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Con Cristina.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Vuelve una de las más maravillosas instituciones argentinas: La Colimba.

La colimba hizo feliz a varias generaciones.

Un montón de muchachos juntos, siempre cagados de hambre, encanados en un cuartel lustrando
botas. Todo por la patria.


Mi viejo hizo la colimba en la década del 40, en aquellos días un estudiante, aun un estudiante judío era tratado con respeto. Mi viejo siempre recordaba haber desfilado con un tanque.


Como todo el mundo sabe la argentina normal, un poco paternalista, un poco conservadora pero "con rostro humano" desapareció cuando derrocaron a Perón. Dictaduras cada vez más feroces se sucedieron.


La colimba se hacía por un sistema de sorteo, igual ya sea por una misteriosa violación de la ley de probabilidades o por porque son unos hijos de puta, los vástagos de las familias nobles, la gente fina, la parte sana de la población nunca pasaba a menos de 10 kilómetros de un cuartel. Salvo que fueran, además de garcas, unos tremendos pelotudos.


El número de sorteo también decidía si a uno le tocaba ejército, marina o aviación. Nunca he conocido a nadie que le haya tocado la marina pero suena tan divertido. Además he oído decir que eran 2 años. Genial.


Los números del místico sorteo, al parecer, también definían la ubicación geográfica del cuartel. A los más acomodados, probablemente tipos con contactos que sobornaban a los milicos o lo que sea, les tocaba en el regimiento ese que había en Palermo o, al menos, en La Tablada (antes de Gorriaran), a los plebeyos, como uno, les daban la oportunidad de disfrutar de los más hermosos paisajes de la patria como Zapala, el regimiento de Esquel o el puto canal de Bagley (como decía un amigo). Pero a no entristecerse porque podías recibir cartas, salvo que los milicos se les metiera en la cabeza que venía la guerra como con Chile en el 78.


Aun sorteado, había salvación, conocí al menos un flaco que se hizo pasar por loco. También te podías salvar de la colimba si eras gay. Simplemente tenías que mostrar el orto.


Una de los escasos motivos de orgullo de mi vida es ser desertor, aunque técnicamente soy nada más que un infractor porque me fui antes de ser sorteado.


Pero deserté, antes de que me tengan un año de mi vida boludeando en un cuartel y que un milico sorete me verduguee hubiera preferido que me cagaran a tiros tratando de escapar.


Hay casos de pibes que eligieron suicidarse antes de ir a la colimba.


Me doy una idea de cómo era el régimen que forjaba a nuestros soldados por la experiencia que tengo de la cárcel. Te daban una camisa, un pantalón y un buzo. Las prendas estaban calculadas con suma precisión o te quedaban dos números más grandes o te quedaban chicas. Estabas obligado a arreglarte la ropa porque si el botón estaba torcido te sancionaban. Te podían hacer correr alguna hermosa mañana de enero bajo el sol con el equipo completo, mochila, el arma y cualquier porquería de milico que se les pudiera ocurrir. El presupuesto para la comida era enorme, tal como en la cárcel, deberían haber comido lomo a la pimienta todos los días pero, otra vez por esos caminos inescrutables de la dimensión desconocida, había un guiso aguachento llamado "tumba" por la presencia ocasional de algún osario de origen indeterminado. Te daban unos fideos masificados a los que llamábamos "fideos a la piedra" y que usábamos para fabricar piezas de ajedrez.


Un buen día un soldado se encontraba sin botas, si no conseguía otro par el castigo podía ser una paliza tremenda y una temporada en el calabozo. Entonces el soldado empezaba a buscar a alguien lo bastante débil, lo bastante desprevenido como para robarle, él, las botas.


Lo único que he visto que la gente aprendía en la colimba era a robar.


Durante el proceso, no le decimos más dictadura militar para no ofender a Clarín, desaparecieron decenas, tal vez cientos, de colimbas. Un pibe de 18 años en 1978 militante guerrillero suena bastante absurdo. Por lo menos esos crímenes, por abyectos que sean, tenían alguna clase de motivo explicable. En cambio los múltiples asesinatos de pibes sin ninguna militancia que se sucedieron antes, durante y después de la dictadura de Videla son una simple expresión de odio hacia los jóvenes.


La locura y la imbecilidad dan más miedo que el mal en sí.


Ah! Si que era linda la colimba. Creo que la culminación, el cenit, la hora más gloriosa de esta institución llegó con la guerra de Malvinas.
Dicen que ahora empiezan los juicios por las torturas sádicas contra los pibes. Uno pensaría que estos ingleses torturaron a nuestros soldados. Pero no, los milicos, siempre buscando mejorar las cualidades guerreras de los chicos de 18 años, los sometían a brutales tormentos, seguramente para atemorizar al invasor. Y esto debe ser idea mía que soy tendencioso y nada, pero nada, independiente pero los milicos pelearon en Malvinas hasta el último colimba.
Después del escarnio de Malvinas la colimba siguió iluminando a nuestra juventud por 12 años más. Y solamente la audaz política económica de Alfonsin y de la Rata Inmunda logró el milagro de obligar al gran ministro Cavallo a terminar con la farsa.


Tenemos cifras con los jóvenes muertos por la colimba. Pero yo me pregunto si tenemos alguna estimación de los que quedaron enfermos, tullidos o incapacitados en el servicio militar. Tenemos cifras que dicen que la cantidad de suicidios entre los veteranos de Malvinas excede cualquier expectativa razonable. Cuantos pibes quedaron mal por el resto de su vida por esa boludez ridícula de la colimba creo que no lo vamos a saber nunca.


Pero ahora, por fin, los partidos del orden, los radicales, los Pro y el ratonismo disidente han comprendido que lo que el país necesita es que vuelva la colimba. La nueva modalidad es, acorde a los tiempos, revolucionaria habrá una colimba solo para pobres. En el nuevo mundo Clarín la clase media tendrá paz y derechos humanos y los pobres jóvenes pobres tendrán a un sargento puto que los mantendrá secuestrados en un cuartel obligándolos a correr con una mochila y a hacer saltos de rana.


Hasta que se descompongan esos maricones que parecen judíos.

7 comentarios:

  1. cuando supe de esto, colimba, no lo podía creer;
    y empecé a imaginar si, algunos de éstos el año que viene llegaran a... no, por favor

    ojalá que no

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  2. pero que hablas tanto si sos desertor

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  3. .Una de los escasos motivos de orgullo de mi vida es ser desertor, aunque técnicamente soy nada más que un infractor porque me fui antes de ser sorteo
    nene de mama ,cagon

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  4. Pensar que Guemes tenía 14 años cuando tomó la Fragata Conflic en 1806/7,en Israel a los 16 años ya se enlistan en el ejército,ojo que hay mas países civilizados donde hacen "La Colimba"siendo jovencitos,y después me hablan de los "Chicos de la guerra".
    Muchachos no tengan miedo éste es un país donde se privilegian otras cosas,jamás algún esfuerzo por La Patria

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  5. Esfuerzo tenes que haces con tus neuronas capo, no podes comparar con un ejemplo de hace 200 años y otro con un estado asesino como israel. Hacete el macho y andate a siria, pelotudo

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  6. excelente resumen de lo que era la colimba. en el sentido mas brutal la colimba del PRO seria exacatamente como Proletario en el imperio Romano, es decir la clase abandonada adrede fuera del sistema inculta analbeta sin oficio que solo aporta ciudadanos obligados a morir en las guerra... la clase mas bajas que solo nacen para para ser esclavos y morir jovenes.

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  7. Se dice de continuo que las clases altas se salvaban del servicio militar. Algunos solo lo hacían: la mayoría debía hacerlo como todos y sufrir toda clase de torturas y vejámenes, que se consideraba que asi se formaban como hombres y soldados

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Piensa mal y acertarás