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Con Cristina.

miércoles, 5 de julio de 2017

Menos el hijo de Elisa Carrió, somos todos narcotraficantes.

A veces uno se pregunta, como el dominio de la derecha, sobre los medios de comunicación es tan fuerte que los datos esenciales desaparecen. La posverdad puede ser pura propaganda o un trabajo sobre los prejuicios de la clase media pero es, sobre todo, un ocultamiento. Todos sabemos algo pero nadie habla de eso, incluso uno mismo. Uno sabe, por ejemplo, que Elisa, o como se llame, Carrió pertenece a una familia de funcionarios de la dictadura, no ocupó un puestito en una oficina oscura, fue fiscal y fue ascendida. Nos sorprende el “giro a la derecha” de muchos adherentes al Partido Radical cuando sabemos que, de ahí, salió una buena parte de la burocracia de la dictadura.

Todos esos cómplices civiles se reconvirtieron a demócratas, al punto que esos funcionarios de los milicos, todavía tienen el audaz atrevimiento de tomarnos examen de democracia.

Después saltan los, Trotsky los llamaba así, demócratas de margarina a decirnos que no tiene nada que ver, que parece que no importa que uno de estos personajes de la derecha haya sido fiscal mientras los milicos secuestraban y mataban por miles.

No solamente eso, resulta que los mismos que desde sus escritorios apoyaban a la dictadura, ahora nos dan lecciones de moral.

¿Por qué misterioso motivo Elisa Carrió no denunció los crímenes, el endeudamiento, las mafias y el hambre planificada en el año 82? La respuesta es que no lo hizo porque es cómplice.

No digamos que todo el Partido Radical ha sido mafioso y faccioso, digamos que una parte, por ejemplo tanto los familiares de Elisa Carrió como su ex marido y su entorno en general, lo han sido.

Después de la debacle del final del gobierno de Alfonsin, llegó al gobierno esa extraña variante del peronismo reconvertido a neoliberal, en el 94 la oposición radical, un mejunje neoliberal, y el gobierno m*nemista sellaron un pacto, que es similar al actual pacto de “gobernabilidad”, Elisa Carrió tuvo su momento en la constituyente del 94 donde se negó a votarlo. No crean que, después de eso, la línea de Carrió fue consecuente, después de eso se convirtió en apoyo de Delarua. Ahí llega el golpe político maestro de Carrió, en vez de hundirse con Delarua, formó su propio partido e inició su periodo “centroizquierdista”. En ese sentido no innovó nada, usó militancia de izquierda para armar su partido y después, mientras se mostraba progresista en público, fue reemplazando a los izquierdistas por representantes de la oligarquía como Pratgay. En esa época participó de una comisión para investigar el lavado de dinero, un clásico de aquella época feliz donde, al parecer, había grandes fortunas dando vuelta. La comisión quedó en la nada, no salió de ahí ninguna actividad judicial sería, no tengo pruebas de esto pero estoy convencido de que Elisa Carrió se encargo de sabotear a la comisión. Horacio Verbitsky nos cuenta como Carrió le llevó un montón de denuncias falsas, armadas por un provocador que terminó preso, Verbitsky investigó y le dijo que era todo falso, Carrió presentó las mentiras igual. Los campeones de la moral venden cualquier mentira, si les conviene.

Hubo momentos en el año 2002 en que estuvo primera en las encuestas, en el 2003 salió cuarta con el 14% de los votos.

A medida que el gobierno de Nestor Kirchner fue avanzando, la resistencia del campo de la oligarquía, fue en aumento, Carrió se inventó una nueva doctrina, desde la época de la filosofía griega se sabe que la sociedad vive una guerra de pobres y ricos pero ya no más, para Carrió vivimos una eterna batalla entre los decentes y los deshonestos, de lo que surge que los que dan subsidios, los que construyen, los que protegen el trabajo argentino y aumentan los salario son los ladrones y los que destruyen el país son los honestos.

Desde ese punto de vista, nunca hubo un gobierno tan honesto como el de Macri.

De a poco las acusaciones absurdas fueron escalando, además apareció la extraña obsesión con el narcotráfico, sin ir más lejos, por citar un par de casos ridículos que abarcan a la coalición gobernante, tanto Cobos como Binner han sido denunciados por Carrió como cómplices del narcotráfico, esas denuncias jamás han llegado a ningún juzgado, para empezar solamente las denuncias contra el peronismo son tomadas por la justicia, además parecen haber surgido puramente de la imaginación de Carrió.

En el 2007 Carrió alcanzó el máximo de su carrera política, llegó a casi el 24% de los votos, aun así, perdió por más de 20 puntos contra Cristina y hubo denuncias de fraude que, por lo que sabemos, jamás pasaron de declamaciones públicas.

En el 2008 abandonó toda veleidad progre y se unió al lobby sojero.

No hay icono de la derecha que no haya sido incorporado a la doctrina “Carrió”, la santidad de Clarín y la Nazión, el primer centenario, la visita cariñosa a la Embajada, la defensa de los entrañables “viejitos presos”. Y, últimamente, las virtudes, que pronto van a verse, del gobierno macrista.

A partir del 2008 toda la trayectoria de Elisa Carrió se resume en una interminable serie de denuncias de narcotráfico. Las denuncias jamás son presentadas a la justicia y, puede haber algún otro que lo haga, si llegan son desestimadas, incluso por tribunales proclives a favorecer esas denuncias que sirven para tapar la discusión política. Piensen, por ejemplo, en la interminable serie de diatribas y acusaciones contra Aníbal Fernández y que terminaron en 5 juicios por difamación que ganó Carrió y, sin embargo, Fernández no solamente no esta imputado, ni siquiera ha sido llamado como testigo.

Una posible explicación de las continuas denuncias de Elisa Carrió sobre presuntos implicados en el narcotráfico había surgido hace unos años, la información surgió de grupos relacionados con los servicios de inteligencia, es decir espías de la dictadura militar pero fueron retomadas por periodistas de la blogósfera, relacionan a un tal Santos que vendría a ser el hijo de Elisa Carrió, Santos habría estado preso por asuntos de drogas en la década del 90 y ahora mismo estaría preso o poco menos en México, eso explica los viajes continuos a los que se pretende hacer pasar como “conferencias” o viajes a Miami, al punto que se la sindica como propietaria de una agencia de viajes. Reconozcamos que los antecedentes, la conducta errática y el tono alucinado de su prédica, dan pie para cualquier especulación.

Pratgay era, digamos, de los más cercanos a Carrió, asimismo hizo denuncias contra funcionarios macristas como Majdalani, Centurión, Angelizi, Lorenzetti y Arribas, en ningún caso hubo una continuación judicial o política ni una queja por el desplazamiento, nada, puede ser que la Sra. Carrió este volviéndose aun más incoherente, pero uno tiene la sospecha de que está siendo presionada, tal vez, la historia del hijo narco preso en México no sea tan disparatada.

4 comentarios:

  1. Todo bien pero, honestamente, ¿a usted le parece que era necesaria la chanchagrafía, digo gigantografía, ésa? - E´mucho y, que yo sepa, sus lectores no le hicimos nada pa´que nos agreda así.... ya somos grandecitos y no tomamos sopa.

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    1. Amigo Savelon, los mensajes ambiguos son para los blogs de literatura.

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  3. Muy bueno. Estaba pensando en algunas cosas: el allanamiento a la universidad Arturo Jauretche, la persecución incesante contra la universidad de las Madres y más o menos contra cualquier institución que intente formar a las personas desde abajo (ni hablemos de las universidades públicas, entre las que las del conurbano sufren un particular ensañamiento). La prohibición de que en Aerolíneas haya diarios que no sean los socios de la apropiación de Papel Prensa (ni hablemos de Página, ese pasquín de subversivos resentidos). Y una larguísima y angustiante lista de humillaciones, agresiones, mojadas de oreja y golpes bajos absolutamente gratuitos. Es como que van por todo, pero no porque lo necesitan, ni siquiera porque, dada la enorme disparidad de poder, pueden (otras élites de países partidos al medio como el nuestro también podrían, pero no lo hacen), sino porque está en su naturaleza. ¿Deberemos, para tratar de angustiarnos un poco menos y seguir viviendo, aceptar que somos un país más parecido a (digamos) Turquía o Indonesia de lo que creemos? Hace poco en el programa de Navarro (un tipo que, más allá de su estilo, no puede negarse que sabe de algunas cosas, por ejemplo de historia económica argentina) estaban con el tema de la brutal opereta contra Taiana, llevada adelante por esa banda de babuinos psicópatas que enmerdan la cabeza de la sociedad, sin respiro, desde los medios. Se dió mucha información, y sin embargo (me dí cuenta después) EN NINGUN MOMENTO se mencionó que Taiana había estado preso ilegalmente (por siete años además), por nada, por pertenecer a un grupo político-ideológico que había dejado de tener derecho a la existencia (y hasta el día de hoy en día ese derecho a la existencia de todo el hemisferio político-ideológico izquierdo no es algo que podamos dar por garantizado, como en una sociedad más o menos armada: los cruzados de occidente siempre pueden volver). El "detalle" de la detención ilegal de Taiana hubiera sido lo primero en ser mencionado y resaltado en cualquier otro país, pero acá ni los periodistas de nuestro lado lograron superar su acostumbramiento al hecho (no por "normal" menos escandaloso) de que, en Indonesia o Turquía, esas cosas pasan.

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