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Con Cristina.

viernes, 16 de abril de 2021

Guerra contra el tercer mundo, hoy: las sanciones, ese acto justiciero.

Hay un tipo llamado Richard Nephew, es el encargado que tiene Biden para ocuparse de Irán. Entre otros despropósitos el Nephew este escribió un libro que se ocupa de detallarnos la forma en que los States aplastaron a los iraníes.

Que nos cuenta este maravilloso ser humano, de quien será sobrino este hdp, para el 2007 los servicios de inteligencia habían llegado a la conclusión de que los iraníes ya no contaban con un proyecto de armas nucleares y la idea era debilitar económicamente al país persa. La denuncia sobre armas nucleares se usó como excusa para imponer sanciones. Entre el 2012 y el 2014 el bloqueo financiero y la destrucción de la moneda habían reducido en PBI en un 30 %, pero, escuchen esto: permitieron la importación de bienes de consumo para hacer crecer la desigualdad.

El libelo de nuestro sobrino favorito dice que hay que desarrollar una estrategia para acentuar el sufrimiento en los puntos débiles, es un manual de tortura para pueblos.

Con inimaginable hipocresía nos anuncia que el dolor no es el objetivo, no que va.

Nos informa que las sanciones contra Rusia no tienen relación con obligarlos a que abandonen Crimea.

Se tortura a los pueblos en nombre de la moral y de la humanidad, nadie menciona eso como violación de los derechos humanos.

La política “liberal” de Obama y Biden se expresa en bombardeos “humanitarios”, invasiones y sanciones mayormente contra el 3er mundo. Por ejemplo las invasiones contra Afganistán, Irak, Siria, Somalia y Libia. Las sanciones son de 2 clases contra individuos, instituciones o empresas y las que atacan a todo un pueblo de carácter económico.

Los States cuentan, entre muchas otras maravillas, con una autoridad de control sobre ciertas personas con las que no se puede comerciar y cuyos recursos deben ser bloqueados. La lista ocupa 1536 páginas a 3 columnas, hay otras listas más, por ejemplo figuran todos los parlamentarios de Hamas (un partido político palestino).

Se supone que están castigando lo que ellos, los señores del mundo, consideran actos inmorales, no hay gobierno mínimamente independiente de ellos que no sea una banda de criminales.

Es ni más ni menos que la guerra económica de los países ricos contra los negros salvajes, sin correr ningún riesgos. El ministro de finanzas de los States, pónganse de pie, confiesa mantener 36 programas de sanciones activas de los cuales 22 son contra naciones, el resto contra criminalidad internacional y actividades que les desagradan. La gloriosa comunidad europea tiene todavía más sanciones.

Los bombardeos humanitarios, jua!, y las invasiones asimismo las sanciones son el orgullo de occidente y una muestra de su liderazgo moral, que lindo che, dividen al mundo entre buenos, ellos, y malos, nosotros. Los políticos yanquis se ven como los líderes del pueblo elegido por dios. Los ideólogos de la comunidad europea piensan lo mismo.

La política moralista no es necesariamente peor que la realpolitik. Pero contiene una tendencia intrínseca hacia la destrucción sin límites, como podemos apreciar en el cinturón de fosas comunes entre Afganistán y Libia con un millón de cadáveres. Todo en nombre de la humanidad y la democracia.

Las políticas moralistas dependen de la hipocresía. Como por ejemplo la alianza de los States con Arabia saudita y otras monarquías feudales donde jamás nadie ha sospechado que se respetaran los derechos humanos. Lo que no se muestra y que muestran las sanciones contra los pueblos es la crueldad de la política exterior liberal.

Las sanciones contra nuestras naciones generan sufrimiento, pobreza y miseria en nuestros pueblos. Las sanciones, ahora con Biden, contra iraníes, cubanos, norcoreanos y venezolanos es un intento de genocidio económico. El objetivo es destruir la infraestructura.

Nunca resulta por completo, los cubanos han sobrevivido al látigo yanqui durante 60 años. Pero las medidas son efectivas. Las sanciones contra Venezuela desde el 2017 incrementaron la mortalidad en 40 mil personas. Entre el 2019 al 2020 el PBI cayó en un 60 %. En el 2020 al gobierno le quedaba un 1 % de los ingresos de antes de las sanciones. Un reporte de las ONU constató continuo crecimiento de la desnutrición, todos los intentos de usar las reservas confiscadas en Inglaterra para, a través de la ONU, comprar barbijos y vacunas han sido denegados.

La actual orientación de la política americana es que Siria siga siendo un montón de ruinas. Ninguna empresa de ninguna nacionalidad puede firmar contratos para reconstruir en las áreas controladas por el gobierno. La comunidad prohíbe participar en la reconstrucción de la red eléctrica.

Las 2 potencias prohíben comerciar con el petróleo y el gas, mientras los States y sus aliados Kurdos ocupan los campos petrolíferos más importantes de Siria. Las nuevas sanciones contra China apuntan a impedir el desarrollo tecnológico del país.

¿De dónde viene ese sadismo moralista? Una fuente es tal vez el fundamentalismo político. Donde otros vemos niños, adultos, ancianos, mujeres y hombres los militantes de las sanciones solamente ven la caricatura de sus enemigos políticos que tienen que “pagar” como Biden acostumbra a decir.

Otra es una visión religiosa de la humanidad que divide entre nosotros, el pueblo elegido, y todos los otros: pecadores, infieles, herejes, perdidos. En el fundamentalismo protestante donde la alianza liberal del atlántico norte encuentra su razón de ser, existe una vena de sadismo. Torturar a alguien es liberarlo de sus faltas.


Göran Therborn, esta es una traducción super libre, el artículo carece de la indignación que me viene a mí cuando leo algo que, si bien conocemos, cada vez da más la impresión de que los nazis ganaron la guerra.

1 comentario:

  1. Mire, desde lo formal (aunque trágico) los nazis perdieron paro, justamente quedó la posibilidad de copiarles los modos sin tener que pagarles copyright, una ganga que un pichulero como el tío sam no podía dejar pasar, sea comprensivo...

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Piensa mal y acertarás