Seguimos esta oda al caos y al odio desenfrenado… Donde, por una vez, los chupasangre terminan con una estaca enterrada en sus corazoncitos. Debido a que Rusia seguía su propio calendario el 1º de mayo cayó el 18 de abril. La más extraña de todas las manifestaciones del día del trabajador se celebró en Mohilev, sede del estado mayor del ejército, donde desfilaron los generales zaristas que habían sobrevivido a febrero. En las grandes ciudades ya se distinguían las columnas de quilomberas de bolcheviques. El problema de los bolcheviques era el problema del ritmo ¿Acaso hay otro problema en el mundo? Mientras los marineros de Krondstadt, a mediados de mayo se habían constituido en República Soviética, varios regimientos y algunas barriadas de Petrogrado se hallaban en estado de rebelión. En muchos casos ya habían ajusticiado a sus oficiales o a sus patrones y estaban al mando y sabían que mientras existiera el gobierno provisional y la derecha estarían en peligro. A su vez en muchas provincias la noticia de la revolución apenas si había llegado. Krondstadt era una isla frente a Petrogrado que estaba ocupada por un cuartel de los temidos marineros del Báltico. El comité ejecutivo del soviet de Petrogrado y los de la mayoría de las ciudades tenían una abrumadora mayoría de mencheviques y SR-istas. En el barrio de Vyborg vivían miles de obreros radicalizados y además contaban con el primer regimiento de ametralladoras con 10 mil soldados y mil ametralladoras. Por cierto que con 10 mil soldados y mil metras cualquiera se radicaliza. A principios de junio se reunieron los delegados de los soviets de toda Rusia. En el congreso un par de tipos declararon que ningún partido podía tomar el poder por si mismo en Rusia y Lenin les retrucó que si que había un partido que estaba dispuesto a hacerlo. Los delegados con gran clarividencia se le cagaron de la risa. Los elementos más militantes de Vyborg y similares querían hacer una demostración, es posible que tuvieran la toma del poder en mente aunque es seguro que los organismos centrales de los bolcheviques no. El día 9 el ejecutivo del soviet decidió prohibir la manifestación, los bolcheviques aceptaron, excepto Stalin que, es posible que estuviera cerca de los de Vyborg, amenazó con renunciar. Lenin decía que no se podía contradecir al soviet al mismo tiempo que se le exigía la toma del poder. El 18 de junio el ejecutivo del soviet efectuó su propia demostración en Petrogrado. La consigna de la marcha era "Unidad Revolucionaria" un apoyo a la política de "doble poder" pero con un poco de caramelo para los más radicalizados. Los bolcheviques decidieron participar con cárteles que decían: "Todo el poder a los soviets". Y, adivinen que, prácticamente la multitud completa marchó con las banderas bolcheviques. Las banderas a favor del ejecutivo del soviet eran casos aislados. Ante el paso de la marcha, obreros y soldados furiosos y hambrientos, muchas señoras escaparon saltando al agua, Petrogrado esta llena de puentes y canales. La clase media veía con horror como esos desarrapados bolcheviques se iban apoderando de la ciudad y como los campesinos empezaban a destruir las mansiones de la nobleza que solían estar llenas de obras de arte. La desaparición de la policía y de las antiguas instituciones judiciales determinó el surgimiento de una especie de "guardia urbana" que simplemente se encargaba de cagar a tiros a cualquier ladrón o cosa por el estilo que pudiese pescar. Ofensiva! Si la idea fuera acompañar el texto con música esta parte del relato debería llevar la música de los tres chiflados. A veces los chiflados salen disfrazados como generales con sombreros altísimos y con plumas y el pecho repleto de medallas y banderas con nombres de países como "Patolandia" o similares. Ha llegado junio y Rusia todavía está en guerra. El chiflado que sale con un traje semi- militar es Kerenski. Recorre, aparentemente, la línea del frente que, de por si, es interminable. Kerenski hace un discurso, llora, implora, grita, se desmaya y los soldados lo saludan con una ovación. Son regimientos que no son tales en lugares escogidos por el alto mando. Kerenski cree seriamente que es un Bonaparte y que va a ganar la guerra. Como los enfermos terminales que se aferran a la más mínima esperanza, en parte pero también hay otros que piensan que un desastre militar completo puede acabar con la revolución. En una reunión de tipos de clase media 9 de cada 10 prefieren al Kaiser alemán antes que a Lenin. Kerenski no es tan imbécil como pudiera creerse y su primera movida, es ministro de guerra, es reemplazar al catrasca zarista Alexeiev con el republicano Brusilov. Además Brusilov es el único general ruso con prestigio. Es interesante porque el zarista todavía tiene algo de sentido común y se niega a participar de la aventura. Los demócratas como Brusilov o Kerenski en cambio tienen una inconmovible fe en los aliados que vienen presionando a Rusia para reanudar la guerra, el frente ruso se halla en un armisticio de hecho. La prensa liberal, si los mismos de siempre, tomó la bandera de la aventura militar con entusiasmo y a continuación la clase media, la misma que creía que Buzzi era un campesino que madrugaba para ver crecer el trigo, se infló de fervor patriótico. Algunos civiles se engancharon como voluntarios pero la mayor parte eran oficiales que sentían pánico por sus propias tropas. Entre los voluntarios había un cuerpo compuesto solo por mujeres que van a volver a aparecer en el momento más inesperado y que no hicieron mal papel en la batalla donde sufrieron muchas pérdidas. Pero los soldados veían las cosas de otra manera. El viaje de Kerenski para animar a las tropas fue en mayo y estaba eufórico. En cambio Brusilov había estado de veras en el frente y estaba dudoso de las bondades de la ofensiva. El buen general tal vez tuvo mala suerte porque le tocó encontrarse con bolcheviques y, en aquel momento, debía haber media docena. Recordemos que cualquier acto de insubordinación o rebeldía recibía el nombre de bolchevismo y que esto hacía que los oficiales vieran bolcheviques por todas partes. Una vez llamadas a movilizarse las tropas se amotinaron en todas partes. Muchos desertaron y escaparon subidos a los techos de los trenes. Un ejército entero declaró, con rara clarividencia, que solo tomaba órdenes de Lenin. El día 16 el ejército ruso inicio el bombardeo. Y el día 18 dio comienzo el avance de las tropas. Los alemanes se retiraron para reagruparse y los rusos tomaron trincheras abandonadas. Los alemanes contraatacaron y avanzaron aun más en territorio ruso. La retirada terminó en crímenes y pogrom. Es obvio que la derecha liberal y aledaños necesitaban la guerra, lo único que tenían para oponer a las demandas sociales de un pueblo armado y, cada vez más, organizado era el patriotismo de la guerra. Pero la guerra en si no les interesaba. Posteriormente el ejército blanco contaría con oficiales aguerridos, estudiantes de las academias militares, la clase media lumpen, los campesinos ricos de la Federación Agraria y hasta vastos sectores de cosacos. A la hora de atacar a los invasores alemanes poco y nada de esto se vio. Si la idea hubiera sido realmente ganar la guerra hubieran puesto más en juego. De hecho el ejército campesino fue de nuevo al campo de batalla mal armado, mal entrenado y mal dirigido. Y no hay historiador, serio o no tan serio, que disienta con eso. Es entendible que la derecha tuviera eso en mente. En cambio la postura de SR-mencheviques es menos clara. Los mencheviques hacían, por así decirlo, seguidismo de la socialdemocracia occidental. No podían dejar la guerra porque eso hubiese significado una ruptura con "occidente". Dejar la guerra hubiese sido "traicionar a la democracia". Como si el imperio Británico o el francés hubiesen sido democracias de algo. Como si la Unión Europea fuese democracia de algo. Así como en el siglo XXI no se bancan darle una patada en el culo al euro y a la comunidad europea. Aunque entiendan que van a la destrucción se niegan a abandonar la "corriente principal". En el caso de los SR-istas es aun menos comprensible puesto que no eran parte de la socialdemocracia europea. Tenían a los campesinos de su lado y por eso se dividieron. Los más jóvenes, los que estaban más cerca de la aldea, los más populares terminarían por crear, al filo de octubre, un partido distinto. Los viejos fueron atrás de los mencheviques hasta el amargo final. Supongo que los líderes provinciales de los SR-eristas irían atrás de los mencheviques ocupando el segundo vagón detrás de la socialdemocracia. En argentina tenemos un grupo que pertenece a la socialdemocracia y a unos grupos populistas-populistoides que hacen seguidismo. No es algo particular de este país ni de este momento por lo visto. Otro asunto interesante es que si bien la guerra estaba, nadie dudaba de eso, perdida aun así no era tan difícil negociar la paz. Los alemanes también estaban exhaustos y dispuestos a quedarse con territorios que ya tenían y dejar a los rusos en paz. No solamente eso, los países al occidente del antiguo imperio ya estaban perdidos. Los rusos no recuperaron ni Polonia ni Finlandia ni siquiera después de ganar la segunda guerra mundial. Los bolchevique en 1918 tuvieron que entregar muchísimo más de lo que hubiese tenido que dejar el gobierno provisional en 1917. Los campesinos pobres, esos ignorantes, tenían toda la razón en reclamar una paz inmediata a como de lugar. Igual el único lo bastante loco como para admitir que los negros tenían razón era el pelado. Por cierto, además de ser la sentencia de muerte del gobierno provisional, la ofensiva costó medio millón de bajas. Artículos anteriores: |
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