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Con Cristina.

sábado, 27 de febrero de 2021

La campaña de Larreta por el covid empieza a dar resultado 25% más de casos esta semana en la ciudad.

Las perspectivas parecían nefastas, los casos venían bajando, la gente común, los pobretones de zona sur, ya muy castigados no se sacan los tapabocas ni para ir al baño. El que puede va a laburar en auto, el que puede en bici, el que puede camina, al que no le queda más remedio sube al colectivo con una fábrica de barbijos.

El pueblo llano vuelve a mostrar su cobardía.

Incluso los súbditos de chetoeslovaquia se alejan de los bares.

Incluso los más retardaditos ya estuvieron en la fiesta clandestina, se cagaron bien contagiando y constataron que son una forrada, lo que no deja de ser redundante.

Pero las cosas están cambiando.

La campaña por la escuela presencial está logrando su objetivo, que se contagie toda esa gente simplona y sin importancia.

Por cierto que logro el de la campaña por la escuela presencial ¿saben cuantas veces por semana van los pibes? Digan un número.

Van una vez por semana.

Tanto quilombo por 4 horas de clase por semana.

Los casos subieron un 25 % en una semana de, maomeno, 800 a 1000.

En cualquier país de los, mal llamados serios, el semáforo epidemiológico explotaría.

Pero en Larretolandia sigue la fiesta. Que el que tenga que morir, y, ya que estamos, el que más o menos, también, se muera. O no se muera pero quede jodido.

Les tengo un mensaje, los miles, decenas de miles, cientos de miles, que quedaron mal, cansancio, ahogos, pulmones colapsados y lo que sea, le van a salir mucho más caro al país, a mediano plazo, que cualquier medida restrictiva que sea.

Aparte de eso ¿quiénes son los que se tienen que morir? Los de siempre, los que no tienen más remedio que salir, los docentes obligados a dar clases que, en realidad, no funcionan, ni para atrás ni para adelante. Los infelices que tienen que mandar a sus hijos, porque pierden la vacante, porque el nene no sé qué carajo hace, roba, fasea, vaya uno a saber y los, justicia divina, recontrapelotudos.

De ese modo la peste vuelve a avanzar.

Igual falta mucho, falta, por ejemplo, que vuelva el fulbo con la cancha llena, yoran, putos, yo te vi correr cagón, te cagaste bien cagado del virus.

Faltan los desfiles en la calle, carnaval, carnaval.

Falta la noche de los bares con recitales de música triste y vinito gratis.

Entiendan que la gente ya no da más y necesita de un poco de alegría, morirse de la alegría.

Ya se contagiaron 100 docentes, es poco, casi nada, es señal de que la vienen peleando pero ya se van a cansar.

Además, esto es lo mejor, ya está la vacuna, se la pueden aplicar, sin problemas, todos los afiliados a las prepagas, si no podes pagarle 20/30/40 lucas a OSDE no esistis, así te lo digo, sos un planero.

Pero si 20 lucas te las gastas en un restaurant, pichón, son un vino cosicosa y un par de platos con hojas y un cachito de carne en el medio.

Sobre todo, eso, carne en el medio.

La impunidad es una especie de droga, como, entre otras virtudes morales, la prepotencia. Más impune sos, peores cosas jodidas te mandas.

1 comentario:

  1. Lo suyo es envidia elemental, el líder garca se va de vacaciones a zonas de riesgo pero cerquita del amigo jair y usted no ve al rubio de Camel que es, sino al prócer pelado.
    Los críos en la yellow city no se van a anfermar, los docentes tampoco, el virus es como las piletas sin agua, un dibujo.... y para el resto ya están los vacunatorios meritocráticos donde por unas pocas chirolas tiene la vacuna esperándolo, 20 ó 30 lucas por cuota, una bicoca....

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