Un comentario sobre las jubilaciones y los presos políticos.

La recesión, la deuda y la caída del consumo hacen bastante difícil subir las jubilaciones. Venimos de un proceso de desfinanciación gigantesco, está bueno tenerlo presente en cualquier discusión. Para pagarles más a los jubilados de la mínima, lo que ganan a duras penas da para comer, se ha hablado de “achatar la pirámide” es decir bajarles lo que cobran, usar el método del macrismo de no seguir a la inflación, con lo jubilados que ganan más que la mínima. Por un lado es lógico priorizar a los que la llevan peor, el problema es donde comienza el corte, o sea, a partir de qué número los jubilados quedan relegados. La verdad es que un jubilado que anda por las 2 jubilaciones mínimas no tiene mucho de donde sacar, 30 mil pesos dan apenas para comer y para un alquiler mínimo. No sé lo que dirá el INDEC o lo que sea por el estilo. Las jubilaciones a la baja deberían empezar desde los 45-50 mil, eso tiene un problema esencial ¿Cuántos son? ¿De cuanta guita estamos hablando? No he hecho el cálculo pero el sentido común me dice que ni en pedo esa guita compensa la suba de la mínima. Ahora llega el progresismo de mentirijilla que parece estar de moda. Resulta que es bueno que todos, los que aportaron, los que aportaron 2 mangos y los que nunca aportaron, cobren lo mismo. La verdad es que no es por motivos de justicia, la clase media dice que no es justo que un tipo que no aportó cobre lo mismo que uno que si lo hizo, como de costumbre es mentira, se puede haber aportado fortunas siendo un parásito, esos grandes empresarios, sentados, que tienen 3 celulares y que todos conocemos, y se puede haber trabajado un montón sin tener aportes, basta con tener patrones lo bastante hijos de puta y/o estafadores varios. Lo que define el problema es, como siempre, un problema práctico, si los que garpan todo los meses se jubilan igual que los que están en negro ¿para qué van a aportar? En lugar de buscar poner a todo el mundo en blanco y que paguen como dios manda, el mensaje es que no sirve aportar. Cuando más aportas más tenes que cobrar, no queda más remedio, por lo menos hasta que llegue el socialismo. Después está la propaganda fantasiosa de la que, aparentemente, todavía no aprendimos a defendernos, los jueces, embajadores o lo que sea que cobran sumas principescas, primero tienen un derecho adquirido lo que me suena que va a llevar años de tribunales y una decisión incierta, en segundo lugar pasa, más o menos, lo mismo que con el grupo que gana más de 50 lucas, frente a los millones que hacen falta para subir la mínima es una suma irrisoria, más o menos como si dijéramos como el sueldo de los diputados. Los símbolos están muy bien pero los símbolos no se comen. La guita está en las retenciones, en los impuestos a la riqueza y en los impuestos al lujo de todo tipo. Curiosamente justo acá damos un giro de no sé cuántos grados, de radianes si lo prefieren y nos metemos con los presos. Hay gente que está impaciente, comenta ¿Por qué no salen Milagro, Boudou o D’elia de una vez? Porque no se los puede amnistiar, como se hizo en el 73, ni indultar, en primer lugar porque no hay de que amnistiarlos, cualquiera que leyó un par de artículos sobre las causas sabe que son inexistentes, vamos, son presos políticos de un régimen dictatorial, aunque haya sido electo en elecciones más o menos, habría que ver cuánto, normales. Entonces los juicios deben ser anulados, los jueces, fiscales y hasta los testigos deben ser denunciados, llevados a juicio, y etcétera y los presos políticos deben quedar libres. Eso ya debería haber sido hecho pero resulta que hay “preceptos constitucionales”, “garantías” y la mar en coche que siempre deben cumplir los gobiernos democráticos y que Macri te solucionaba, en el sentido del delito, con un decreto. No sé, cualquier cosa menos abogado!, donde deberían revisarse los procesos, pienso que una posibilidad sería volver a reconocer la primacía de los tribunales internacionales y que una revisión de afuera, y rápida, anule los juicios, que se hagan de nuevo con todas las garantías y con los acusados en la calle. Pienso, en mi ignorancia, que la corte suprema está pisando los trámites en espera de alguna prebenda. Los periodistas, los que están de este lado, deberían armar su discurso contra los supremos y los militantes denunciarlos. También hay una serie de comisiones parlamentarias que parecen tener puestas el freno de mano, de nuevo hay que ponerlos en evidencia y denunciarlos con nombres y apellido. Mientras haya presos políticos deberían comerse flor de escrache. Tanto las jubilaciones, en el sentido de la recaudación, como los presos políticos son temas que pasan por lo judicial.

Los presos políticos tienen que salir pero con eso no basta, el sistema de jueces y fiscales y lo que sea “amigos” de la embajada tiene que desaparecer.