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Con Cristina.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Pero… ¿Cómo puede ser doña Rosita? ¡Se acabaron los aplazos! Y nadie hace nada. Donde el fantasma atroz del igualitarismo desenfrenado destruye a los pocos genios que nos van a salvar a todos.

Hace varios años, en los buenos tiempos cuando en Niushorc te aceptaban los billetes de 100 pesos, quedé, por esas cosas del caos y de la decadencia educativa, a cargo de un curso para alumnos repetidores. Decisiones tomadas al tuntún sin hacer estudios profundos y que terminan, por esos raros designios de dios, siendo acertadas.

Para empezar ¿Por qué repiten de año los pibes? Porque no van, se quedan en su casa, se van por ahí a jugar a la bolita o vaya-uno-a-saber-que. Otros, menos que los anteriores, tienen un atraso madurativo, esto último es más frecuente entre los de clase media que entre los villeros puros y duros. Me acuerdo cuando les decía a las madres, en algunos casos unas señoras de peluquería, no se me ocurre una descripción mejor, que lo que el nene necesitaba era unirse a los boy scout y pasarse una noche en el tigre haciendo un fueguito y cocinándose unas salchichas.

Tiene que haber una instancia de control para evitar el ausentismo, en el caso, apasionante, que les estoy refiriendo, la escuela hacía un compromiso con los padres y, en mi opinión, cada vez que algún pibe falte deberían llamarlo a la casa o, incluso, mandarle un asistente social.

Una de las primeras cosas que abolí fueron las “tareas para el hogar”, porque conozco la villa y se que los pibes, todavía, no tienen una pieza con vista al parque y un escritorio. Además pasan una inmensa cantidad de horas en la escuela, con las horas de clase que tienen, un alumno de primaria soporta como 5 horas de reloj por semana de matemática, deberían tener tiempo de sobra, es más, si aprovecharan un par de las 5 horas deberían salir unos Newton. Sospecho que se podría demostrar que a más tarea para el hogar, menos se aprovecha la clase, menos se aprende y más deserción. Pero no me hagan caso los sabios siempre tienen razón ¿No es cierto?

Lo segundo que abolí, parezco un abuelo, son los aplazos. Para empezar nada de grandes exámenes de trimestre con 500 temas, eso está hecho para llenar la planilla de notas, no es una herramienta pedagógica. Lean mis labios: si un examen no es una herramienta pedagógica, no lo tomen, es más justo ponerle a la gente nota por la cara que tiene que tomar una de esas pruebas de meritocracia del orto. Al termino de cada tema les tomaba una prueba, aprobaste seguís al tema siguiente, no aprobaste volvemos a trabajar y te explico de nuevo, y, como decían los compañeros vietnamitas, veremos quien se cansa primero.

No siempre es posible pero es conveniente que a más avanzado más divertidas sean las cosas que se dan. Paradójicamente, o no tanto, hay que ir siempre de los más simple a los más complejo. No pueden empezar un curso de castellano haciéndole leer Borges a los pibes, no sean hijos de puta, tienen que empezar leyendo el diario, incluso el Clarín, dios no lo permita, la parte de fútbol por ejemplo o la de las estrellas de la televisión.

Y pónganse en la cabeza que un curso debe tener una prestación concreta como objetivo aunque eso signifique caer en el marxismo-leninismo y toda su tragedia. El objetivo de un curso de castellano tiene que ser que un pibe pueda leer una instrucción cualquier y ejecutarla, y, ya más avanzado, relatar algún acontecimiento con un mínimo de coherencia y buena ortografía. Yo, personalmente, todavía no lo conseguí pero no pierdo las esperanzas.

El curso tenía un rendimiento mínimo, eso equivalía a un 6. Para los que rinden por encima del curso tenes que darles tarea extra, a esos les das un libro, que trabajen solos, y les pedis que te rindan el libro, literalmente, casi siempre lo hacen. No se preocupen porque esos pibes se la van a pasar haciendo preguntas, son así. Quiero decir que, normalmente, los tipos que son buenos para el estudio no necesitan de ningún sistema educativo especial y tampoco necesitan que los alienten demasiado, con un docente que les dé el libro correcto y les explique el tema un poquito, cuando menos mejor, aprenden cualquier cosa.

La cuestión es que pasa con los que llegaron a noviembre y no pueden resolver los temas del curso, los “aplazados”, en mi experiencia son un 20% del curso, lo que no es ni poco ni mucho, 4 pibes de un curso de 20. Es simple, tenían que venir en diciembre y yo tenía que quedarme explicando, en vez de estar en la pileta tomando un daikiri. Durante el año les decía que tuvieran ojo porque iban a tener que venir sudados, como soldados en el desierto y hacer pruebas y soportarme a mi, lo que decididamente es inhumano. Les tomaba las pruebitas de los temas y el, temido, parcial integrador. Había pibes, pocos, que no se presentaban pero en general terminaban por aprobar, fundamentalmente por la más importante de todas las herramientas pedagógicas: no ver al profe nunca más.

Curiosamente las decisiones en provincia, y en capital ya que estamos, van para ese lado, combatir el ausentismo, aprovechar mejor las horas de clase y usar diciembre para los reprobados. Aclaro por las dudas que desconfío de ambas administraciones, en particular la de capital, por supuesto, y que pienso que, si bien las reformas son correctas, el resultado va a ser una mierda, lo que va a servir para llevar las cosas hacia sistemas retrógrados con 90% de excluidos pero un nivel sublime, como en Japón o vaya-uno-a-saber-donde-mierda. Después le tomás un examen a los 4 pelotudos que aprueban lo que sea, y que en realidad no importa quien les dé clase, y sos líder en el mundo. Pero no me hagan caso los expertos del primer mundo lo saben todo ¿O acaso no son los ganadores?

Cuando hablo sobre las tareas para el hogar y los aplazos en las reuniones de los profes, me sacan cagando, generalmente me dicen sarasa pero resulta que estarles encima a los pibes para que se ejerciten en clase, dar clase sobre 6 temas distintos, tomarles 10 exámenes chiquitos y venir como un pelotudo en diciembre, tal vez incluso en febrero, es un desgaste. Los sueldos que se están pagando no son tan malos como la gente suele creer, no me voy a meter en esa discusión pero, para mantener el nivel de vida de la clase media careta, tienen que hacer un montón de horas. Hay tipos, terminan limados, que están en el límite legal que son 70 horas, no están para la pedagogía del oprimido.

Yo pienso que deberían pasarse a motorman del sarmiento, ganas 20 lucas, te dormís en el laburo, haces cagar a 50 tipos y no te pasa nada.

¿Ningún fiscal ni manyapapeles va a averiguar nunca como hizo Luís Barrionuevo para tener una mansión que vale 2 o 3 palos verdes? Por suerte tienen tiempo para hacerle un juicio interminable a D’elia por haberle dado un cachetazo a un nazi.

Reconozco que ya no es noticia: siguen cayendo en cana tipos de la policía de Macri, es un principio de austeridad macriana, para qué tener policías y delincuentes cuando se pueden tener las dos cosas al mismo tiempo.

3 comentarios:

  1. No, lo suyo es una demasía, no solamente quiere que egresen todos los negritos sin establecer las jerarquías - como diosito manda - que además osa meterse con los poliladrons de la porteñoland yard metro police. Horrible lo suyo, típico de esta diKtadura.
    Y que conste que no le digo nada acerca del fracaso de sus ideas disolventes, como puede apreciarse con Escocia y Cataluña, hartos ya de estar hartos de mantener parásitos con coronita.
    Uy, detalle chiquito pero importante, si Escocia se abre, ¿el alcalde amarillo le cambiará el disfraz a sus canas?

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  2. donchango: mi ex (docente por necesidad y no por vocacion, debio desenpolvar el titulo de profesora cuando la empresa donde trabajaba cerro a principio de los 90 ) simpre dice que los profesores prefieren aulas sin alumnos.
    Las maestras de primaria deberian rotar de grados, conozco algunas maestras de 1° o 2° que se mimetizaron y parecen de 7 años.

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  3. Una gran verdad lo suyo DonChango.
    La oportunidad en que mas materias me llevé fue 5to. año. Y porqué? Porque vivía rateándome y cuando iba me sentaba en el último banco a leer un libro de Gurdjieff.

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Piensa mal y acertarás