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Con Cristina.

lunes, 9 de marzo de 2015

Un día cualquiera, de mierda, en Buenos Aires.

Que no se te ocurra vivir en el sur de la ciudad. Que no se te ocurra tener, ni por inseminación, un hijo en edad escolar. Que no se te ocurra cambiar de laburo, de horarios y tener que cambiarlo de escuela. Vas a la escuela y se te cagan de risa, no por mala onda, pero, ahora, para anotarse nos inventaron la Internet, que, como bien sabemos, es el remedio a todos los males. No construir un par de escuelas, una bagatela en el presupuesto de una ciudad de 2 millones y medio de habitantes y con presupuesto altísimo, no. Escuelas no te vamos a dar, es por una cuestión de principios, vendieron unos edificios, que valían fortunas, en la zona de catalinas o donde carajo fuera, dijeron que era para hacer escuelas, bueno, acá está la escuela, en la mano la tengo. Nos cagaron pero, como cuando estaban los m*nemistas, nos queda el consuelo de decir que no, que uno no los votó.

Vamos al distrito escolar, hay una cola de 100 personas ¿Tenías que trabajar? Esta, vas a trabajar, muerto de hambre, la educación pública no se hizo para pobretones como vos sino para ciudadanos de primera que pueden perder una mañana entera porque la gente honesta no necesita trabajar. El docente empleado del distrito te dice que hay escuelas que están funcionando con cursos de más de 30 alumnos. Yo les tengo una mala noticia un curso de más de 20 pibes no va ni para atrás, ni para adelante, sobre todo no va para adelante pero ¿Quién quiere ir para adelante si en 1880 éramos una potencia? Me cago en su puta madre. Por ahí, probablemente porque el escándalo se haría demasiado visible, conseguis la vacante pero turno tarde, podes llevar al nene pero no lo podes ir a buscar, o podes ir a buscarlo pero no lo podes llevar. Una señora dice que es por culpa de los inmigrantes, porque somos europeos ¿Vio? Y repetimos la mierdita que viene de Europa. Por eso lo votamos, porque en uno de los países menos poblados del mundo, sobra la gente.

Intento cruzar, no me pregunten para que, hacia el otro lado de la ciudad, todos los pasos a nivel los pusieron en zona norte, incluso en lugares donde, debido al tránsito escaso y la frecuencia del tren, no hacen ninguna falta. Los autos, colectivos, camiones y camionazos se amontonan, para cuando el semáforo se pone verde, viene el tren, cuando se fue el tren viene el otro tren y cuando pasaron los trenes el tránsito vuelve a cortarse, hay barreras en las calles laterales, podrían ser un alivio, están todas cerradas, en algunos casos la barreras, que antes se usaban y andaban bien, todavía están, en otros se optó por cortar por lo sano, en vez de barrera tenes un parachoques de metal que te permite cruzar si vas a pie, hay que hacer mierda todo, no sea cosa que el día de mañana venga un loco, un populista, un irresponsable y decida volver a usar las barreras de las calles laterales.

Después tengo que viajar, en marzo, por si no se enteraron en Barrio Norte, todavía hace un calor insoportable en la ciudad. Los únicos vagones de subte que tienen aire los compraron los populistas antes de dejarle el subte al gobierno de la ciudad, además el boleto es carísimo y eso no es todo porque sabemos que el precio de equilibrio es como de 10 mangos. Un disparate que va a hacer que todo el mundo se vuelque por los colectivos, hasta que el “ajuste” absolutamente imprescindible, como siempre, claro, también llegue a los colectivos y todo el mundo salga con sus autos, motos, bicicletas o lo que mierda sea. Y todo ese sacrificio para que 4 putitos no paguen más impuestos ¿No es una maravilla? ¿No es lo más moderno que hay?

Y no se te ocurra ir a zona norte, para qué, después de todo, y estacionar, parece que las grúas esas de mierda, que martirizan a los infelices que tienen amigos en Barrio Norte, son cada vez más y lo mejor es que le pagan al gobierno de la ciudad un canon de 50 mil pesos y el gobierno, por algún motivo inescrutable, o más bien escrutable, la empresa es de-amigos-socios de Macri y sus muchachos, la ciudad les paga 2 millones de pesos en calidad de… “subsidio a los que le joden la vida a la gente normal”.

Aunque nadie lo diga tenemos una invasión de ratas en la ciudad, pusieron unos tachos gigantes de plástico, todo el mundo los vio y los usó, están pudriéndose, por algún motivo, la gente, mucha, de los barrios, tiene cloacas o vaya-uno-a-saber que cañerías conectadas a la calle, los tachos podridos rodeados de agua son un criadero, parece hecho a propósito, además uno se entera que los gastos de las empresas de limpieza están en su máximo histórico, las empresas, cliba, o como se llamen son de Moyano, sospecho que o bien el querido Negro es socio de Macri o, simplemente, el Negro no puede y figura pero la empresa es de los socios-amigos-vaya-uno-a-saber-que de Macri. Si llamas para quejarte de las ratas te atiende un call center del orto y te tienen 15-20 minutos o media hora esperando para que te canses y te vayas a la mierda. Las ratas van a dar un brote de algo, o, tal vez, ya dieron un brote y no nos enteramos porque hoy habla el peluquero de Nisman, quien sabe. Ya que no hay información, pero en el barrio vemos ratas por todos lados y, todo el que no tenía, ya se consiguió un gato, podemos especular, a lo mejor el aumento de la mortalidad infantil tiene que ver con el creciente raterio. Pero que me importa si yo voy en el, presunto, metrobus, el invento del siglo, ciertamente.

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