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Con Cristina.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Donde te cuento una novela entera de Vargas Llosa y no necesitas leerla, caripelon.

Mírenme a los ojos, con toda sinceridad, me importa 3 carajos la literatura. Me regalaron, esas cosas del parentesco y las fiestas de fin de año, un libro de Vergas Yosa, La Historia de Mayta se llama, o algo así. Pensé que a lo mejor nos daba una clave de los divagues de Verguitas, o que, al menos, iba a resultar entretenido. Si alguien esta esperando que hable del lenguaje que se pase a alguno de esos blogs de literatura.

Igual no creo que Verguitas se haya salteado las reglas de concordancia o que escribas frases truncas y boludeces por el estilo pero si me pareció que el estilo que usa es, no encuentro una palabra mejor para describirlo, “inflado”. Unas cuantas frases largas, me hacia acordar algunos diálogos de películas de cine nacional donde en ves de decir “el agua esta fría” decían “las aguas bajaban heladas”, que te empelotan la lectura. A lo mejor las frases difíciles, además de dar prestigio, el viejo Borges decía algo sobre el prestigio del aburrimiento, sirven para dificultar el análisis.

El libro tiene un prólogo donde Verguitas dice que, por culpa de los loquitos que se lanzaron a la lucha armada, la democracia en América Latina se retrasó 20 años. Eso es lo que yo pienso, fue la lucha contra los golpes de estado la que generó los golpes, no fueron las yanquis, ni los empresarios, ni los intelectuales liberales como Verguitas.

Sobre todo eso: Verguitas.

Para empezar, el libro transcurre en dos tiempos distintos que, más o menos, se mezclan. El narrador, en el presente, que ya no es el presente, en la década del 80, intenta reconstruir la epopeya de ese tal Mayta en los 50 y al filo de la década del 60. Más o menos al comienzo del libro, el narrador, afirma haber conocido al Mayta ese, en Lima creo, ambos asisten a una escuela de curas, Mayta, creo recordar, es tirando a fanático católico, inicia una especie de huelga de hambre en solidaridad con “los pobres”. Los pobres de Varguitas son un caso especial, son unos indios sin demasiada alma ni tradiciones que viven en la miseria abyecta. Mucha pena por la gente y cero empatía.

Mayta se convierte en un militante trotskista, forma parte de un grupito que es un desprendimiento de otro grupito. El tipo parece pasarse los días repartiendo un diarito que nadie lee, trabaja haciendo changas y se caga de hambre. Mientras tanto nos enteramos de que el narrador anda dando vuelta por el Perú buscando datos sobre la “rebelión de Mayta”, el Perú que recorre buscando a los sobrevivientes no es el Perú sino una especie de fantasía apocalíptica de bajo vuelo, según parece el Sendero, al que casi no se menciona, controla una parte grande del país, las ciudades están cercadas, falta la comida, hay bolivianos y cubanos (?) entrando por la frontera y se aproxima una “intervención” americana, de hecho los americanos ya están en el pueblito, no me acuerdo como se llama, donde Mayta hizo su rebelión.

La rebelión ocurre cuando se encuentra con un joven milico que es el que se rebela, la acción está mal organizada, al milico lo matan pero a Mayta no lo pueden matar, si eso hubiese pasado el tipo hubiera quedado como un mártir y eso no es lo que Varguitas tenía en mente. El milico es un loquillo aventurero, la preocupación social es más bien un pretexto para mandarse algunas módicas tropelías.

Cuando Mayta les habla de la insurrección los troskos arrugan, asunto en el que le damos toda la razón a Varguitas. Entonces decide hablar con el odiado enemigo que es un tipo del Partido Comunista, que tampoco le da bola, el burócrata del PC es el único villano del libro, es descrito como un vampiro con los dientes negros de nicotina, para colmo es defenestrado por la dirección pero permanece en el Partido, el muy rastrero.

Me quedé preguntando para que carajo Verguitas necesita presentar un Perú apocalíptico en los años 80 y es simple, necesita ese dislate para no mostrar la situación real del país, en el Perú distópico todos pasan hambre, incluso los ricos. En el Perú desangelado y real a los 4, bastante más de 4, de siempre, les va de puta madre.

Mayta va preso, es amnistiado, intenta otras acciones armadas, asalta un banco y es entregado por sus propios compañeros para quedarse con la guita, al final el chabón es un heladero, tiene una familia y casi ha olvidado su militancia.

En un primer momento me pareció que los presuntos compañeros que entregan al ingenuo Mayta son el propio Vargas Yosa pero no.

Probablemente, porque no se los conoce, los entregadores son unos pobres infelices que se cagan de hambre y que necesitan la guita.

No son unos millonarios que, nada más que para figurar, le lustran el caño al boludo del rey de España.

2 comentarios:

  1. He dicho en alguna parte ya que Vargas Llosa tiene más palabras que ideas. Cosa que ud. ha señalado con toda certeza. Las novelas de Vargas Llosa (las he leido a casi todas) me aburren y fastidian, en ese orden. Desde "La ciudad y los perros" hasta la actualidad a Vargas Llosa se le nota la marca de la gorra, en lo ideológico y en su literatura que él cree es un hallazgo (bueno, le dieron un Nobel lo que no es garantía de nada, pese a los Saramago y los Günter Grass)
    Una de las cosas más abyectas que he leido de este tipo es el prólogo a la obra completa de Julio Cortázar. Ahí el tipo se manda una torcedura de brazo al cronopio que te deja culo´pa rriba, diciendo que el pobre escritor se había puesto senil y por eso los cuervos revolucionarios se habían aprovechado de él.
    Una mierda el tipo. Completo.

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  2. Mire, si he leído algo del coso és - don verga llorosa - no me acuerdo y como apenas veo impreso el nombre ya me da arcadas, es que se me ocurre que leerlo es o masoquismo o tortura. Y francamente hay algo aún más repelente del coso éste ¿desde qué atalaya o cumbre de la sabiduría se atreve a opinar de lo que está bien o está mal en MI país, en MIS compatriotas?, si el asco que el tipo me produce, yo no lo hago extensivo al resto de los peruanos.

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