En los últimos meses contemplamos con beneplácito el regreso del antiguo look de los políticos. Por unos años pensamos que se imponía una moda canchera e informal. Era el progreparlamento piola, unos pibes igual que vos, chabón. No se diferenciaba el más adusto padre de la patria de un hincha de fútbol, de los pibes de barrio tomando birra en la esquina. El sueño de la democracia se había cumplido, al menos a nivel indumentaria, éramos todos iguales, un parlamentario poderoso podía caminar por la vereda sin diferenciarse de cualquier vecino. Pero ya no. Ha vuelto el político serio de corbatín. El legislador de la república de impecable saco y corbata. Tipos que no saben leer, tipos que ignoran que carajo están aprobando, tipos que hacen negocios, tipos que representan provincias en las que no viven y donde nadie los conoce, pero vestidos de Armani (el arquero de River). Unos trajes que dan gusto. Una especie de parlamento noruego mientras el país se vuelve más y más africano, con gente durmiendo en la entrada de los edificios de comercios abandonados, más coherencia no se puede pedir. Con sacos y camisas de vaya uno a saber que mierda cara, con corbatita y saco al tono que valen varios años de jubilación mínima, triunfa la elegancia.
Las legisladoras llevan unos Palazzo (el de los bancarios) unos Prêt-à-porter que parecen, como mínimo, unos Giorgia Meloni. Eso, melonis.
Lo mejor que tiene nuestra democracia, un ejemplo para el mundo, es la privacidad, nadie sabe bien quienes son nuestros parlamentarios, especialmente los que los votamos. Apuesto lo que ustedes quieran a que el 80-90 o más por ciento de los neuquinos no sabe quien es la Sra. Crexell, es más la van a reelegir sin saber quien carajo es. Si el voto es, debe ser, secreto no veo porque el nombre del votado no ha de serlo. ¿Qué más popular, más avanzado, más profundamente democrático que votar sin saber a quién? Por suerte existe plena, plenísima libertad de prensa y te enteras de todo lo que ellos quieren que te enteres, evitan que averigües quién es el que votaste y con eso te hacen un favor ¿para qué amargase? ¿verdad? Pero, supongamos que te están perjudicando, te quedas sin laburo cosa que para empezar no es culpa ni de los legisladores de la patria ni del gobierno democrático. Si te quedas sin laburo estas siendo castigado por que el mercado, el mercadito de la esquina, no te quiere, es así, como dice la canción “¡qué se mueran los feos!”. Pero supongamos que, a pesar de la evidencia, sospechas que si las fábricas cierran es porque nadie consume nada y porque abrieron la importación, bueno si tenés quejas, llorón, podés ir a la justicia donde otros padres de patria con corbatita al tono van a hacer fuerza por no reírse, que no es fácil. ¿Cómo diferencias a un legislador de trajecito de un juez de trajecito? Eso es sencillo, los parlamentarios andan por ahí, suelen saludar desde un auto, prometen alguna tontería y sonríen mientras que los magistrados de la Justicia se elijen solos, solitos se nombran entre ellos, cómo hacía Videla ¿vieron? Bueno pero la Constitución esa herramienta de paz, de justicia, de amor universal, de todo lo que es bueno y bonito en esta vida, la Constitución te otorga el derecho inalienable a protestar. Si señor, podés hacer oír tu voz, podés marchar y gritarles tus verdades.
Hasta que se cansan, se aburren o se levantaron un poquitín más nazis de lo normal, que es mucho por otra parte, y te mandan a la cana con palos, escudos, balas de goma, carros hidrantes, gas lacrimógeno y esos simpáticos tubos de gas pimienta que Israel fabrica pero que están prohibidos en Israel. Shalom paisano! La ventaja de esos procedimientos es que, supongamos que estas preocupado, frustrado o furioso, no necesitas ponerte loco, para eso hay una parte de la policía, al servicio de la comunidad, que se ocupa de quemar autos, tirar piedras y molestar. Es como un sistema automático de protesta. Por fin hay orden en este país. |
Kumpa, hermano querido, tal cual Ud, lo pinta, es la cruda realidad.
ResponderEliminar