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Con Cristina.

jueves, 5 de febrero de 2015

La argentina post-kernerista, hoy: la clase media en hospitales públicos.

Amigos, la vida es complicada, a veces nos toca padecer tragos amargos, sin ir más lejos, es difícil aventurarse en la jungla de la gran ciudad sin encontrarse con gorilas. El gorila, el ser gorila por así decirle, vive en cierta medida una vida precaria. Muchos, tal vez la mayoría, de los piojos resucitados son cuentapropistas. Los “pequeños empresarios” (jua!) no pagan aportes, ni siquiera el que deberían pagar como autónomos, no lo hacen por una profunda convicción: la plata de los aportes, obra social, jubilación y lo que sea, se la llevan los kerneristas y sirve para que la Shegua compre joshas o para que la Cámpora libere presos que matan a la gente de bien. No me pregunten cual es el bien de la gente de bien. Entonces se cubren pagando prepagas, las prepagas son muy buenas para ganar guita o para poner mucamas empilchadas en pisos de mármol pero, por algún motivo más o menos inexplicable, suelen dejar de a pie, a sus afiliados, en instancias críticas. No todas las prepagas son iguales, las hay de altísimo nivel y cuotas idem y las hay de medio pelo. Adivinen a cual están afiliados los amigos gorilas.

Repentinamente el gorila se encuentra en el hospital, está sentado en la cola esperando que le den un turno, hay 500 personas, hace calor y el ventilador tira un aire pobre, imperceptible, la cola está poblada de “untermenschen”: abuelas bolivianas con pollerón y bolsos, pibes hipotéticamente chorros, chiquitas embarazadas, laburantes criollos con algunos dientes de menos. Pasado este mal momento, quién sabe por que catastrófico designio, los gorilas se encuentran conmigo. Los gorilas me cuentan de un tirón su espantosa experiencia, repiten: “¡500, había 500!”. Los gorilas son una clase de individuos manipulable y, aun peor, moldeable, nadie en su sano juicio puede sentir odio ni rencor contra ellos, pero, por algún motivo perverso e inconfesable, me encanta que sientan odio y resentimiento contra mí. Les dije que votar a Macri y después pretender ser atendido en un hospital público era una de las cosas más disparatadas que había visto en mi vida. Votas a un tipo que sabes que va a desfinanciar los hospitales y después queres hacerte atender ahí. Después viene el discurso sobre la progresiva reducción del presupuesto y sobre el aumento de la mortalidad infantil, la clase baja esta pagando muy caro los logros de la administración macrista.

Pero no es la brutalidad y la ignorancia lo que caracteriza al gorila, el gorila es, simplemente, alguien más y más enfrentado con los untermenschen.

¿Qué era lo que decían los gorilas? Que no por nada son gorilas, decían que no era que faltaran hospitales sino que sobraban pacientes. Al parecer todo es parte de un plan siniestro, orquestado por los peronistas y los gobiernos de Bolivia, Paraguay y algún otro, cada día llegan a BA decenas de buses con centenares de pacientes de los países limítrofes, este aluvión toma virtualmente todos, pero todos, los hospitales, mientras los pobres porteños y, en particular, el sufrido y eficiente gobierno de la ciudad, intenta capear el temporal. La llegada de estos buses no ha sido filmada, registrada ni presenciada por nadie pero eso no es sorprendente porque todos sabemos que Clarín y el gobierno kernerista son socios. Los testigos posiblemente fueron eliminados ¿Por qué no?

Subirte a un micro, digamos, en La Paz, bajarte en BA, pagar comida y hospedaje y todo eso para hacerte atender en un hospital que se cae a pedazos, es un poquitin loco, si tenes guita, joven del altiplano, para pagar todo eso, podes pagarte una clínica paceña, o de donde sea y que te atiendan como un rey. Es posible, aun así, que haya voluntarios para viajar a BA y hacerse tratar. Si fueran, digamos, 300, ¡300 por día! Representarían el 2 o 3 % de los pacientes de los hospitales porteños. 15 de los 500 que esperaban junto a nuestro sufrido ciudadano de primera, claro no es lo mismo hacer una cola de 485 que una de 500.

Los gorilas viven en un país Titanic donde parece que la única salida es arrojar a los más débiles por la borda ¿Cuánta gente sobra? Y ¿Cuánto va a pasar hasta que ellos también sean prescindibles?

4 comentarios:

  1. Son prescindibles, desechables; por eso todo el ruido para que nisman no les sirva de ayuda memoria - imagínese - el riesgo que hay si se avivan y suman 1 más 1..

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  2. Por eso la millonaria se atiende en el Austral.

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    1. Y los parásitos como vos tienen tiempo de escribir chicanitas sin sentido en cualquier parte.

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  3. Muy buena descripción de estos tiempos que nos tocan vivir, en particular, en la C.A.B.A.
    Yo no los culpo... Se la pasan leyendo The Nation y escuchando a Mongobardi y Feinman (el pequeño).
    Un saludo.

    Juan Manuel

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Piensa mal y acertarás