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Con Cristina.

viernes, 28 de abril de 2017

Creíamos que Macri era el más grande pero desde el primer mundo llega: ¡Macron!

El antipopulista Macron tiene todos los atributos del populismo de derecha ¿No se dieron cuenta?
El tipo se presenta como lo nuevo que va a barrer con el pasado y lo establecido. Él dice que no es político, que es un outsider. Un hombre común con un trabajo normal, como banquero.
Es la melodía de estos tiempos. Un solitario, un hombre fuerte que va a arreglar todo. A diferencia de Trump es joven y hasta lo ven buen mozo. Bien vestido, elegante. Ha ido a las escuelas correctas.
Como otros populistas de derecha solitarios, Macron no necesita confrontar dentro de un partido que exige cosas y que tiene decisiones tomadas en congresos. Tiene solamente un circulo estrecho de amanuenses. ¡En Marcha!
El Partido “En Marcha” está marchando pero su líder se niega a indicar hacia donde. Como tantos populistas de derecha Macron se niega a declararse de derecha o de izquierda. A los franceses se les pide que elijan una herramienta sin contenido político.
Macron es ese antipopulista que combate al fascismo descartando la idea de la democracia.
La democracia se basa en la idea de que existan distintas alternativas para elegir. A través de la elección uno esta obligado a hacerse cargo de las consecuencias de su decisión. En una democracia que funciona tendría que ser difícil echarle la culpa de todo a una elite.
Macron atrae a los que no se atreven a elegir, porque son los que no saben lo que quieren.
El populismo le da vida a la democracia, entusiasma a la gente para que tome posición. Macron no trabaja así. Su populismo no va en tratar de convencer a nadie de nada excepto a no tener una opinión. Todo lo que necesita es que confíen en él.
Es la encarnación del problema implícito del liberalismo. Los liberales nunca pueden comprometer a las personas en una identidad colectiva. Su “nosotros” nunca puede tratarse de algo más que ellos mismos. Macron es el populismo sin el pueblo.
El se mueve con la irreverencia encantadora que todo populista sin partido debe tener para ser tomado en cuenta. Hizo un acto electoral en Downing Street 10 (la sede del gobierno británico) en donde llamaba a financistas, científicos y empresarios británicos a radicarse en Paris y abandonar el infierno del Brexit en Londres.
La meritocracia, profesionales (primermundistas), los que creen que han ascendido solamente por sus propios esfuerzos. Esa es su gente. Macron es el populista para los que tienen “aspiraciones” ¡En Marcha!
En el espíritu del populismo Macron quiere reducir el número de diputados de la Asamblea Nacional ¿Políticos? ¿Para qué queremos a esos charlatanes que nos salen tan caros?
Es la postura del tecnócrata, que apela al sentido común. Uno de los que intenta convencernos que existe una solución definitiva para las contradicciones de clase que son tan grandes que tienen que ser eternas.
Acusa a Marine Le Pen de “oportunismo” y se jacta de ser “pragmático”. Le Pen habla de establishment y Macron de “sistema”. El sistema debe ser “sacudido” dice él. Lo que quiere decir “sistema” lo llena el consumidor de acuerdo a su gusto. Macron es tan vivo como Le Pen.
En los discursos de Macron no se señala ningún contrincante, nada más que el “sistema”. Carece de análisis del poder. Eso quiere decir que nunca va a descubrir cuales son los verdaderos problemas de Francia.
Tal vez esa sea la idea. La mitad de los franceses piensa que todo esta bien como está.
A los que votan al populismo se los acusa de tenerle miedo al cambio. Los que verdaderamente le temen al cambio son los que votan a los representantes del status quo. Una Clinton. Un Macron.
Lo que sea que el hipócrita de Macron le quiera hacer creer a sus votantes, él no es ningún inofensivo político centrista. Lo “social-liberal” en su programa son más alumnos por aula y más inmigración. En lo que hace a la distribución del ingreso el tipo es un neoliberal con un enorme plan de ajuste.
El “independiente” Macron fue ministro de finanzas de Hollande que llevó a cabo una histórica campaña contra los convenios colectivos y el derecho laboral. Toda Francia salió a protestar ¿Cómo se manejó Macron en ese momento? Se burló de los damnificados.
Un periodista de la revista de izquierda yanqui “Dissent” escribe sobre como Macron provocaba a un docente, de 60 años, diciéndole que no se preocupara por los recortes y la desocupación y “se pusiera su propio negocio”.
Macron quiere despedir empleados del estado. Desregular el sector financiero. Quiere reducir los impuestos a los más ricos. No tiene ninguna preocupación por los efectos de la globalización en la clase obrera.
Su política “centrista” anti sindicatos y contra la clase obrera va a hacer crecer la desigualdad y a poner todavía más peso sobre las espaldas de los que ya la están pasando mal.
Esa política ya la conocemos. Hace crecer a los populismos en todas partes. Esa política ha hecho que los pobres y los trabajadores, que dependen del estado de bienestar, pongan su voto por el Frente Nacional. Si es que todavía votan.
Marine Le Pen divide a los franceses entre “puros” e “impuros”. A pesar de eso sus votantes son cualquier cosa menos étnicamente puros. La clase obrera esta presionada y es multicultural.
Para el común del pueblo esta no es una elección entre el Amor y el Odio, como escriben tipos desinformados en las redes sociales. Para ellos se trata del pan y la manteca en la mesa. Un chofer de taxi no puede tener una infinita cantidad de colegas.
Esas cosas hacen que los liberales les reprochen a los votantes populistas que son egoístas. Pero ¿Qué decir de los votantes de Macron que se llevan al guinda de la torta de la comunidad europea y se cagan en los que no pueden hacerlo?
Macron esta perfectamente adaptado a la demagogia neoliberal de la CE que nos quiere hacer creer que tenemos que elegir entre un estado de bienestar xenófobo o la apertura liberal cosmopolita. Ese truco funciona porque los que se llaman de izquierda no la tienen clara y no pueden explicar la diferencia entre un estado de bienestar financiado por la comunidad y en funcionamiento con el nacionalismo de la década del 30.
Hacer de esta una elección a favor o en contra del racismo no es verdad.
Si gana Le Pen la xenofobia va a cobrar un nuevo impulso. Pero hay otras cosas en juego. Tal como la elección en los States la elección francesa es sobre incertidumbre y la desigualdad. Sobre como los que están próximos en la lista para ser excluidos se relacionan con los que ya lo fueron.
Después del resultado de las últimas elecciones los partidarios del estado de bienestar no tienen a quien votar.
¿Quién puede reprocharle algo al docente del que se burlaba Macron si se queda en casa para la segunda vuelta?
Seguro que el profesor sabe que Le Pen no es la solución. Le Pen actuaría contra la gente común igual que Trump.
La propia Le Pen lo sabe. Es por eso que elige hablar del terrorismo en vez de explicar como resolver la situación del 10% que no tiene trabajo.
Con la llegada de Macron el liberalismo está de fiesta. Cuando peor parecían las cosas encontraron su propio populista. Su propio salvador. Justo cuando se lamentaban de que la política de la “tercera via” había muerto, llegó en nuevo envase ¡En Marcha! Dicen los mercados.
Los grandes medios votan por Macron. “Es el niño mimado de mundo entero” comentan felices.
Que la izquierda europea parezca satisfecha de que Francia tenga a dos populistas de derecha para elegir, uno tan peligroso como el otro, es menos entendible.


Este artículo es una traducción, como siempre libérrima y aporteñada, de una nota de Ǻsa Linderborg (ya una vez me hicieron quilombo así que tengo que poner el nombre) que salió en el diario socialdemócrata. Lo interesante, también, es que en un diario socialdemócrata muy grande aparezcan estas cosas, es como que todos los moribundos se despiertan antes de estirar la pata, no es para nada la línea de la socialdemocracia al punto que, la periodista, tuvo que escribir otra nota aclarando que, de ser francesa, votaría por Macron. Y definitivamente Macron es como la sueca lo describe y no lo votaríamos aunque nos hicieran tragar una araña pollito, que es más o menos lo que sentimos por Le Pen.

2 comentarios:

  1. El afiche reza "Hinaus mit dem welschen Plunder", o sea "Fuera con las porquerías francesas". Lo pegaban en los muros de Alsacia las autoridades alemanas en la primavera de 1941, cuando comenzaron el proceso de desfranconización (inscripciones públicas destruídas, interdicción de la lengua, nombres germanizados y símbolos prohibidos - aún la boina basca, considerada una Gehirnverdunkelungskappe, o sea un oscurecimiento del cerebro) tanto de esta provincia como de la de Lorena. La escoba arrastra al quepis, el casco Adrian, la Marianne, el gallo, la boina basca, etc., etc. Los franceses contestaron en 1945 con uno similar en la Baviera ocupada que decía "Hinaus mit dem schwowe Plunder", "Fuera con las proquerías suabas/alemanas". (¿Noticias de la Revolucón Rusa?)

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  2. Al parecer, "populismo" no es otra cosa que el nombre de todo lo que no me gusta.

    Las pasas de uva en la empanada deben ser populistas.

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