Macron ganó la elección prometiendo cambios, ¡opa!, modernización y europeísmo para todos. Los malqueridos, los parias, los profetas del abismo de siempre le advirtieron al pueblo que el tipo era un recontra archi neoliberal pero con la salvedad de que si no ganaba Macron ganaba el fascismo. El problema es que el mandato “contra” no conlleva el apoyo por ningún programa, eso lo decimos por los “antimacristas” cuyo programa puede terminar siendo perfectamente el mismo de Macri. Por ejemplo, en la dulce Francia, está en marcha la, temida, “reforma jubilatoria” que lleva a un sistema privatizado de ahorro, si, ya se, a eso ya lo vimos. Y lo vamos a volver a ver, salvo que… Uno tiene la tentación, cuidado porque la pereza lleva al infierno más fácilmente que otros pecados mucho más divertidos, de igualar a Macron con su versión marioneta tercermundista Macri. En ambos casos aplicaron rebajas de impuestos a los más ricos, “reformas” de esas tenebrosas que dejan los hospitales y las escuelas a la miseria, o en la miseria, y que joden o, directamente, aniquilan al estado de bienestar. Eso lleva, igual que acá, a que 3 de cada 4 franchutes este contra el muñeco maldito. Después hay factores políticos que no entran de lleno en la economía global o en el desarrollo del capitalismo o lo que carajo hayan armado los teóricos, Macron es famoso por sus réplicas mordaces, le dice a un desocupado que camine para buscarse un laburo cuando, él, es un tipo de la elite que nunca laburó, ni por equivocación. En eso, se parece a su doble marioneta. Los franchutes de a pie no viven en las grandes ciudades, viven en pueblitos chicos, lugares donde la infraestructura se está cayendo a pedazos, con menos escuelas, con menos tren y con menos servicio públicos. Como las escuelas, los hospitales y los supermercados, les quedan cada vez más lejos, usan intensivamente el auto, cosa que para los que, lo único que conocen de Francia es Paris, es muy sorprendente. El uso del chaleco amarillo es obligatorio para los automovilistas. Además, al igual que el otro comuñe, Macron está en relaciones “intimas” con las empresas energéticas, de cualquier manera, los franceses tienen que comprar el petróleo, no les están vendiendo su propio combustible como si viniera de arabia. El aumento del precio de la nafta les pegó justo en el bajo vientre a la baja clase media, esa que está en blanco, que todavía tiene laburo, que paga cada vez más impuestos mientras ve que los ricos no lo hacen y que usa el auto para ir a laburar o para ir a ver al médico. Durante las marchas y movilizaciones se vio a gente, como si dijéramos nuestros piqueteros, a la que nunca se la ve, gente del pueblo, torcida, gorda, encorvada, rota, no los pequeños parásitos bellos del primer mundo. Al principio los chalecos amarillos aparecieron como relacionados a la extrema derecha, el problema es que la extrema derecha aunque sea fascista no deja de ser neoliberal. Si los derechistas les dicen a los mandamases y jefecitos varios que tienen que pagar más impuestos, se extinguen al día siguiente. Por otra parte los partidos de izquierda, incluso el de Melenchon que es lo más parecido a lo que piensa uno, tampoco pudieron acercar a los chalecos, los chalecos son trabajadores pero no parecen tener el nivel de conciencia para, por lo menos, ponerle límite al capitalismo. Todo el mundo habla de los movimientos “sin dirigentes” y “sin política”, me acuerdo de la “primavera árabe” que tenía una temática similar. Podemos hacer una lista: En Tunez gobiernan los mismos de siempre, en Egipto una dictadura peor que antes, en Libia hicieron cagar a un régimen progresista y ahora es un centro de tráfico de esclavos, en Siria a una guerra de intervención que recién se está terminando y que no los dejó como Irak porque los Iraníes y los rusos impidieron la destrucción de estado nacional. Las redes sociales nunca liberaron a nadie y uno tiene la fuerte sospecha de que nunca lo van a hacer. En Italia el movimiento populista contra la “política” y por la decencia y que-se-yo-que terminó formando gobierno con la extrema derecha. Yo les diría que tiene que haber política, con dirigentes políticos y gente que se vea cara a cara. |
cris
viernes, 7 de diciembre de 2018
Macron repite el discurso en francés que le enseñó Michetti.
Etiquetas:
chalecos amarillos,
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Muy lindo todo pero hay que, quizás por maldad K, omite y es el carácter de víctima del camarada macron cuando el pasado G20.... pobre, primero no lo recibe nadie y el nadie que estaba ahí usaba chaleco amarillo.... ahí ya tenía que rajar, pero se quedó y lo cazó la vice troncomóvil para darle un show de francés diferencial, el coso insitió en no rajarse... y la frutilla del postre, parlotear con el virrey secretario de madam lagarde.... conocido portador de ninguna cosa buena y mufa invicto; apenas una dosis y ya le piden la renuncia, ofrece aumento de sueldos, anula el aumento de la nafta y nada, más quilombo y le siguen pidiendo la renuncia..... mire, es evidente que la apertura al mundo funciona, éso sí, después de macron no nos dan más bola...
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