El día que, las clínicas que le practican abortos a las chicas de clase media, estén prohibidas, se acaba el debate.

El, presunto, debate sobre el aborto, seguro, legal y gratuito, es uno de los ámbitos de mayor cinismo de la vida humana. Nos hablan del “niño por nacer”, del “valor de la vida humana”, y salen con imágenes de fetos. Los mismos que, cuando las pibas de ellos, quedan preñadas llaman por teléfono y por unos dólares les hacen el aborto con musiquita y comen canapés. Para colmo es todo una contradicción por no decir una cretinada, les estas diciendo a los pobres que son demasiados, que no hay trabajo, ni jubilación, ni hospitales, ni comida para todos y, al mismo tiempo, queres que vengan más bebes de los pobres. ¿Cómo es posible que un gobierno liberal este contra el aborto libre y gratuito? Si hay un hecho universal de la vida humana es el sexo, salvo algunos monjes budistas y algún bicho raro, toda la raza humana se caracteriza por querer darle a la matraca. Es peor que otros mamíferos, los perros tienen una época de celo pero los humanos queremos todo el año. Obvio que no es ni bueno, ni malo, es una característica de los humanos. Para colmo, la mayor parte de los embarazos no deseados y consiguientes abortos, son culpa nuestra, de los varoncitos. Yo apuesto mi sueldo, bueno son 2 mangos, a que todos esos señores que “defienden la vida” de los fetos, le dan a la secretaria. Ustedes dirán que es poco original, si, todavía no se inventó nada nuevo, fíjense que todo el quilombo del metoo, es por culpa de un señor, seguramente un santo, un ciudadano modelo, que se cogía a las chicas aspirantes a estrellas. Es decir a las secretarias/empleaditas/cadetas y proletarias diversas. Los varones hetero hacemos cualquier payasada, cualquier estupidez, cualquier trampa para ponerla y después, cuando la cosa se pone jodida, nos tomamos el raje, en algunos casos, con un mínimo de decencia, les pagamos el aborto, que aun siendo legal y gratuito es una experiencia espantosa para las chicas. Pero más espantoso es que las leyes no se cumplan y chicas que han sido violadas, o cuya vida está en peligro, y a las cuales la ley les da ese derecho, no puedan abortar porque jueces, jurisconsultos varios, la yuta y algunos carniceros con carnet de médico les niegan ese derecho. Vivimos una situación indigna e indignante pero, para nosotros, después de todo, señores de clase media, las cosas se solucionan, sacas los dólares, no tantos por cierto, que tenés en una cuenta y mandás a la chica a la clínica, y se acabó la historia. Uno de los parámetros que usamos en estos blogs para definir las cosas es preguntarnos ¿De cuánto estamos hablando? Estamos hablando de miles, de decenas miles, de centenares de miles de chicas, y no tan chicas, que mueren, que quedan destrozadas, que no van a poder tener hijos cuando quieran tenerlos, que tienen que criar hijos que no deseaban. Vidas arruinadas. ¿Y todo porqué? Es bastante simple, no hay leyes de aborto libre porque a la clase media no le interesa, mientras puedas mandar a la nena a la clínica, está todo bien. La clínica abortadora es como el lazo diabólico que nos une a los pequeño burgueses con los burgueses más asesinos y retrógrados. No se si lo vamos a ver, pero el día que las clínicas abortadoras sean debidamente denunciadas y prohibidas, que las chicas de clase media tengan que recurrir a jueces y médicos para abortar, que el aborto sea de verdad clandestino para la clase media, ese día el aborto libre y gratuito, sale en 15 días. Mientras tanto seguirán rigiendo los derechos de los fetos y seres nonatos y las pibas del pueblo seguirán muriéndose porque, en medio de las más grandes libertades, los pobres no tienen derecho ni de coger. Una última aclaración. Para colmo las campañas de prevención, la distribución de anticonceptivos y la educación sexual se encuentran cada vez más abajo en las prioridades de un gobierno que se hunde. Además, aunque todo eso funcionara, siempre le vamos a buscar la vuelta para dejarlas encinta.