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Con Cristina.
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domingo, 8 de octubre de 2017

Algunos comentarios sobre el Comandante Che Guevara.

No pensaba escribir sobre el Che, no por falta de ganas y, menos todavía, porque la epopeya del Che me pareciera menos relevante. No pensaba escribir sobre el Che primero porque no tengo tanta información de nivel, que sea relevante, sobre una personalidad tan grande, y también porque se siente casi como hablar de un familiar, de un amigo de toda la vida. La gente se muere, o la matan, para el caso y uno no puede terminar el duelo, piensa que va llegar a alguna parte, o simplemente volver a casa, y que lo va a ver.

Aclaro, por la dudas, a veces los lectores, en su buena voluntad, creen que uno estuvo en todas partes y que, que locura, conoció al Comandante. Por supuesto que no lo conocí, cuando se la dieron a nuestro Comandante yo era muy chico, recuerdo que mi viejo lloraba cuando se supo la noticia. Todavía, en esos tiempos, el control de los medios no era lo que es ahora y la noticia se difundió y recuerdo que el punto de vista general era de simpatía por nuestro Comandante, lo peor que recuerdo haber leído sobre él era que se trataba de “un Quijote”, comparación atinente que surge de cosas que el mismo Comandante comentaba.

En la década del 60 no era de buen tono ser un facho, no recuerdo haber escuchado a ninguno estar feliz por la muerte de ese zurdo comunista, amigo de los negros.

En cambio si recuerdo que era de mal tono ser peronista. Por aquellos tiempos, Perón era el que había vaciado no se que, inconmensurables, reservas de oro que tenía el país, producto de venderle trigo y latas de carne picada a los aliados, Perón y su banda de delincuentes se habían llevado el oro y Perón andaba con una piba jovencita de la UES. De modo que era necesario que el Che fuera antiperonista, después de todo abandonó el país durante la 2da tiranía. La cuestión es que me tocó militar en una época donde la gente normal de izquierda sabía que eso no era cierto. He leído con confirmación en algún lado, si quieren les propongo que lo busquen en google o donde puedan, que Fidel, y el Che, le hicieron llegar, al comienzo de los 60, una considerable cantidad de guita a Perón para “agitación y propaganda”. Después resultó que en la JG tenía entre sus libros de estudio obligatorios el libro, un librazo que quisiera, ahora voluntariamente, volver a leer: “Peronismo y Revolución” de JW Cooke. No se si Cooke era amigo personal del Che pero me sorprendería que no fuera así.

Uno nunca sabe quien puede pasar por acá, hasta podría ocurrir que algunos amigos lectores no conozcan la historia básica del Che. Puede pasar en estos tiempos de exceso de información.

El Comandante era hijo de una familia bien a la que la decadencia económica había llevado a la bohemia. El futuro Che vivió en un montón de lugares, he leído que, la familia, anduvo por Misiones, que nació en Rosario, por lo cual, detalle ideológicamente muy relevante, era hincha de Central. Leí por ahí que en Córdoba tuvo su primer gran amor. Estudió medicina, interrumpió sus estudios para andar por Latinoamérica en moto, yo les digo siempre a mis alumnos que hagan lo mismo: muchachos, al cumplir los 18 cómprense la moto, ustedes, no con la guita de papá y salgan a recorrer. Lo que, casi sin querer, nos dice el viaje del Che es que, sin Latinoamérica con nosotros, estamos al horno. Obvio. Aunque, pensándolo, lo que le pasa a muchos muchachos, que piensan que son de izquierda, es exactamente al revés, defienden a muerte a Maduro y a Evo Morales y se olvidan de lo que está pasando acá, y creen que Pitrola es de izquierda. Después nuestro Comandante va hacia el Amazonas a curar a los leprosos, Ernesto Cardenal dice que los compañeros leprosos todavía esperan el regreso de la barca del Che. No solamente ellos.

Tal vez el Che estaba buscando la revolución desde un comienzo, quien sabe, lo que es seguro es que, la revolución, estaba buscandolo al Che. Le tocó estar en Guatemala cuando derrocaron a Arbenz, tema del cual vamos a hablar algún día. La actitud del Che es, no se como definirla, sensacional, en vez esconderse, arrepentirse o llorar en un rincón, no se rían, se consiguen mujeres haciendo esto último, se pone a organizar la resistencia armada. Repitan conmigo: resistencia armada, resistencia armada, resistencia armada.

Como suele pasar, la resistencia heroica fracasa, el Che tiene que pedir la escupidera. Sin embargo la experiencia en Guatemala muestra que hay un camino.

Cuando el Che anda dando vueltas por México ya la tiene clara y se encuentra con otro latinoamericano loco, dispuesto a traer un mundo nuevo. Fidel tenía algo de experiencia en la lucha armada después de haber fracasado en la toma del Moncada, tenía un pequeño partido llamado “Partido Ortodoxo”, o algo por el estilo, mucha militancia con buena onda hacia él y el gobierno cubano estaba a punto caramelo, era impopular e ineficiente.

El Che era, como solemos ser los argentinos progres, plebeyo, populachero y salvajemente democrático, además era un médico, un tipo culto, carismático y, lo que es muy importante, con un acento exótico. Fidel cuando lo conoció, debe haber pensado que se había sacado la grande, y no se equivocaba.

En lo que hace al hecho concreto, la expedición de Fiel era típicamente quijotesca, unas docenas de aspirantes a guerrilleros, mal armados, subidos a un barquito que, dios es cubano, no se hundió de pedo. Además, no me acuerdo quien los buchoneó, los estaban esperando y los cagaron a tiros, señal de que el ejército de Batista, el dictador de turno, no era tan débil como dicen algunos.

Hay una parte en que el Che tiene que elegir entre llevar el botiquín, él era el médico después de todo, y llevar fierros.

Dicen, creo que en la “dimensión desconocida”, que el mal, para triunfar, tiene que ser perfecto, pues no fue el caso, Fidel con 12 hombres, escapó de la emboscada y subió a las montañas. El aire en las montañas es puro y fresco, Fidel exclama: “¡Se jodió Batista!”, creo recordar habérselo leído a Galeano.

No se si, militarmente, el Che era tan bueno, desde mi ignorancia sospecho que no, más bien me hace acordar al héroe de Games of Thrones, temerario, generoso y desinteresado, sumamente eficiente como combatiente individual pero no un gran táctico. Durante la guerra se salva de milagro, creo que, al menos, en un caso están a punto de matarlo y al enemigo se le traba el arma. Los campesinos cubanos se sumaron con entusiasmo, algo hay en estos barbudos que los hace confiables, creíbles. Además hay una militancia tanto sindical como estudiantil que les jode la vida a los muchachos de Batista en las ciudades. En tren de especular, el colonialismo en Cuba resulta ser tan intenso que la clase media de servicios y profundamente careta, que pulula por nuestro país, no llega a formarse.

Si a nuestro Comandante se la hubieran dado en la guerra de liberación de Cuba, ciertamente sería un personaje legendario pero más lejano, más oscuro, más fácil de manipular. Dicen que, para conocer a una persona, lo mejor es ver que es lo que hace cuando le dan el poder. Cuando lo nombraron presidente del banco central, el Che dormía en el banco en un catre, andaba por ahí haciendo trabajo voluntario, cortando caña. Cuando más poder le dan, mejor es.

Siempre pienso que lo conocí, cuando conocí a los compañeros de la JG, a fin de cuentas no es ninguna casualidad que la JG se llamara así. Los que siguen este blog ya leyeron algo como esto, perdón por repetirme, los pibes de la JG, ahora, después de todos estos años, para mí, son unos pibes, tenían ese tipo de conducta, que hoy en día considero sublimemente virtuosa, tipos que dejaban su casa, sus pertenencias y vivían en la clandestinidad, durmiendo pocas horas por día para tener un día más largo para militar, arriesgándose continuamente ante un enemigo feroz, terrorista y poderosísimo. A veces, viendo la realidad que nos toca ver, a los argentinos de clase media, del siglo XXI, me parece haber visto otro mundo, no hay nada ahora que se parezca, ni de cerca a esa devoción. Acá llego a una parte en que las cosas no se pueden explicar con palabras, habría que verlos, hablar con ellos, conocerlos.

Al Che se lo puede ver en compañeros que militan y dejan todo, de verdad, y no hay otra forma de llegar a verlo.

Por último está el tema de cómo Fidel por medio, de vaya uno a saber que pérfidas maniobras, desplaza al Che y lo obliga a irse. La verdad es que prefiero a nazis de frente march, aunque me lleven al campo de exterminio, que a los boludos de clase media con el cerebro blando que creen en estos bolazos.

Me da la impresión que hubo varios factores que llevaron al fracaso en la guerra en Bolivia, uno de ellos es la preparación deficiente, la falta de una fuerza de apoyo local y la reticencia del PC boliviano, también fracasó la guerrilla del lado argentino y un montón de factores logísticos más. Los libros dicen que para hacer una guerra necesitas información, administradores y técnicos, además de políticos y militares.

Se habla también de “foquismo”, otra ridiculez más, el Che no era foquista, entre otros motivos, porque el foquismo no existe, no hay una teoría seria que defina, justifique o explique, en sentido práctico, que carajo es el foco.

Sería maravilloso, la llegada de 4 tipos venidos de no se sabe donde, con algún método para ganarse a la gente y llevarla a incorporarse a una organización guerrillera, capaz de derrotar a un ejército de línea, en cualquier parte, en cualquier época independientemente de las circunstancias. Imagínense desembarcar en Australia y hacer una buena revolución cangurística.

Creo que la “teoría del foco” viene de un tal Regis Debray, un franchute que colaboró con el Che en Bolivia y que, según parece, lo vendió, bien vendido.

domingo, 27 de noviembre de 2016

No me asusten a los pibes al pedo, es mentira, Fidel no se murió.

En La Boca en el frente de mi casa hay un depósito de cartón, los carritos parecen estar volviéndose más precarios, más de palitos, los que tienen un caballo son la nueva burguesía, A la vuelta hay un conventillo, uno se pude sentar en la vereda y pasarse horas, días, sin ver una cara repetida, por unos 2000 mangos podes alquilar una pieza con vista al baño.

Algunos, más bien pocos, estuvimos en la facultad de derecho para oír a Fidel, no sabíamos que ese era el prólogo del retorno del peronismo. Los que quedan lo recuerdan, ese patriarca de barba blanca, un país revolucionario que camina.

Los que quedan, los pibes, los pobres somos siempre los pibes, llegará el día en que seamos señores, llegará el día en que seamos Fidel, los pobres tienen la estampita y le rezan, como a Jesucristo, también es un barbudo. Los ateos comunistas no van al cielo, los ateos comunistas se quedan a pelear en la tierra.

Para los pibes, uno, ciertamente, no es Fidel, pero ya es un anciano, los pibes están preocupados, me preguntan si se murió. Los padres de los pibes lo vieron, junto con la asamblea del barrio, en el año 2003 ¿Puede Fidel morirse? Por supuesto que no, les digo, solamente los hombrecitos pequeños nos morimos, el corazón nos hace paf, pif, no se como es la cosa y la quedamos, vamos a parar a la nada de la que vinimos y nos llora nuestra familia y los 4 amigos de siempre, y está todo bien, así es como es, así siempre ha sido.

Pero Fidel.

Fidel se subió audazmente a un bote destartalado, los botes viejos se hunden fácilmente en el mar Caribe, se los comen los tiburones, un ejército entero los esperaba, es lo que les espera a todos los que desafían a la ley del Imperio, los balazos del ejército de Batista, o como se llame, se detuvieron en su campera, en sus pantalones de soldado, en el botiquín absurdo del Che.

Y la muerte esperaba a Fidel y sus 12 apóstoles en la Sierra Maestra, los aviones lo buscaban, las ametralladoras, tipos traidores que por unos dólares te apuntan a la espalda, siempre había alguien, a la espalda de Fidel, para protegerlo, un pueblo, un ángel venido del remoto futuro.

Misiles, lanzallamas, Iron Man y armas raras, todos pasaron de largo, explotaron y mataron pero fue inútil.

Un día Fidel estuvo en La Habana, la multitud salió del silencio y de la oscuridad. Fidel habló y los únicos que acertaron fueron los supersticiosos creyentes, Fidel estaba protegido por Espíritu Santo.

La viuda negra esperaba a Fidel, si hubiéramos tenido la suerte de conocer a la viuda negra, cientos, miles de nosotros, estaríamos todos muertos, uno no quiere escapar de esa dulce asesina mercenaria hermosa.

Es raro porque uno dice que la revolución está en el cuerpo. Ni eso alcanzó, el hermoso cuerpo sádico del ángel de la muerte.

Y los muchachos de la mafia, son los genios, los artistas del asesinato, las familias, unidas de Chicago, de Nueva York, de donde sea que florece el crimen, se la juraron, nadie se mete con los negocios del señor Lucky Luciano, francotiradores, monos subidos a helicópteros, fríos killers de películas de Bogart.

Y la CIA y el pentágono y la MOSSAD y todo tipo de agencia de la muerte, todos chocaron con la barba añeja, con la austera, precisa, dignidad de los cartoneros del barrio, con el discurso interminable, con la verdad de un hombre. Solo el pueblo salva al pueblo y el pueblo es Fidel.

Llegaron los invasores y Fidel se subió a un tanque. Hubo armas nucleares, la solución definitiva del Imperio, y ni aun así, Fidel, que todo lo sabe, conoce la canción de Bob Marley, esa que dice que no hay que tener miedo de las armas nucleares porque, ni aun ese poder infinito, puede detener el tiempo.

Un día cayeron las repúblicas socialistas y los buchones creyeron que, está vez si, iban a terminar con Fidel, aparentemente hay tipos de sangre que no son aptos para vampiros. Que se le va a hacer, mala suerte.

Fidel estaba en La Boca, comiendo pizza con ajo.

Por eso los que hemos visto algunas cosas, una dictadura militar, un campo de exterminio, la opulencia boluda y culposa, y culpable, del primer mundo, les decimos que no teman, que Fidel está, en cualquier acto simple de rebeldía, en cualquier cuestionamiento, en la asamblea del barrio pobre, en el cambalache, en el brillo en los ojos de los que empiezan el combate hacia el futuro, en los pibes.

Entonces ¿Le llegará la hora a Fidel algún día? Todo tiene su ciclo en este mundo, un día los pibes pobres, los excluidos, los que no tienen voz, los hambrientos, los desesperados gobernaran. Así está predicho.

Todavía no es el momento.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Compañeros de la JG desaparecidos en el Nacional Buenos Aires. (1976)


Malena era del mismo año que nosotros pero era del turno mañana.


Voy a tratar de contarles como la recuerdo. Era alta, aunque a mi todo el mundo me parece alto, tenía la piel oscura, el cabello por la cintura o poco menos. Tenía unos labios inmensos-intensos de los que salía la voz más sensual del mundo. He soñado muchas veces con ella pero con los años en el sueño, debe ser siempre el mismo, veo los labios y oigo la voz. Y a veces escucho su risa maravillosa.


En realidad he llegado a sospechar que esa voz era alguna clase de defecto físico como una disfonía permanente o, simplemente, había empezado a fumar, esos tremendos cigarrillos negros de la militancia, demasiado.


Si no se entendió a que me refiero es que estoy hablando de que a Malena hasta los defectos le jugaban a favor.


En el 74 la JG no existía en el colegio. Pero la JG era de esas cosas que, de no haber existido, hubiéramos tenido que inventar. Por si alguien del otro lado no está muy embebido en la década del 70, les recuerdo que la JG fue creada en el 74, supongo que ese es el año, por parte del PRT-ERP que había tenido una organización llamada Juventud del PRT pero que había decidido crear un grupo con temática juvenil no tan "atado" al PRT. Con el tiempo conocí a muchos compañeros del PRT-ERP en la cárcel, en el exilio, incluso algunos que andan por ahí. Ninguno me dio realmente la impresión de ser de la JG.


A decir verdad mi experiencia con los compañeros del PRT no fue tan buena, en el exilio me echaron lo cual no deja de ser completamente razonable.


Va un saludo para el PRT de Estocolmo.


La JG era la expresión de un país confiado en sus propias fuerzas que veía en una sociedad socialista una solución a los problemas y una meta perfectamente alcanzable.


La revolución que queríamos no tenía nada de utópico ni teóricamente extravagante. Queríamos, a algunos la idea nos sigue gustando, construir una sociedad como la de los cubanos.
Si alguno se pregunta porque Cuba debería dar una respuesta muy profunda y me divierte mucho más decir que porque si.


Nosotros pertenecíamos a la fracción de los atorrantes, creo que hemos sido los peores militantes que el mundo ha visto. Desde la JG se nos orientaba para que fuéramos los mejores estudiantes, que actuáramos con moderación, que respetáramos al prójimo y cosas así. Éramos unos pésimos estudiantes que nunca leíamos nada que no fuera marxismo. Llamábamos la atención y todo el mundo sabía que éramos de la JG aunque no se lo hubiéramos dicho a nadie.
Militábamos y estábamos con la JG pero por lo demás nos pasábamos las noches jugando al póquer por guita y bebiendo como cosacos.


Un segundo grupo era el de los que nunca estuvieron y para que voy a decir algo si nunca estuvieron.


La tercera fracción era la de los buenos militantes. Que si eran buenos estudiantes que de veras estudiaban que pasaban desapercibidos y que hacían una vida más o menos normal. Malena era de esa clase.


Para mediados del 74 ya habían matado a dos pibes creo que se llamaban Beckerman y Van Lierde, eran de la UES pero nosotros no los conocíamos del colegio. No pensábamos que tuviera que ver con una militancia en el secundario.
A principios del 75 la triple A andaba amenazando gente pero parecía asunto de dirigentes políticos e intelectuales. En ese momento pensábamos que las organizaciones guerrilleras tenían poder de fuego como para protegernos o darnos armas para defendernos a los tiros de ser necesario.


Después de todo este tiempo, todavía estoy seguro de que era necesario.


Las reuniones de la JG del buenos aires se hacían una vez o dos por mes los sábados, empezaban como a las 8 de la mañana por lo tanto nosotros íbamos sin dormir. Al avanzar el año se hizo común hacer alguna actividad los viernes a la noche. Por ejemplo salir a hacer pegatinas, es la palabra exacta, con cinta de embalaje que tenía pegamento de un lado y se convertía en obleas autoadhesivas. Uno seguía hasta que se le caía la lengua, hasta que alguno inventó llevar una esponjita húmeda. Después de la pegatina nos reuníamos en la casa de alguno de los pibes y simulábamos que íbamos a leer algún libro de Lenin y en vez de eso, ya saben, bebíamos y jugábamos al póquer. De ahí salíamos derecho a la reunión.


Malena era de las que más hablaban aunque no tanto de la guerrilla o de la construcción del socialismo en Vietnam. No se rían era un tema de moda por aquella época. Malena era la que más conocía el colegio, no por casualidad era delegada de la división y de segundo mañana. En el volante que hicieron los chicos figura como delegada en el 74, en primero, pero, que yo recuerde, también era delegada en segundo y lo fue hasta que nos echaron a todos.


A principios del 75 aun estábamos preocupados por lanzar agrupaciones de base y por reivindicaciones propias de los estudiantes. El PRT aun hablaba de la "guerra popular y prolongada" y de cómo la revolución demandaría décadas. En ese contexto la JG era como una escuela donde se estaban forjando los cuadros, "el hombre nuevo" del futuro. Era una buena descripción de Malena y de nuestros mejores militantes. No creo que sea cierto que los chicos fueran generosos. Ser generoso implica la negación del egoísmo y los pibes de la JG pertenecen a una edad idílica en la que no existía lo tuyo y lo mío. La mayor parte de las pequeñas luchas de aquel momento no creo que las recuerde nadie. Pero puedo recordar que hablábamos de crear un sistema de becas para que los pibes de familia humilde pudieran acceder al colegio y de manera simétrica de que los alumnos cumplieran con una especie de trabajo voluntario en las villas.


Para ese momento el colegio había sido intervenido y empezaba a avanzar una política de prohibir los cuerpos de delegados y de imponer el uniforme y otras cosas irritativas. A muchos docentes, padres y pequeño burgueses en general les gustaba todo esto.


Nuestro dirigente político indiscutible y para todos los usos era Palito pero de las puertas del colegio para adentro la que más idea se daba era Malena. Además estaba bastante lejos de ser un discurso pretencioso al que nos tienen acostumbrados en estos tiempos, era divertida. Recuerdo haberla visto plantear alguno de los temas de discusión, dios sabrá cual, en una reunión de segundo mañana. Que hacía yo, que era turno tarde, por el colegio un día a la mañana seguramente fui a hacer alguna pintada o simplemente a hacer lo de siempre: el mayor despelote posible. Creo que si cierro los ojos aun puedo verla. Las aulas de segundo año daban a un pasillo grande no estoy seguro si las garitas de las esquinas ya habían dejado de ser de los partidos políticos para ser de vigilancia. No me había imaginado antes de verla que Malena pudiera hablar así delante de sus compañeros. Tenía puesto un jumper y, no debiera decir esto pero, estaba más alta, más morena y más linda que nunca.


De cómo era puedo resumirlo en una frase espantosamente genérica. Era como la condensación de todas las adolescentes que en el mundo han sido.


Sin embargo era capaz de lograr que se lo perdonáramos.
Los atorrantes éramos rigurosos en nuestro trato. Si alguien intentaba interrumpirnos cuando jugábamos al póquer nos burlábamos y nos poníamos cargosos hasta que el perturbador en cuestión desaparecía de nuestra vista. Creo que Malena era una de las contadas personas capaces de interferir en nuestra sublime diversión. Incluso estoy seguro de que era la única muchacha a la que permitíamos jugar en nuestra exquisita compañía sin que le propusiéramos unas manos de strip-póquer.


El secreto de Malena era que nos hacía reír.


Malena andaba por ahí contándole sus problemas, que yo sepa siempre eran desengaños amorosos, a todo el mundo. Estoy seguro de que, al menos una vez, empezó a contarnos una pena entre lágrimas y termino riéndose como en la canción, espero que la sepan todos, de Vox Dei.


También me acuerdo de ese disco de David Lebon que, a decir verdad, era menos malo de lo que uno podría suponer, y con el que nos perseguía creo que con el avieso propósito de burlarse de nosotros.


No puedo olvidar aquella vez en que nos llevó, tiene que haber sido ella, a escuchar a Sui Generis a una discoteca de Ramos Mejia, ¿Habrá todavía discos en Ramos Mejía?, una de las experiencias más escalofriantes de mi adolescencia.


Para los últimos meses del 75 pusieron al frente del colegio a un individuo llamado Maniglia. Siempre tuve la idea de que había sido él el responsable de la desaparición de los pibes. Sin embargo el golpe no había llegado y en ese momento se conformaron con dejarnos libres por amonestaciones a todos. A los preceptores que actuaban como enemigos de los alumnos se les sumaron tipos siniestros que siempre hemos relacionado con la patota asesina y los servicios de inteligencia.


Bien poca cosa tenes que ser como milico para que te pongan a buchonear en un colegio secundario.


Esos mierditas eran como el esqueleto de la dictadura militar. Denunciaban a los compañeros a los milicos y te jodían para que no pudieras pensar.


Y si quieren un consejo: tengan cuidado con un enemigo que carece de autoestima.


Por supuesto nos echaron primero a los atorrantes que nos habíamos hecho ver. Nunca se me hubiera ocurrido que hacer las cosas mal nos terminaría salvando la vida.


Cuando nos dejaron libres pensábamos que no sería tan difícil rendir las materias puesto que los docentes sabían bien que habíamos quedado libres por causas políticas. Bueno, no fue así. Nos tomaron los exámenes con el programa completo como se le toma a cualquiera que rinde libre e incluso un poco más. Si hubiera sabido en aquel entonces lo que se ahora, hubiera reunido a los pibes, nos hubiéramos puesto capuchas y les hubiéramos roto las piernas con un caño de gas. No exactamente con la idea de lastimar a estos buenos profesores sino de que se despertaran.


Que la vergüenza caiga sobre ellos dondequiera que estén y que tengan una vida larga.


Siempre tuve la idea de que Malena había quedado en el colegio. No se si se les paso de decírmelo o si yo, preocupado en esa época por conservar el pellejo, lo olvidé.


A principios del 76 ya casi no nos veíamos fuera del círculo y de los amigos más íntimos. Sabíamos que se estaban llevando a la gente, sabíamos que la torturaban, que la mataban y que ocultaban los cuerpos. Como fue que nosotros, que al fin y al cabo, además de muy chicos, ni siquiera éramos buenos militantes, no abandonamos la organización. La respuesta es simple: no hubiéramos podido dejar solos a nuestros compañeros.


Aparentemente Malena y el círculo del buenos aires fueron secuestrados como consecuencia de una pintada. Tengo una duda terrible respecto a eso. Por esas cosas de la vida, ser pobre, vivo muy cerca del lugar donde se dice que fue la pintada fatal. Es en Barracas en la avenida Suarez cuando se cruza con la vía del tren que va a constitución. Hay un colegio ahí, en realidad dos pero uno no se si estaba en esa época. Yo fui de los que chequearon los lugares para las pintadas. Y se hacían de este modo: Iban 4 personas uno era el que pintaba y que acostumbraba ser el que llevaba el aerosol, ese solía ir sentado solo en el colectivo. El responsable estaba a la espalda del que iba a pintar y un pibe quedaba en cada esquina. Pintar en esquinas, si bien tentador, estaba prohibido. La pared, ya les dije, estaba elegida de antemano. A menudo me dejaban a mí planificar esas cosas, porque reparaba en detalles. La iluminación que había. El valor de la pared. Y la dirección del tránsito. Las pintadas estaban pensadas para caminar de contramano. Es posible que a ese lugar de barracas lo hayamos chequeado de día y no de noche. De noche es un lugar feísimo. Nunca se me hubiera pasado por la cabeza elegir hacer una pintada en un sitio como ese. Además de los cuatro que pintaban era necesaria una quinta persona que se encargaba de hacer el control de que todo había salido bien. Esa persona tenía guardado unos papelitos con los datos de los que pintaban. Si no aparecían a cierta hora se daba aviso a la organización y a la familia de que habían caído. A medida que avanzaba la represión la hora de las pintadas y acciones se fue corriendo más temprano con la idea de que hubiera gente en la calle. En principio la quinta persona se instalaba en un bar y simulaba, por ejemplo, estar esperando para ir al cine. En algún momento se empezó a usar esperar en la casa y que los que volvían de la acción tocaran el timbre en clave, por ejemplo tres toques y después uno.


Es posible que durante el 75 uno no creyera que pintar "La triple A son los militares" podía costarle la vida. En particular creo que los que habían militado en los tiempos del 72-73 estaban acostumbrados a que los largaran esa misma noche o a pasar unos días en devoto.


Pero en el 76 era más que probable terminar chupado y asesinado.
Arriesgábamos la vida, además de para difundir alguna consigna, porque necesitábamos crear un frente en las ciudades que, de algún modo, distrajera fuerzas del enemigo que enfrentaba a la compañía de monte en Tucumán. Este pensamiento hubiese sido razonable y hubiera sido válido dar la vida por él si no hubiera sido que, en el 76, ya no había compañía de monte ni nada que se le pareciera.


Como se habrán dado cuenta las acciones se volvían más y más peligrosas puesto que las fuerzas de represión poco tenían que hacer excepto buscarnos a nosotros. Cada vez había más patrulleros en la calle para perseguir a menos gente.


Palito era nuestro líder natural. Era muy flaco, de ahí lo de “Palito”, muy morocho, llevaba un peinado a la taza que solamente mucho después relacioné con los de los revolucionarios rusos. En los últimos tiempos estaba casi rapado. Andaba casi siempre de saco y pantalones grises, como un estudiante fino de secundaria de aquellos tiempos que se ha venido abajo. Un rasgo de Palito me llamó siempre la atención: estaba tan convencido de la verdad absoluta de la línea del partido que se permitía bromear con eso. Era un dirigente sólido, reflexivo, coherente, lo hubiéramos seguido hasta el infierno. Pero era nada más que para nosotros los privilegiados de la JG, fuera de nuestro círculo, en esas asambleas y reuniones multitudinarias de los delegados se mostraba poco y nada. Para que no lo tuvieran identificado. El mundo es un lugar extraño a nosotros nos conocía todo el mundo y sobrevivimos.


La última vez que hablé con Palito, por aquel entonces creo que era responsable de la zona sur, sea eso lo que sea que haya querido decir, le dije que si íbamos a seguir nos tenían que dar armas. Caminábamos, era una mañana de sol y Palito más bien tendía a darme la razón. Lo que ni él ni yo sabíamos era que la JG no tenía armas y lo que quedaba del PRT por aquel entonces tampoco. Después de todo nuestra revolución no era para el año 76 y la JG era como una escuela de militantes más que un grupo de combatientes. Eso no lo dijo Palito pero creo habérselo oído decir a algún dirigente nacional de la JG de los que paraban en mi casa.


Lito era, creo, de la misma división que Palito. Era feucho con acné y muy callado. Tenía un nivel intelectual y una formación superior al resto de nosotros.


El Preso era de pelo rojizo y tez muy blanca, lo cargábamos porque andaba con un abrigo, no me acuerdo como le llamábamos a ese tipo de gamulan, demasiado fino. Le decíamos el preso por un personaje de la tele que tenía una voz aguardentosa parecida a la de él.


A Bugui no se porque le decíamos así, puede ser por Boogie el aceitoso el personaje de Fontanarrosa, no podía disimular con esos rulos y la nariz que era judío. Lo recuerdo especialmente por la paciencia. Le tocó ser, durante un tiempo, responsable del círculo donde estaba yo.


Por esas cosas del destino el último que tuvo datos sobre Malena fui yo. Estuve secuestrado en la ex coordina, ex superintendencia en la calle moreno. Ahí en unas celdas del tamaño de un baño había un corazoncito pintado con marcador con el nombre de Malena y la fecha.


Lo que voy a decir no significa que no valore la vida pero un ser racional entiende que, a veces, hay cosas más importantes que el propio pellejo.
Cuando me vinieron a buscar lo más terrible fue no tener ni un cuchillo para defenderse. Morirse nos morimos todos, pero que te maten sin levantar un arma contra con esos insectos nazis es peor para mi que todo el infierno de todas las religiones juntas.


Los terroristas que matan a la gente suelen buscar blancos militares, incluso cuando matan civiles los matan como "daño colateral". Nadie toma prisioneros civiles desarmados y los mata cara a cara. Los nazis del holocausto masacraban a una minoría racial pero al menos no se mataban entre alemanes étnicos de esa manera. Los alemanes que estaban en contra de Hitler tenían al menos un juicio y un entierro. Y eran los nazis.


Yo se, tal vez sea verdad, que hay tipos sabios que dicen que la patota de la dictadura estaba compuesta por individuos enfermos mentales. Yo también estuve secuestrado y los vi.
Me pareció que algunos, los menos, si estaban clínicamente locos. Los pobres imbéciles andaban rabiosos de aquí para allá gritando y golpeando a los que estábamos encadenados a la pared.
Otros eran cabezas huecas que simplemente hacían lo que les decían. Están por debajo de los animales puesto que hasta un perro se niega a hacer algo demasiado desagradable.
Pero la mayoría eran como los guardianes de los campos de concentración, pequeños ladrones lumpenes que mataban a cualquiera por unos pesos.


Más o menos eso es lo que sé.


Inmediatamente después de que mataron a los pibes estaba demasiado preocupado por mi propio, e insignificante, pellejo como para pensar en lo que había pasado. Aun después de eso estuve secuestrado y preso yo mismo. Y los años pasaron. Me ha tocado tener una vida larga y feliz. Aun así, cuando lo pienso, estoy más furioso ahora de lo que estuve hace 35 años atrás. Reconozco que la justicia es lo mejor para la sociedad. Pero ya estoy viejo y, tal vez, no me importa tanto la sociedad. Se que los milicos, y sus cómplices, la han sacado muy barata. Si pudiera hacérselas pagar, no crean que no hay formas, lo haría con gusto.


Los pibes que mataron eran buena gente pero lo que es yo…


Lo último que supe es que los pibes estaban detenidos en coordina justo para los días en que un cumpa, siempre creí que era del ERP, les puso un caño en el comedor de la policía o algo por estilo. Se llevaron a todos los rehenes a no-me-acuerdo-donde y los masacraron. Otro capítulo glorioso de la lucha de occidente contra el comunismo.


Hace años, cuando volví del exilio, me reuní con los familiares, algunos familiares, de los pibes. Les conté lo poco que se, lo poco que pude retener de aquellos tiempos. Lloraba porque, además de ser un poco maricón, no recordaba lo suficiente. Debería haber atesorado cada palabra que dijeron cada instante que tuve con ellos.

viernes, 21 de enero de 2011

La dirección nacional de la JG funciona en mi casa (1975)

Nunca he vuelto a ver gente como esa. El mundo cambió o, espero que sea eso, solo se es joven una sola vez.


Para el año 75 estábamos en la JG. Si mal no recuerdo en el círculo del Nacional Buenos Aires éramos 9. El cuerpo de delegados no era ni ilegal ni estrictamente legal tampoco. Supongo que todo el país vivía en un gran limbo. Por lo menos en la JG no teníamos dudas de nuestro papel en el drama. No sé en que momento del año nos anotamos todos como voluntarios para ir a pelear al monte en Tucumán. Me acuerdo que eso despertaba asombro y admiración. Imagínense lo que era discutir con nosotros, mientras ustedes hablan de la revolución, nosotros estamos juntando fierros para la Compañía de Monte etc.


Haría falta alguno de esos investigadores capaces de reunir una culada de documentación pero el desbande y la masacre, creo yo, empezaron justo después de que sucumbiera la guerrilla en Tucumán.


Lo especial de mí, aparte de pertenecer a la línea petardista, era que mi viejo, un señor de clase media arruinada, tenía simpatías con la guerrilla, lo que, en mi opinión, todos los tipos de clase media arruinada deberían tener.
Por eso, en ese departamento lóbrego y abandonado se estableció la Dirección Nacional de la JG.
Obviamente que en esta historia nadie se llama como se llama porque nadie usaba su nombre en esa época, ni los del partido radical.


El primero que apareció fue Daniel, era un muchacho rubio, a mis viejos se los ganó enseguida, se ve que tenía un pasado de clase media "como uno", siempre me traía discos y hasta instrumentos musicales para vender. Era como que se iba despojando de todo para quedarse nada más que con la organización. Después apareció, de este no me acuerdo ni el apodo, un cumpa un poco mayor, debía rondar los 21-22 años que creo que era el capo-capísimo de la JG, un tipazo que sabía discutir y sabía reírse.
A veces discutían sobre modelos de socialismo, la mayoría estábamos con el modelo cubano, obvio, pero una minoría hablaba de la Alemania Democrática. Ese país terrible del que "lagente" se quería escapar y que la cagaban coheteando en el muro. Y que ahora todo el puto mundo reconoce que fue una sociedad civilizada, democrática e igualitaria. Bueno pero ese es otro tema.


Y apareció también un compañero con acento norteño indefinible que se presentaba como indio puro, cosa más bien rara en un argentino. Andaba con saco y corbata y con una valija con chucherías que, supuestamente, eran para vender, ese era el minuto que tenía: el de ser un vendedor. Angel, así le decíamos, paraba muy seguido en casa. Me explicaba como tenía que ser la conducta de un militante revolucionario, que había que levantarse de madrugada, no beber, no perder el tiempo y vivir para los demás. Yo tenía claro que no pertenecía a esa clase de gente y, sin faltarle el respeto, me le cagaba de la risa. Pero Angel me tenía paciencia, una virtud rara en un revolucionario, además valoraba que un individuo con pésimas características personales como yo se arriesgara a militar.


Pienso que si hubiésemos triunfado, aramos dijo el mosquito, estos cumpas hubieran sido los perfectos gobernantes. Eran como el Che en serio. Gentiles, decentes, humanos e incorruptibles. En cambio si, de todas las cosas imposibles, hubiese gobernado gente como yo la calle estaría llena de miles y miles de tipos con pilares de concreto metidos en el orto.


De la dirección nacional el único que, probablemente, haya quedado vivo es el gordo Tito. Es el único del que tengo alguna clase de noticia, oí decir, allá lejos y hace mucho tiempo, que era de la colectividad y que había logrado zafar y conseguir la visa para Israel. Hasta escuché decir que tenía una pizzería en Tel Aviv. Que se cuiden los israelíes porque, si el pibe es coherente, el sótano debe estar lleno de guerrilleros palestinos. Que Jehova lo ilumine.


Tampoco me quiero olvidar de la guerrillera. Era una compañera alta y morena que hablaba con acento entrerriano-santafesino. El departamento era minúsculo y la muchacha tuvo que ir a dormir a mi pieza. Mi viejo me miró y me hizo una seña como diciendo: "ahora si que la hiciste bien, changuito". Durmió en mi cama y yo arriba de unas frazadas en el piso. No hace mucho nos reunimos algunos sobrevivientes y todavía nos acordábamos de ella.


Los más avispados que, entre otras cosas, intuyen que todo esto es tal cual lo estoy contando, se estarán preguntando que pasaba con los vecinos que veían pasar, al rubio y al indio, llenos de paquetes, bajando y subiendo. Pues los vecinos se hacían los distraídos y no decían ni mu.
Han pasado los años, las décadas y se terminó el siglo y aun no sabemos que era lo que eso quería decir ¿Tendrían miedo de la venganza del ERP? ¿Estarían secretamente a favor de los subversivos?
El día que estos buenos pequeño burgueses estiren la pata dios les va a hacer una recepción de gala y ni siquiera van a saber porque.


La JG tenía su propia revista, "Juventud Rebelde", era nuestro orgullo. Hubo casos en que los pibes de la dirección nos consultaban a nosotros para escribir algún artículo. La revista se la vendíamos a todo el mundo. La sección que más me gustaba era la que enseñaba a hacer cajas volanteras y petardos caseros. El nivel siguiente era el "circulo de lectores" para los que gustaban de discutir la revista con sus propios dueños. Si los muchachos estaban interesados en militar teníamos el círculo de aspirantes. Si algún militante se mandaba una cagada, llegar tarde a un cita p. ej., podía ser degradado al circulo de aspirantes. Ese castigo era inusual y se lo consideraba de mucha crueldad.
Por fuera de eso, la línea, a comienzos del 75, era crear y ayudar a mantener organizaciones de base que debían ocuparse de problemas locales.
Por lo que se, algunos de los pibes de la Dirección Nacional participaron del ataque a Monte Chingolo. Para ese momento de las "garantías constitucionales" y esa clase de cosas no quedaba mucho en pie. Había que tomar las armas o huir pero la dirección, cualquiera de ellas, ya había perdido la brújula y seguimos como si estuviera gobernando el Tío Campora, Lanusse o la morsa Onganía. Todo eso es del año 76.


Otros pibes que conocí eran de la dirección intermedia, es decir que probablemente eran de las direcciones locales. Una característica de los pibes, espero que esto no sea usado para facilitarle las cosas a alguna dictadura del futuro, era que todos llevaban alguna clase de paquete-bulto o valija a cuestas. En general en los bagayos iban revistas, ojala hubieran sido armas. Por eso Roque siempre andaba con una valija que era más grande que él. De Roque me acuerdo que salía con Chivi una piba del colegio, Chivi vivía en un departamento en pleno Belgrano que te caías de culo. Me acuerdo que la madre era sicóloga y que me vio una vez y habló un par de palabras conmigo, después de eso le dijo a la hija que yo era peligroso y me prohibió entrar. Dios sabrá que fue lo que le dije pero ahí demostró ser una buena sicóloga. De Roque dicen que se rajó para España y que, hace una punta de años, trabajaba para una variante ibérica de burócrata sindical.


Otro que recuerdo es al surrealista, no se como le decían, le decíamos así porque el surrealismo lo acompañaba donde fuera. Si el flaco veía un colectivo destartalado, había muchos en BA en aquella época, exclamaba: "¡Es surrealista, me caga la vida!". El surrealista cayó en cana en el 75 y, por lo que sé, lo dejaron ir. Si después de eso lo volvieron a pescar, se pueden ir imaginando lo que eso significaba, o si se pegó el raje, no lo se.


Un destino más cercano a como es el mundo ahora fue el del Cordobés. El pibe era, obviamente, de Córdoba, allá la represión llegó antes y fue fulminante, y nos conoció cuando le dimos alojamiento. Al Cordobés lo volví a ver en París. En los años 80 se consiguió una novia "revolucionaria francesa" que se fue para Nicaragua, él tendría que haber ido para allá también pero nunca viajó. Me acuerdo haberlo escuchado, siempre hablaba de Paris nunca hablaba de los años de militancia.


Lo relaciono con otro cumpa que quedó con problemas de alcohol y que volvía a las historias del 73-74 y que no podía o no quería avanzar más allá de eso. A uno le fallaba en el tiempo y a otro en el espacio. Lo que viene a ser lo mismo ¿No?
Lo que creo realmente es que si alguien puede hablar de lo que pasó con nosotros, con nuestros compañeros de la dirección de la JG, como estoy haciendo yo, es porque no lo entendió.


A comienzos del 76 la dirección decidió que la casa ya no era segura, tal vez fue cuando cayó en cana el surrealista o no, no se, pudo haber sido cualquier otra cosa.


Para mediados del 76, cuando desaparecieron nuestros compañeros del Nacional Buenos Aires, la JG y su dirección nacional o lo que fuera eran solo un recuerdo.