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Con Cristina.

sábado, 22 de agosto de 2020

La policía nazi de Larreta sigue garroteando senegaleses.

Los nazis garrotean senegaleses, esa es su función en la vida. El gobierno de Larreta manda garrotear senegaleses porque eso le aporta popularidad y votos.

En la época de la dictadura se puso de moda decir que “todos estábamos contra los milicos”. De moda en el 82 o incluso más tarde.

En el 76 no estaban todos contra los milicos, había gentecita que estaba aterrorizada pero a favor.

Que un criollo, somos todos re mestizos, discrimine a un africano es vergonzoso hasta la náusea.

Que un país medio vacío maltrate a los inmigrantes es de una imbecilidad clínica.

No importa cuántos sean, los racistas y nazionanistas siguen siendo unos anormales.

Deberían irse a vivir a su país de los sueños donde pululan y son felices todos los energúmenos como ellos.

La vida es tan misteriosa, oprimidos, pobretones, gente que no puede con su vida, se une a los opresores.

Eso los hace sentirse bien.

Los nazis no pueden ser nazis porque si, los tipos miserables necesitan un motivo.

Resulta que los manteros están fundiendo a los “honestos comerciantes” que pagan los impuestos, la luz y cumplen con no sé qué ley, la ley de mentirita, ha de ser. Sentido común elemental: si no podes competir con un desarrapado que puso un trapo en el piso, fuiste, cerrá el boliche de una vez.

Si no podes vender mejor y más barato que un inmigrante con una bolsa en el piso, es porque estas fundido, asumilo, a mí me pasó, todos los de clase media hemos pasado/vamos a pasar por algo así. Liquidá, vendé y empezá con otra cosa. Si el apartheid no pudo salvar a los sudafricanos no veo porque te va salvar a vos.

A los senegaleses los trajo la mafia, los kerneristas, la chorra, el narcotráfico y lo que se les ocurra, no sea cosa que los haya traído lo mismo que trajo a tu abuelo, el hambre.

Es más creo que el motivo de fondo es el deseo de “integrarse al mundo”, hacer como “las grandes naciones”, “los países serios” que persiguen, maltratan y masacran africanos.

Otra cosa más.

Supongamos que la cana, no me consta que sea así, siempre tiene que obedecer como si fueran los marines o la GESTAPO.

Ponele que no podes quedarte sin laburo, que tenes miedo, que te van a hacer juicio, sancionarte, lo que sea, si no sos nazi siempre podes esconderte en la internet y mandarlos al frente.

Quiero saber quién es el comisario, quien el turrito que le da órdenes a comisario, todo lo que hay entre Larreta y los zombies apaleadores.

En síntesis: debajo de Larreta ¿Quién carajo ordena la represión?

¿Por qué carajo el parlamento ese de la ciudad no toma la iniciativa? No son todos macristas, hay tipos que votamos ahí. Proteger a nuestros hermanos de la barbarie ¿tiene costo político?

¿Tantos nazis hay?

Pero, en todo caso, los nazis no son lo único que hay.

Unos 10 o 15 días antes de las PASO del 2019 supe que la derecha perdía.

Por esas fechas aparecieron imágenes.

Mostraban a un chico africano, un adolescente, estaba tirado en el piso, sangraba, se aferraba con desesperación a una valija, los recién llegados venden lo que pueden, a veces pasan por los bares de San Telmo, en la valija hay, no sé, relojes, cadenitas, las mismas que vendieron nuestros abuelos.

La cana se lo estaba llevando, el pibe, no era más que un pibe, lloraba, hacia fuerza, se comía algún que otro palazo e intentaba conservar, ya saben, sus chucherías.

Entonces, si esto fuera una película sonaría música, apareció, no tiene por qué ser documentalmente así, una señora, en realidad una chica, me pareció que era, quizás, otra vendedora, tal vez alguien de la colectividad no de la mía, también de mía, de la colectividad boliviana, logró que se frenaran. Y después, no tiene por qué ser ese el orden, oh! sorpresa, apareció un señor, con una campera impecable de porteño de clase media, era obvio que había estado paseando y llevaba regalos, se paró delante de la cana y les hablaba, haciendo gestos, ya les dije que era porteño, debía decir algo como: “esto no va”, “no pueden hacer esto”, “voy a llamar a no sé quién”. Y apareció una señora rubia, con un bebé rubio, enojada y decidida, con una mano alzaba al nene y con la otra empujaba a los tipos que andan torpes como acorazados, como si fueran las tortugas ninja. Formaron, estos y muchos otros más, un piquete, formaron una cadena humana que impedía que la yuta se acercara al pibe, me pareció ver a otros ayudando al chico a incorporarse, incluso le devolvieron su valiosa valija y era como que lo incitaban a revisar que no faltara nada.

Era como un gol de Maradona.

Al Gran Pueblo Argentino Salud.

2 comentarios:

  1. La barbarie es contagiosa. Pero la civilización también puede serlo, como lo muestra la escena final. El problema es que requiere de un contexto más difícil de construir; en cambio, el virus de la barbarie se propaga mucho más fácil

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  2. En cuarentena la polizzia de Larreta reprimió dos manifestaciones: una por la ecología y otra por los derechos humanos. Las otras anticuarentena pasearon como don Juan por su casa del Obelisco a Plaza de Mayo. Y todos sabemos que los anti agredieron periodistas, llevaron una horca emblemática de amor y paz y hasta se ligó un tironcito de orejas uno que andaba con cuchillo a lo Rambo.
    Se impone la pregunta casi slogan turístico: ¿CABA nazi friendly?

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Piensa mal y acertarás