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Con Cristina.

lunes, 8 de noviembre de 2010

La mejor forma de proteger la democracia, terminar con ella./Un recuerdo del almirante.

La policia antiterrorista sueca llega, de preferencia, a la madrugada. Ellos no llaman a la puerta de los que van a detener. Rompen la puerta con una herramienta especial y se lanzan al interior, arrancan al sospechoso de su cama, lo ponen boca abajo en el piso, le ponen cadenas y amenazan a la familia aterrorizada con sus ametralladoras, esas que tienen miras láser y se llevan los teléfonos celulares de los niños. Los policías visten de negro y llevan capuchas.
Uno de los 4 suecos de origen palestino que sufrieron este ataque pesadillesco ni siquiera era sospechoso de un crimen. Estaba llamado para testificar como cualquier ciudadano.


Si este último hubiera sido un sueco blanco con "padres étnicamente suecos", como decían los fachos antes de que se convirtieran en el partido demócrata sueco, no hubiera sido maltratado de esa manera, no hubiera sido detenido en absoluto. La policía lo hubiera llamado a un horario conveniente del día para pedirle que testificara. O se hubieran contentado con visitarlo, a plena luz del día, de civil, hubieran llamado a la puerta, hubieran mostrado su identificación y solicitado amablemente conversar con él.
Pero resultó que esta vez se trataba de un sueco que se llamaba Muhammed.


Por eso hicieron falta 20 tipos para la tarea, por eso la policía tuvo que recurrir a esos espantosos uniformes negros, a las capuchas y las armas con visor laser.


Hubo un tiempo, en Europa, no tan lejano, cuando la más terrible policía usaba largos abrigos de cuero negro y hacía estos trabajos de madrugada. Por aquel tiempo cazaban judíos.
Los 4 suecos de origen palestino fueron dejados en libertad al día siguiente, lo que demuestra la escasa evidencia que precisa la policía para ponerse la capucha negra. La explicación que le dieron a los medios fue que se trataba de una amenaza de bomba de un shopping y que ahora había sido evitado.


¿Salvaron al shopping de las bombas metiendo en cana a 4 inocentes? La lógica de esto es cuestionable. En consecuencia los abogados de los acusados quedaron comprendidos por el secreto del sumario, de modo que solo se escuchó la versión de la policía y de los fiscales.


Complacido, el diario conservador, Svenska Dagbladet en su editorial constata que un grave atentado había sido evitado en el shopping porque "la razzia llegó antes de la explosión" y que esto demostraba lo importante que era que tuviéramos tropas en Afganistán (!) y terminaba con un pensamiento poético: "Afganistán esta lejos. El shopping esta acá nomás".


La chifladura se pasea por Suecia desde que el 11 de septiembre del 2001, fuimos obligados a alinearnos con EEUU en la guerra contra el terrorismo. Adaptamos rápidamente nuestra legislación a la de los yanquis y nuestro, por aquel entonces, enérgico difusor de esa basura antidemocrática fue Thomas Bodström, ministro de justicia del gobierno socialdemócrata. Bodström explicó que el problema era que "mucha de esta gente ha obtenido la ciudadanía sueca" y que por eso todos los suecos estaban expuestos a razzias como la de Gotemburgo la semana pasada. Las leyes antiterroristas no despertaron ninguna oposición porque todos sabemos que serian aplicadas a "esta gente" y no contra los que tienen Thomas como nombre.


Justo ahora, y a escondidas, se desarrolla un proceso bajo las leyes de Bodström contra un par de suecos de origen somalí que apoyaban un movimiento de resistencia de Somalia que a los EEUU, en parte con razón, le disgusta. Los acusados son sospechados por haber amenazado al régimen de terror somalí que ha ocasionado una enorme corriente de refugiados. Por lo tanto van a ser juzgados por un tribunal dictatorial por haber luchado contra una dictadura en África. En un tribunal sueco. Es como si al profesor que participó del barco de la paz que fue a Gaza se los juzgara, para colmo una acción que apuntaba contra una democracia occidental. Pero eso no va a ocurrir. El profesor es rubio, aunque no tiene ojos tan inocentes, como Thomas Bodström.


Y en el medio de esta histeria se descubrió que los americanos llevaban adelante acciones de espionaje que apuntan contra los suecos que se llaman Muhammed y que ni siquiera necesitan ser sospechados de una felonía, el así llamado sistema de escuchas preventivas.


Si un espía ruso hubiera cazado judíos en territorio sueco hubiera sido detenido y juzgado según la justicia ordinaria. Pero los americanos van a quedar libres, porque son nuestros aliados en la guerra santa contra el Islam. Y es por eso que el editorial del diario conservador Svenska Dagbladet comprueba jubilosamente, nosotros ponemos incluso nuestras fuerzas armadas al servicio de los EEUU. Para proteger la democracia empezamos por abolirla. Jan Guillou (por fin uno que escribe bien)


Lamento que se haya muerto Masera, me parece que todavía tenía mucho que contarnos. Maserita es el ala Alcaponiana de la dictadura. Se especializaba en secuestrar a empresarios, les hacían firmar lo que se les ocurría, cualquier parecido con lo de los Graiver es pura co-incidencia, y los liquidaban. El almirante de agua dulce se ocupaba de mantener el centro de trabajo esclavo en la ESMA, buscaba crear su propio partido neo-peronista. La falta de escrúpulos de este simpático nazi-killer es legendaria. Mató, siempre por unos mangos, a su propia gente. Era un trabajo duro pero alguien tenía que hacerlo. Masera era tan pícaro, le faltó poco para tener su propia fuerza política. Casi nos sale diputado, senador, no se, gobernador o, ¿Por qué no?, presidente. Tratemos de evitar que todas las apasionantes aventuras de este lumpen modelo queden en el olvido. Maserita se lo merece.

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