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Con Cristina.

lunes, 22 de mayo de 2017

El gobierno de Gerardo Morales es una dictadura y debería ser derrocado por la fuerza.

El crecimiento demográfico va a paso de tortuga en Argentina. Está lleno de viejos de más de 50 años, o adultos no-se-que-cosa si lo prefieren. Es imposible, salvo el Alzhaimer, que un tipo de más de 50 no recuerde la dictadura. Algunos tienen un buen recuerdo, al parecer la ideología hace que la gente piense cualquier cosa, esos que, supuestamente, tienen un buen recuerdo vivían aterrorizados. Y no solamente por la patota que te venía a buscar de madrugada o por la gente, en muchos casos sin militancia ni compromiso conocido, a la que, de la noche a la mañana, no se la veía más, también porque había un aparato de “justicia”. Nadie estaba muy seguro de no haber conocido a alguien, de ser propietario de una empresa “sospechosa”, de estar haciéndole sombra a alguien, de molestar a algún mandamás. Si cualquier piojito, nosotros conocimos preceptores de escuelas secundarias que hacían matar a los pibes, podía hacer que desaparecieras, imagínate o, mejor aun, recordá los juicios que te podías comer, te podías pasar media dictadura con prisión preventiva, en una cárcel de máxima seguridad, por haber hecho algo que no les gustaba a los señores. La dictadura tenía una especie de “tribunal” que era secreto y decidía con justicia perfecta, sin abogados, sin pruebas, sin testigos, sin causa, sin papeles, sin apelación, era cuando nos ponían a disposición del PEN, según le venía a este cuerpo secreto, se podían pasar los 7 años de la dictadura sin ser acusado de nada, por el solo, y terrible, acto de existir.

El otro mecanismo era como la parodia de un juicio, podías tener un abogado, que solía terminar secuestrado/asesinado o compartiendo la celda con su defendido, podías tener testigos que solían terminar igual. A veces, por esas cosas del tercer mundo, terminabas teniendo el puto juicio, si había juicio casi siempre eras inocente, y te cagaban secuestrando cuando salías de la cárcel, en algunos casos y para facilitar la acción justiciera, te dejaban en libertad de madrugada, en medio de la noche. Conocí gente que no deseaba otra cosa más que seguir presa. Muchos de los jueces y fiscales de aquellos tiempos felices, andan entre nosotros, son grandes señores, respetables, el azote de los corruptos. Además, aunque no como en estos tiempos, había una pata mediática. Los medios importantes, y los no tanto, estaban bajo el control, en general no directo, nada mejor que los Magnetto para censurarse solitos, de los milicos. De ese modo te comías la acusación mediática para intimidar a los pocos que podían salir a defenderte, para silenciar, para que los fachos supieran que decir si aparecía algún bicho raro a cuestionarlos. Así fue, doy un ejemplo que conozco, con la Universidad del Comahue donde encanaron a profesores que, por enseñar matemática moderna o a tipos que eran filósofos de la ciencia, eran unos criminales, todo con difusión mediática y juicios donde las pruebas eran un par de libros de Marx. Los juicios eran espectáculos circenses donde, a un tipo al que habían secuestrado y le habían metido picana en los huevos, le mostraban un disco de Mercedes Sosa. Por cierto que en todos estos años nadie se metió con los jueces, fiscales, jurisconsultos y manyapapeles que le hicieron gauchadas a la dictadura ¿Cómo era que decía aquel romano? ¿Era Cicerón? “¿Quién vigila a los vigilantes?”

La justicia revolucionaria jujeña es prácticamente igual a la dictadura. Aun los militares, en general, se quedaron con los jueces, unas joyitas, que heredaron, en cambio en la democracia del “diálogo” y el “consenso” los tipos que ganaron una elección se nombraron jueces a si mismos, los controladores que se controlan a si mismos y la suegra que controla a su yerno.

Después de nombrarse jueces a si mismos, armaron una fiscalía especial dedicada a una sola persona, después la inundaron de causas. A Milagro le hicieron todo un juicio, con jueces, fiscales y todo porque a Morales o, quien sabe, algún otro payaso, le tiraron huevos. Un juicio por instigación a tirar un par de huevos. Le abrieron como 60 causas por el estilo, es razonable, hay toda una fiscalía que no tiene otra cosa que hacer. Los huevos vendrían a ser el equivalente moderno de los discos de Mercedes Sosa o los libros de Marx. Por lo demás la gente sigue presa por tiempo indefinido, en cárceles de máxima seguridad con golpes y torturas. El “testigo estrella” de este único juicio resultó ser empleado de Morales. Esto, más que a la modalidad “jurídica” de la dictadura se parece al estado de sitio. La causa de la instigación a tirar un par de huevos, hasta ahora, ha sido la única, el resto de las docenas de causas contra Milagro permanece en el limbo. Incluso los más desinformados empiezan a sospechar que, si después de 1 año y medio no tienen algo concreto de que acusarla, es porque no hay nada. Un año y medio presa por nada, porque no le gusta al señor gobernador, suena como una historia de la época de la independencia.

Mientras tanto tenemos también la campañita troll/TN contra la negra, india, chorra, K y demases. Porque la dictadura se basa en usar los prejuicios ridículos de la clase media, o los boludazos que se creen clase media y se cagan de hambre, en contra del progreso. El progreso es que los pobres vivan mejor y los ricos paguen impuestos ¿Qué otra cosa iba a ser? La cruzada contra Milagro no es contra Milagro, ni siquiera contra el kernerismo o el progresismo en general. Es contra una cooperativa autogestionada, es contra el derecho elemental de laburar y hacer tu vida. Es por eso que termina en una dictadura, aunque tenga votos.

1 comentario:

  1. Tal vez sea así, que ese coso pretenda ser pensado como dictador, dar esa imagen porque simple hijo de puta seguro que le resulte poco, puede ser pero, lo peor es que ni para dictador sirve, es una caricatura, siniestra, claro que sí, pero caricatura al fin. Un desecho, le saca el "padrino" y se caga en las patas...... es radicha, no?.

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