No pensaba escribir sobre el Che, no por falta de ganas y, menos todavía, porque la epopeya del Che me pareciera menos relevante. No pensaba escribir sobre el Che primero porque no tengo tanta información de nivel, que sea relevante, sobre una personalidad tan grande, y también porque se siente casi como hablar de un familiar, de un amigo de toda la vida. La gente se muere, o la matan, para el caso y uno no puede terminar el duelo, piensa que va llegar a alguna parte, o simplemente volver a casa, y que lo va a ver. Aclaro, por la dudas, a veces los lectores, en su buena voluntad, creen que uno estuvo en todas partes y que, que locura, conoció al Comandante. Por supuesto que no lo conocí, cuando se la dieron a nuestro Comandante yo era muy chico, recuerdo que mi viejo lloraba cuando se supo la noticia. Todavía, en esos tiempos, el control de los medios no era lo que es ahora y la noticia se difundió y recuerdo que el punto de vista general era de simpatía por nuestro Comandante, lo peor que recuerdo haber leído sobre él era que se trataba de “un Quijote”, comparación atinente que surge de cosas que el mismo Comandante comentaba. En la década del 60 no era de buen tono ser un facho, no recuerdo haber escuchado a ninguno estar feliz por la muerte de ese zurdo comunista, amigo de los negros. En cambio si recuerdo que era de mal tono ser peronista. Por aquellos tiempos, Perón era el que había vaciado no se que, inconmensurables, reservas de oro que tenía el país, producto de venderle trigo y latas de carne picada a los aliados, Perón y su banda de delincuentes se habían llevado el oro y Perón andaba con una piba jovencita de la UES. De modo que era necesario que el Che fuera antiperonista, después de todo abandonó el país durante la 2da tiranía. La cuestión es que me tocó militar en una época donde la gente normal de izquierda sabía que eso no era cierto. He leído con confirmación en algún lado, si quieren les propongo que lo busquen en google o donde puedan, que Fidel, y el Che, le hicieron llegar, al comienzo de los 60, una considerable cantidad de guita a Perón para “agitación y propaganda”. Después resultó que en la JG tenía entre sus libros de estudio obligatorios el libro, un librazo que quisiera, ahora voluntariamente, volver a leer: “Peronismo y Revolución” de JW Cooke. No se si Cooke era amigo personal del Che pero me sorprendería que no fuera así. Uno nunca sabe quien puede pasar por acá, hasta podría ocurrir que algunos amigos lectores no conozcan la historia básica del Che. Puede pasar en estos tiempos de exceso de información. El Comandante era hijo de una familia bien a la que la decadencia económica había llevado a la bohemia. El futuro Che vivió en un montón de lugares, he leído que, la familia, anduvo por Misiones, que nació en Rosario, por lo cual, detalle ideológicamente muy relevante, era hincha de Central. Leí por ahí que en Córdoba tuvo su primer gran amor. Estudió medicina, interrumpió sus estudios para andar por Latinoamérica en moto, yo les digo siempre a mis alumnos que hagan lo mismo: muchachos, al cumplir los 18 cómprense la moto, ustedes, no con la guita de papá y salgan a recorrer. Lo que, casi sin querer, nos dice el viaje del Che es que, sin Latinoamérica con nosotros, estamos al horno. Obvio. Aunque, pensándolo, lo que le pasa a muchos muchachos, que piensan que son de izquierda, es exactamente al revés, defienden a muerte a Maduro y a Evo Morales y se olvidan de lo que está pasando acá, y creen que Pitrola es de izquierda. Después nuestro Comandante va hacia el Amazonas a curar a los leprosos, Ernesto Cardenal dice que los compañeros leprosos todavía esperan el regreso de la barca del Che. No solamente ellos. Tal vez el Che estaba buscando la revolución desde un comienzo, quien sabe, lo que es seguro es que, la revolución, estaba buscandolo al Che. Le tocó estar en Guatemala cuando derrocaron a Arbenz, tema del cual vamos a hablar algún día. La actitud del Che es, no se como definirla, sensacional, en vez esconderse, arrepentirse o llorar en un rincón, no se rían, se consiguen mujeres haciendo esto último, se pone a organizar la resistencia armada. Repitan conmigo: resistencia armada, resistencia armada, resistencia armada. Como suele pasar, la resistencia heroica fracasa, el Che tiene que pedir la escupidera. Sin embargo la experiencia en Guatemala muestra que hay un camino. Cuando el Che anda dando vueltas por México ya la tiene clara y se encuentra con otro latinoamericano loco, dispuesto a traer un mundo nuevo. Fidel tenía algo de experiencia en la lucha armada después de haber fracasado en la toma del Moncada, tenía un pequeño partido llamado “Partido Ortodoxo”, o algo por el estilo, mucha militancia con buena onda hacia él y el gobierno cubano estaba a punto caramelo, era impopular e ineficiente. El Che era, como solemos ser los argentinos progres, plebeyo, populachero y salvajemente democrático, además era un médico, un tipo culto, carismático y, lo que es muy importante, con un acento exótico. Fidel cuando lo conoció, debe haber pensado que se había sacado la grande, y no se equivocaba. En lo que hace al hecho concreto, la expedición de Fiel era típicamente quijotesca, unas docenas de aspirantes a guerrilleros, mal armados, subidos a un barquito que, dios es cubano, no se hundió de pedo. Además, no me acuerdo quien los buchoneó, los estaban esperando y los cagaron a tiros, señal de que el ejército de Batista, el dictador de turno, no era tan débil como dicen algunos. Hay una parte en que el Che tiene que elegir entre llevar el botiquín, él era el médico después de todo, y llevar fierros. Dicen, creo que en la “dimensión desconocida”, que el mal, para triunfar, tiene que ser perfecto, pues no fue el caso, Fidel con 12 hombres, escapó de la emboscada y subió a las montañas. El aire en las montañas es puro y fresco, Fidel exclama: “¡Se jodió Batista!”, creo recordar habérselo leído a Galeano. No se si, militarmente, el Che era tan bueno, desde mi ignorancia sospecho que no, más bien me hace acordar al héroe de Games of Thrones, temerario, generoso y desinteresado, sumamente eficiente como combatiente individual pero no un gran táctico. Durante la guerra se salva de milagro, creo que, al menos, en un caso están a punto de matarlo y al enemigo se le traba el arma. Los campesinos cubanos se sumaron con entusiasmo, algo hay en estos barbudos que los hace confiables, creíbles. Además hay una militancia tanto sindical como estudiantil que les jode la vida a los muchachos de Batista en las ciudades. En tren de especular, el colonialismo en Cuba resulta ser tan intenso que la clase media de servicios y profundamente careta, que pulula por nuestro país, no llega a formarse. Si a nuestro Comandante se la hubieran dado en la guerra de liberación de Cuba, ciertamente sería un personaje legendario pero más lejano, más oscuro, más fácil de manipular. Dicen que, para conocer a una persona, lo mejor es ver que es lo que hace cuando le dan el poder. Cuando lo nombraron presidente del banco central, el Che dormía en el banco en un catre, andaba por ahí haciendo trabajo voluntario, cortando caña. Cuando más poder le dan, mejor es. Siempre pienso que lo conocí, cuando conocí a los compañeros de la JG, a fin de cuentas no es ninguna casualidad que la JG se llamara así. Los que siguen este blog ya leyeron algo como esto, perdón por repetirme, los pibes de la JG, ahora, después de todos estos años, para mí, son unos pibes, tenían ese tipo de conducta, que hoy en día considero sublimemente virtuosa, tipos que dejaban su casa, sus pertenencias y vivían en la clandestinidad, durmiendo pocas horas por día para tener un día más largo para militar, arriesgándose continuamente ante un enemigo feroz, terrorista y poderosísimo. A veces, viendo la realidad que nos toca ver, a los argentinos de clase media, del siglo XXI, me parece haber visto otro mundo, no hay nada ahora que se parezca, ni de cerca a esa devoción. Acá llego a una parte en que las cosas no se pueden explicar con palabras, habría que verlos, hablar con ellos, conocerlos. Al Che se lo puede ver en compañeros que militan y dejan todo, de verdad, y no hay otra forma de llegar a verlo. Por último está el tema de cómo Fidel por medio, de vaya uno a saber que pérfidas maniobras, desplaza al Che y lo obliga a irse. La verdad es que prefiero a nazis de frente march, aunque me lleven al campo de exterminio, que a los boludos de clase media con el cerebro blando que creen en estos bolazos. Me da la impresión que hubo varios factores que llevaron al fracaso en la guerra en Bolivia, uno de ellos es la preparación deficiente, la falta de una fuerza de apoyo local y la reticencia del PC boliviano, también fracasó la guerrilla del lado argentino y un montón de factores logísticos más. Los libros dicen que para hacer una guerra necesitas información, administradores y técnicos, además de políticos y militares. Se habla también de “foquismo”, otra ridiculez más, el Che no era foquista, entre otros motivos, porque el foquismo no existe, no hay una teoría seria que defina, justifique o explique, en sentido práctico, que carajo es el foco. Sería maravilloso, la llegada de 4 tipos venidos de no se sabe donde, con algún método para ganarse a la gente y llevarla a incorporarse a una organización guerrillera, capaz de derrotar a un ejército de línea, en cualquier parte, en cualquier época independientemente de las circunstancias. Imagínense desembarcar en Australia y hacer una buena revolución cangurística. Creo que la “teoría del foco” viene de un tal Regis Debray, un franchute que colaboró con el Che en Bolivia y que, según parece, lo vendió, bien vendido. |
cris

Con Cristina.
domingo, 8 de octubre de 2017
Algunos comentarios sobre el Comandante Che Guevara.
domingo, 27 de noviembre de 2016
No me asusten a los pibes al pedo, es mentira, Fidel no se murió.
En La Boca en el frente de mi casa hay un depósito de cartón, los carritos parecen estar volviéndose más precarios, más de palitos, los que tienen un caballo son la nueva burguesía, A la vuelta hay un conventillo, uno se pude sentar en la vereda y pasarse horas, días, sin ver una cara repetida, por unos 2000 mangos podes alquilar una pieza con vista al baño. Algunos, más bien pocos, estuvimos en la facultad de derecho para oír a Fidel, no sabíamos que ese era el prólogo del retorno del peronismo. Los que quedan lo recuerdan, ese patriarca de barba blanca, un país revolucionario que camina. Los que quedan, los pibes, los pobres somos siempre los pibes, llegará el día en que seamos señores, llegará el día en que seamos Fidel, los pobres tienen la estampita y le rezan, como a Jesucristo, también es un barbudo. Los ateos comunistas no van al cielo, los ateos comunistas se quedan a pelear en la tierra. Para los pibes, uno, ciertamente, no es Fidel, pero ya es un anciano, los pibes están preocupados, me preguntan si se murió. Los padres de los pibes lo vieron, junto con la asamblea del barrio, en el año 2003 ¿Puede Fidel morirse? Por supuesto que no, les digo, solamente los hombrecitos pequeños nos morimos, el corazón nos hace paf, pif, no se como es la cosa y la quedamos, vamos a parar a la nada de la que vinimos y nos llora nuestra familia y los 4 amigos de siempre, y está todo bien, así es como es, así siempre ha sido. Pero Fidel. Fidel se subió audazmente a un bote destartalado, los botes viejos se hunden fácilmente en el mar Caribe, se los comen los tiburones, un ejército entero los esperaba, es lo que les espera a todos los que desafían a la ley del Imperio, los balazos del ejército de Batista, o como se llame, se detuvieron en su campera, en sus pantalones de soldado, en el botiquín absurdo del Che. Y la muerte esperaba a Fidel y sus 12 apóstoles en la Sierra Maestra, los aviones lo buscaban, las ametralladoras, tipos traidores que por unos dólares te apuntan a la espalda, siempre había alguien, a la espalda de Fidel, para protegerlo, un pueblo, un ángel venido del remoto futuro. Misiles, lanzallamas, Iron Man y armas raras, todos pasaron de largo, explotaron y mataron pero fue inútil. Un día Fidel estuvo en La Habana, la multitud salió del silencio y de la oscuridad. Fidel habló y los únicos que acertaron fueron los supersticiosos creyentes, Fidel estaba protegido por Espíritu Santo. La viuda negra esperaba a Fidel, si hubiéramos tenido la suerte de conocer a la viuda negra, cientos, miles de nosotros, estaríamos todos muertos, uno no quiere escapar de esa dulce asesina mercenaria hermosa. Es raro porque uno dice que la revolución está en el cuerpo. Ni eso alcanzó, el hermoso cuerpo sádico del ángel de la muerte. Y los muchachos de la mafia, son los genios, los artistas del asesinato, las familias, unidas de Chicago, de Nueva York, de donde sea que florece el crimen, se la juraron, nadie se mete con los negocios del señor Lucky Luciano, francotiradores, monos subidos a helicópteros, fríos killers de películas de Bogart. Y la CIA y el pentágono y la MOSSAD y todo tipo de agencia de la muerte, todos chocaron con la barba añeja, con la austera, precisa, dignidad de los cartoneros del barrio, con el discurso interminable, con la verdad de un hombre. Solo el pueblo salva al pueblo y el pueblo es Fidel. Llegaron los invasores y Fidel se subió a un tanque. Hubo armas nucleares, la solución definitiva del Imperio, y ni aun así, Fidel, que todo lo sabe, conoce la canción de Bob Marley, esa que dice que no hay que tener miedo de las armas nucleares porque, ni aun ese poder infinito, puede detener el tiempo. Un día cayeron las repúblicas socialistas y los buchones creyeron que, está vez si, iban a terminar con Fidel, aparentemente hay tipos de sangre que no son aptos para vampiros. Que se le va a hacer, mala suerte. Fidel estaba en La Boca, comiendo pizza con ajo. Por eso los que hemos visto algunas cosas, una dictadura militar, un campo de exterminio, la opulencia boluda y culposa, y culpable, del primer mundo, les decimos que no teman, que Fidel está, en cualquier acto simple de rebeldía, en cualquier cuestionamiento, en la asamblea del barrio pobre, en el cambalache, en el brillo en los ojos de los que empiezan el combate hacia el futuro, en los pibes. Entonces ¿Le llegará la hora a Fidel algún día? Todo tiene su ciclo en este mundo, un día los pibes pobres, los excluidos, los que no tienen voz, los hambrientos, los desesperados gobernaran. Así está predicho. Todavía no es el momento. |