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Con Cristina.

martes, 25 de enero de 2022

Guerra contra el 3er mundo: la masacre de los iraquíes.

En Washington pensaron que mezclarse con un dictador nuevo en Irak llamado Saddam Hussein en guerra contra Irán era una idea brillante.

No es bueno saber cómo Saddam veía este contubernio, los states eran el archienemigo. Pero un enemigo con una invitación imposible de rechazar: vigilancia satelital de los movimientos de tropas iraníes y armas químicas. Con esa ventaja tiene que haber reforzado la confianza de Saddam en que la guerra estaría ganada en unas cuantas semanas.

De lo que Saddam no tenía idea era de que Israel, en complicidad con los states, apoyaba a Iran con armas, repuestos y consejeros. Que Israel y los states se enfrentaran entre si no es tan extraño como parece. No era la idea que Irak o Irán ganaran la guerra sino que se desangraran.

Y así fue. Cuando ambos bandos estuvieron agotados después de 8 años de guerra no hubo ganadores. Irak perdió 200 mil hombres, Irán posiblemente 3 veces más. Por el lado de Irak la guerra fue el comienzo de 40 años de infierno que destrozaron el país económica, política y culturalmente. Y eso llevó al genocidio más amplio, menos criticado y menos discutido después de la 2da guerra. Pero después de la guerra contra Irán Saddam tuvo la brillante idea de compensar el fiasco con una rápida conquista de Kuwait, creyendo que los yanquis todavía estaban de su lado. En el peor de los casos, eso no está confirmado, tuvo luz verde de parte de los states.

Cuando Irak atacó Kuwait en agosto del año 1990, 10 años después del ataque contra Irán, significó el colapso del estado de bienestar, el único del mundo árabe. Los states llevaron a cabo acciones militares y sanciones casi totales desde la ONU, cuando durante los 8 años de guerra entre Irak e Irán apenas si se molestaron.

La propia guerra “Operación tormenta del desierto” duró 100 horas. A partir de ahí el poder militar iraquí fue aniquilado. Pero bombarderos yanquis y británicos quedaron sueltos sobre Irak durante años y destruyeron tanto las instalaciones eléctricas como las de agua potable y sistemas cloacales. Con eso paralizaron a la sociedad iraquí. Grandes epidemias y hambruna le sucedieron. La idea era convencer de ese modo a la población sobre las ventajas de la democracia, es decir la economía de mercado y la propiedad extranjera sobre los recursos del país.

Esta guerra económica y bacteriológica siguió durante 13 años y ocasionó la muerte de 576 mil niños iraquíes. Ante la pregunta sobre si la política de sanciones valía lo que costaba la embajadora de los states ante la ONU Madeleine Albright respondió que sí.

Después del ataque terrorista del 11 de septiembre del 2001 el régimen de George Bush jr. perdió la paciencia. No alcanzaba con la conquista de Afganistán y aunque los atacantes del 11 de septiembre eran de Arabia Saudita no podían ir a la guerra contra los aliados sauditas. Pero los states clamaban venganza.

En el 2002 el vicepresidente yanqui un tal Dick Cheney lanzó una bizarra denuncia, los iraquíes con el país destrozado amenazaban a occidente con “armas de destrucción masiva” por lo cual había que “terminar el trabajo”. Esta vez no les fue posible disponer de la ONU. Pero si de Tony Blair, los daneses, Polonia y suecos de derecha (no los socialdemócratas).

Después de la conquista Irak quedó ocupado y la democracia impuesta por decreto por parte del virrey yanqui Paul Brenner. La democracia implicaba que todos los recursos iraquíes, incluso el petróleo, serían privatizados y ofrecidos a empresas yanquis. Y también que todos los empleados públicos, docentes y oficiales que pertenecieran al antiguo partido de gobierno Baath (unos 450 mil) fueran despedidos o eliminados, en gran parte gracias a escuadrones de la muerte según el modelo latinoamericano.

El ejército yanqui de ocupación se vio sorprendido al constatar que la población de Irak no mostraba ningún entusiasmo frente a esas reformas. Ni siquiera cuando Saddam fue capturado y los yanquis lo colgaron. Por el contrario la resistencia se fortaleció. Escuadrones de la muerte yanquis, ejército regular o privados con mercenarios (146 mil soldados) trabajaron doble turno para matar en promedio unos 15 mil iraquíes por día.

Para fortalecer la democracia los yanquis establecieron campos de concentración secretos para los sospechosos. El más grande, los campos clandestinos de detención Camp Bucca, quedaba en Umm Qasr en el sur de Irak, llegó a retener a 26 mil “sospechosos”, que pueden haber mostrado tendencias islámicas o eran oficiales despedidos. Camp Bucca resultó ser una universidad para el ISIS donde los prisioneros se ocupaban de la educación. Los carceleros yanquis no entendían el idioma árabe y no comprendían lo que estaba sucediendo. Así nació el más desagradable y vengativo de los grupos terroristas.

Es una historia terrible. Los iraquíes pagaron por la guerra de los yanquis con un país arruinado y entre 4 o 5 millones de muertos. A causa del armamento químico que los states y los británicos usaron la mortandad infantil y los casos de cáncer se han disparado. Trump afirmaba que los iraquíes debían pagar los costos de los states como agradecimiento por la instalación de la democracia.


Por último el periodista sueco, Jan Guillou un escritor recontra conocido, nos recomienda un libro sobre Irak, el libro no está, probablemente nunca esté, en castellano, prometo que si lo encuentro, piratería mediante, lo traduzco. Sobre ese libro nunca van a volver a saber si no es en estos blogs. Pero es todo mentira, lo de Irak nunca sucedió y Macri no tomó deuda.

1 comentario:

  1. Y el propagandista de las "armas de destrucción masiva (Al Baradei)" recibió el Premio Nobel "de la Paz".

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