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Con Cristina.

martes, 20 de septiembre de 2011

Porque un seguidor no debería malgastar su tiempo, y su dinero, en ir a ver a Waters. O un resumen de las genialidades y los papelones de los floyd.

En la red hay centenares de sitios con biografías más o menos completas de los Pink Floyd. Para no ser menos voy a citar de memoria, y repleto de inexactitudes, cosas que sabe todo el mundo.


Érase a mediados de los 60 unos pibes ingleses que, como todos los pibes ingleses y alrededores, se mataban escuchando blues. A diferencia de otros pibes pequebu de escuela de arte los Floyd contaban con un genio entre ellos.


Era el mítico, el único, el cósmico Syd Barret.


Tengo amigos que, entre otros desastres, han sido de experimentar con el LSD. Cuentan aventuras bizarras. Descubrieron que el reloj pulsera daba un reflejo en la pared y en el reflejo empezaron a ver el arco iris. La mesa empezó a volar y, ellos, agarrados del borde no podían soltarse, finalmente la mesa alcanza la velocidad warp y parte rumbo a las estrellas. Me contaron que estuvieron agarrados de la puta mesa durante horas.


Barret grabó un disco con los Floyd llamado "The Piper at the Gates of Down", el flautista a las puertas del amanecer, todos los temas, excepto uno, están firmados por él. Dicen que lo grabó en 30 días o algo así, debía ser agotador con la tecnología de la época. Es sicodélico y espacial. Tenía el tema de apertura "Astronomy Domine" que 40 años después todavía lo tocaban en vivo, la "opera espacial" "Interstelar Overdrive" llena de disonancias y de naves espaciales atrapadas en un black hole.
La mezcla de la fama de estrella pop, con las presiones, con el ácido le quemó la cabeza al pobre Syd. Uno de sus mejores trucos era contestar las preguntas de los periodistas con 20 minutos de delay. Se podía pasar un show entero tocando un solo acorde (muchos rockeros hacen lo mismo y nadie se queja). Decidieron convertirse en quinteto para tener alguien que toque algo y que no este viendo arco iris en las paredes y lo trajeron a Gilmour.
Al final dejaron a Syd Barret en casa.


Barret grabó un par de discos solistas. Nunca me gustaron, son las baladas lánguidas de un bajón de ácido.


Los Floyd grabaron "A Saucerful of Secrets". A los floydianos de Barret no les gustó. Es buena música, en algunos casos muy buena música pero sin el toque del genio.


El tercer disco es la música de una película que no vio nadie, extraño destino de que la peli, no me acuerdo el nombre del director, sea inmortalizada por la banda de sonido pero el disco de los Floyd, "More", es de lo mejor. Imaginativo, amplio, experimental en el mejor sentido de la palabra, ustedes saben, dicen que un disco es "experimental" cuando el experimento falló. No es el caso.


Después de eso grabaron un álbum doble, es el disco favorito de los pinkfloydianos fundamentalistas se llama "Ummagumma" (un ingles me dijo que las "u" se pronunciaban como "a", malditos británicos) y es un sinónimo de "fifar". Tiene un disco en vivo que no contiene demasiadas novedades pero bien y un disco de estudio que tiene 4 trabajos solistas. La parte de Gilmour esta bastante bien es "floydiana" el resto es mala y la parte de Waters es una especie de joda. Te reís la primera vez que lo escuchas y no te volvés a arriesgar. Umma es el final de la primera época, podríamos llamarle la más "espacial".


Con el disco "Atom Heart Mother" (1970) comienza la edad de oro de los Floyd y del rock sinfónico. El primer lado del disco es aceptable pero no es tan bueno, es un buen ejemplo del uso de orquesta, coros y efectos varios para tocar un acorde de 4 tonos. El segundo lado tiene de las mejores canciones que han hecho los Floyd, incluyendo a los laburos con Barret y lo que sea, "If" una balada acústica preciosa, "Summer 68" donde la orquesta está usada con discreción y criterio y "Fat old sun" donde un tema suave, evanescente, termina en un solo de Gilmour que arrasa con todo. Finalmente la mini sinfonía "Alan's Psychedelic Breakfast" que tiene 3 partes, la musiquita china, el duo de guitarras del amanecer y la mañana gloriosa que es como la música de Barret pero al revés.


El disco siguiente es mejor todavía porque carece de la orquesta ruidosa. Es pura música algo rockera y progresiva. "Meddle" tiene canciones que van desde lo obviamente maravilloso como la sinfonía, que ocupa un lado entero en el vinilo original, "Echoes" hasta la dulzura de "A pillow of winds" y el tono insólito por lo triunfal de "Fearless" y hasta el tema "Seamus" cantado por un perro que sabe lo que es el blues.


Hicieron la música de otra película que nadie vio llamada "Oscured by clouds" y que es recomendable solo para coleccionistas.


Y también hicieron "Dark side of the moon" un disco que todo el mundo conoce y que no es tan bueno como los discos anteriores pero al que, por algún motivo, le encontraron la vuelta para vendérselo a todo el mundo. Es un disco de música progresiva donde le han limado alguno de los aspectos que el gusto masivo encuentra chocante o demasiado disonante. Hasta se puede, dios no lo permita, bailar. No lo intenten y si lo intentan no me lo cuenten.


El último disco realmente valioso y escuchable de los Floyd es "Wish you where here" donde, usando sintetizadores, mellotrones y dios-sabrá-que, encontraron la vuelta para alcanzar un sonido sinfónico sin usar la espantosa orquesta. Aun así lo bueno del disco es la canción larga "Shine on you crazy diamond" homenaje descarado a Barret y que cierra el ciclo. De los Floyd y de la música progresiva como fenómeno masivo ya que estamos. Los temas cortos del disco son feos y no se los acuerda nadie.


Los discos buenos de los Floyd son los discos donde los temas están compuestos por el grupo, en cuanto las ideas de Waters empiezan a predominar se va todo al carajo.


Los discos que hicieron los tipos de Pink Floyd después "Wish" se puede resumir en un comentario sobre "The wall". Ruido, furia, llantos de bebe, canciones pobres repetidas hasta el cansancio, helicópteros, el tipo que grita algo sobre el "puding", los suecos le dicen "puding" a algo que es como una morcilla con azúcar. Orquestas con violonchelos tristones, coros elefantiásicos.
Parece que Waters está en contra de la guerra pero en contra de hacer un espectáculo decadente y de llevarse toda la teca, no.


Dolina decía que mezclar el llanto de un bebe con un martillo neumático podía llegar a sonar original pero que eso no creaba belleza ni sentido. Además decía que la creación artística se agota y que si un vivillo cambiaba el último tono del tango "El garrón" (otra que Pink Floyd) todo el mundo (los tangueros son muy despiertos) se iba a avivar de que ese no era nada más que el tango "El garrón".


Después Alan Parker hizo una película que refleja como es el disco: solemne y aburrido.
"The Wall" fue presentado en vivo en un recital gigante, creo que al pie del recién demolido muro de Berlín.


Waters, y Gilmour también, son señores bien intencionados que viven en un castillo y que se indignan cuando leen "The Guardian", un bodrio similar al Clarín, la declinación de los Floyd y del rock progresivo es un proceso de separación entre los músicos y la gente que los escucha.


De la presentación en vivo de "The Wall" opinamos lo mismo que opinamos de todas las cosas gigantes. Que se caen fácilmente y que después no sirven para nada.


Los discos de Floyd después de "Wish" están en le mismo lugar que los discos como solista de Waters: la gente los tiene colgados del espejito del auto.

8 comentarios:

  1. De acuerdo en todo, salvo en que Dark Side of the Moon contiene el mejor tema de todos los tiempos. Pero escuche lo que le digo; de todísimos los tiempos, incluyendo a la Pequeña Serenata Nocturna de Mozart y esas cosas que es "Time", que engancha con "The Great Gig in the Sky".
    Y quien hizo esos dos temas unos, podría haber parado ahí mismo y decir;
    -"Bueno, ya está". Y retirarse for ever con toda la gloria.
    Ahora Waters es un decadente del cual en los últimos años uno recuerda sus interminables peleas con el resto por "Money, it's a gas".
    Mucho gas, pero hace años que se la pasan contando moneda.
    Sus discos solistas son más aburridos que un partido de rugby.
    Y se la pasa diciendo que Gilmour no puede escribir ni la letra del Arroz con leche.
    Tanta gente va a ir a verlo incluso más de una vez.
    Seguramente en ese preciso momento estaré sintonizando un buen Arsenal vs. Atlético Rafaela.
    Y se lo digo como buen floydeano de los setenta que soy.

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  2. El tema es, sospecho, aquello de que "no es lindo lo que es lindo, sino lo que a uno le gusta".
    Y a mí me tocó conocer a uno, que comía tallarines con dulce de leche. Definitivamente, el mundo es grande y el bicherío, incontable.

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  3. De acuerdo con Ram, a mi me gusta casi todo Floyd, y me importa un carajo lo que opine Dolina al respecto, los abrazo con amor y tarareando Confortably numb

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  4. En realidad, "a saucerfull of secrets" está formado por material sobrante del primer disco que, dicho sea de paso, está considerado de los mejores de la música sicodélica, siendo una ópera prima.

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  5. Como respuesta al "me gusta y listo": ese argumento tiene de indiscutible lo que tiene de infantil. No se trata de gustos el asunto sino de producción artística. Floyd no innovó al final nada en lo musical sino más bien lo contrario. La distancia musical entre las primeras obras y las últimas es la misma que hay entre Cortázar y Dan Brownie. Una cosa es literatura y otra un producto industrial, más allá del gusto, capisce?

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  6. A ver, me parece que el anónimo no capisce niente. Si alguien vende millones de discos, NO se los vende a "entendidos" en música o en producción artística, se lo vende a personas comunes, un buen porcentaje de ellos adolescentes, que compran esos discos por moda, por gustos o por sentirse parte de determinados grupos sociales.
    Obvio, todas razones "infantiles", que las industrias satisfacen. Por un interés muy escasamente infantil.
    Personalmente, a la mayoría, le importa poco "la distancia musical" que pueda haber entre los "primeros" Pink Floyd, importa mucho más la cronológica, el cuándo fue que a uno le empezó a gustar (o no) esa banda y los discos que haya hecho más los efectos "nostalgia" y "retro" que para otros muchísimos implicó, tecnología e industrias más internet mediante, la recuperación de esa música y aquellos momentos de cuando era joven y despreocupado. O sea que, la música "industrial". a la larga o a la corta es "personal", habla del dueño del disco, no de "producción artística". El sesentón que paga casi 3 lucas para ver a Waters, va mucho más por él, por sus infantiles sensaciones antes que por la "producción artística". Y el que no puede ir, lo lamenta por idénticas razones, nunca por la "calidad" del show.
    ¿Los valores musicales?, bien gracias, para que discutan los críticos, los especialistas y los pretenciosos, que el "infantil" consumidor está en otra cosa.
    Y si hablamos del que le gustan los Pink Floyd, ¿de qué nos disfrazamos si hay que explicar que al mismo tiempo le gustan Creedence, los Iracundos, Manal, los Rolling , Nicola di Bari y los Nocheros entre quiticientos más.
    Hay que bajarse de las atalayas, don anónimo, que la fatuidad también es infantil.

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