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Con Cristina.

domingo, 27 de noviembre de 2016

No me asusten a los pibes al pedo, es mentira, Fidel no se murió.

En La Boca en el frente de mi casa hay un depósito de cartón, los carritos parecen estar volviéndose más precarios, más de palitos, los que tienen un caballo son la nueva burguesía, A la vuelta hay un conventillo, uno se pude sentar en la vereda y pasarse horas, días, sin ver una cara repetida, por unos 2000 mangos podes alquilar una pieza con vista al baño.

Algunos, más bien pocos, estuvimos en la facultad de derecho para oír a Fidel, no sabíamos que ese era el prólogo del retorno del peronismo. Los que quedan lo recuerdan, ese patriarca de barba blanca, un país revolucionario que camina.

Los que quedan, los pibes, los pobres somos siempre los pibes, llegará el día en que seamos señores, llegará el día en que seamos Fidel, los pobres tienen la estampita y le rezan, como a Jesucristo, también es un barbudo. Los ateos comunistas no van al cielo, los ateos comunistas se quedan a pelear en la tierra.

Para los pibes, uno, ciertamente, no es Fidel, pero ya es un anciano, los pibes están preocupados, me preguntan si se murió. Los padres de los pibes lo vieron, junto con la asamblea del barrio, en el año 2003 ¿Puede Fidel morirse? Por supuesto que no, les digo, solamente los hombrecitos pequeños nos morimos, el corazón nos hace paf, pif, no se como es la cosa y la quedamos, vamos a parar a la nada de la que vinimos y nos llora nuestra familia y los 4 amigos de siempre, y está todo bien, así es como es, así siempre ha sido.

Pero Fidel.

Fidel se subió audazmente a un bote destartalado, los botes viejos se hunden fácilmente en el mar Caribe, se los comen los tiburones, un ejército entero los esperaba, es lo que les espera a todos los que desafían a la ley del Imperio, los balazos del ejército de Batista, o como se llame, se detuvieron en su campera, en sus pantalones de soldado, en el botiquín absurdo del Che.

Y la muerte esperaba a Fidel y sus 12 apóstoles en la Sierra Maestra, los aviones lo buscaban, las ametralladoras, tipos traidores que por unos dólares te apuntan a la espalda, siempre había alguien, a la espalda de Fidel, para protegerlo, un pueblo, un ángel venido del remoto futuro.

Misiles, lanzallamas, Iron Man y armas raras, todos pasaron de largo, explotaron y mataron pero fue inútil.

Un día Fidel estuvo en La Habana, la multitud salió del silencio y de la oscuridad. Fidel habló y los únicos que acertaron fueron los supersticiosos creyentes, Fidel estaba protegido por Espíritu Santo.

La viuda negra esperaba a Fidel, si hubiéramos tenido la suerte de conocer a la viuda negra, cientos, miles de nosotros, estaríamos todos muertos, uno no quiere escapar de esa dulce asesina mercenaria hermosa.

Es raro porque uno dice que la revolución está en el cuerpo. Ni eso alcanzó, el hermoso cuerpo sádico del ángel de la muerte.

Y los muchachos de la mafia, son los genios, los artistas del asesinato, las familias, unidas de Chicago, de Nueva York, de donde sea que florece el crimen, se la juraron, nadie se mete con los negocios del señor Lucky Luciano, francotiradores, monos subidos a helicópteros, fríos killers de películas de Bogart.

Y la CIA y el pentágono y la MOSSAD y todo tipo de agencia de la muerte, todos chocaron con la barba añeja, con la austera, precisa, dignidad de los cartoneros del barrio, con el discurso interminable, con la verdad de un hombre. Solo el pueblo salva al pueblo y el pueblo es Fidel.

Llegaron los invasores y Fidel se subió a un tanque. Hubo armas nucleares, la solución definitiva del Imperio, y ni aun así, Fidel, que todo lo sabe, conoce la canción de Bob Marley, esa que dice que no hay que tener miedo de las armas nucleares porque, ni aun ese poder infinito, puede detener el tiempo.

Un día cayeron las repúblicas socialistas y los buchones creyeron que, está vez si, iban a terminar con Fidel, aparentemente hay tipos de sangre que no son aptos para vampiros. Que se le va a hacer, mala suerte.

Fidel estaba en La Boca, comiendo pizza con ajo.

Por eso los que hemos visto algunas cosas, una dictadura militar, un campo de exterminio, la opulencia boluda y culposa, y culpable, del primer mundo, les decimos que no teman, que Fidel está, en cualquier acto simple de rebeldía, en cualquier cuestionamiento, en la asamblea del barrio pobre, en el cambalache, en el brillo en los ojos de los que empiezan el combate hacia el futuro, en los pibes.

Entonces ¿Le llegará la hora a Fidel algún día? Todo tiene su ciclo en este mundo, un día los pibes pobres, los excluidos, los que no tienen voz, los hambrientos, los desesperados gobernaran. Así está predicho.

Todavía no es el momento.

3 comentarios:

  1. Tiene razón, no se murió, simplemente "se cerró" tal como dice nuestra tristemente incompetente susy malcurro, imagínese, si están obsoletas las leyes laborales del siglo 20...¿qué puede decirse de un jovato de 90 años?. Por suerte acá somos un país moderno, libre y feliz bajo el fantástico liderazgo de fraudicio I, el electrónico, ná'que ver con esa islita chúcara del trópico...

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  2. Esa tarde frente a la facultad de derecho, al principio eso de que iba Fidel era un rumor nomás, todos nos preguntabamos si de verdad el tipo iba, hasta que apareció el canciller creo y dijo "les doy mi palabra de revolucionario cubano que Fidel va a estar aca hoy". Y ahi fue la 1ra ovación de la tarde.

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  3. Estuve en la facu de derecho. Estuve en Bariloche en el 95, acreditado como periodista que soy. Mi mano y mi grabador rozaron la solapa del saco de Fidel. Pocas veces me emocioné tanto en mi vida. Todas las mentiras que le inventaron en vida y que le van a seguir inventando tras su muerte no tendrán el más mínimo peso comparadas con la importancia de que haya en el mundo una sola persona con ideas revolucionarias e igualitarias. Después hablamos de los como, de los con quien, de los cuando,... Pero, mientras haya un solo revolucionario en la tierra, Fidel y el Che no habrán muerto. Felicitaciones por tu entrada. Justamente, un abrazo revolucionario

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Piensa mal y acertarás