy buen artículo. Ahora, una duda... A mí en la caricatura me parecía que MRG era el Chavo. ¿Quién sería, entonces, la Chilindrina? O, en caso contrario... ¿quién sería el Chavo?
ResponderEliminar¿La Chilindrina no es Graciela Alfano?
ResponderEliminarLas viejas del barrio dicen que "en el nombre va el destino" ...
ResponderEliminarSi lo pronunciás entre dientes te queda
Mala Nena Ruin Guiñazú.
Y sí ... en el nombre va el destino.
Permanente vocera de Montamat, Apud, Lapeña y Guadagni.
Detractores seriales de la YPF NACIONAL y dueños de los mayores apagones de la historia cuando estuvieron en la Secretaría de Energía.
Vieja gorila de merda. Encima es "Highlander 2" (después de Fayt)
Abrazo patagónico !!!
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