Uno tiende a identificar a los árabes con los latinoamericanos. Un montón de países unidos por una religión, un idioma y una historia en común. En realidad los árabes son todavía más homogéneos. Digamos que la ola inmigratoria, acá en el sur, y la ola emigratoria, allá en el norte, nos han dejado menos parecidos entre nosotros que antes. Mientras los árabes no tienen esas olas y son "los que siempre han sido". Otra gran asimetría es que Latinoamérica, al menos en los papeles, se descolonizó, mayormente, hace 200 años, mientras los árabes fueron colonia hasta la década del 20 y más allá. El dominio británico fue substituido por el rey Faruk, o algo por el estilo, lo puse porque me gusta el nombre. Faruk era un rey inteligente, de hecho un gobernador colonial, se dedicaba a patinarse la guita en Mónaco y andaba con "estrellas" de Hollywood. Cualquier parecido con una figura política del lejano sur es pura coincidencia. Faruk fue derrocado por un golpe militar, de la línea populista, que terminó con Nasser, un Perón árabe, en el poder. Nasser introdujo un populismo de avanzada con reforma agraria e industrias claves en manos del estado. Nasser fue substituido por un tal Sadat, otro milico más, una versión más conservadora y más desteñida del propio Nasser. A Sadat le hicieron la boleta y subió, hace 30 años, Mubarak. Mubarak fue, además de una figura insignificante, un fiel aliado de los yanquis. El Egipto actual es más misterioso que el de los faraones. Tienen el "síndrome de Grecia": países tirando a pobres que son dominados por un complejo militar-industrial que se sostiene en hipótesis de conflicto traídas de los pelos o, lisa y llanamente, absurdas. En Latinoamérica el caso más parecido es Chile. Algunas de las cosas que han hecho el gobierno de Mubarak y los mandos militares que tenía detrás son tan espantosas que es mejor tomarlas en broma. Por ejemplo, los aviones de la CIA secuestraban a musulmanes, presuntos terroristas, en países europeos y los dejaban en Egipto para que los torturaran. Los militares egipcios están en una supuesta e interminable guerra santa contra Israel que jamás comenzó mientras les venden a los israelíes el petróleo, el gas y todo lo que necesitan. Para la guerra inexistente los militares egipcios compran culadas de armamentos a los aliados de Israel, los yanquis. En Egipto no parece haber caudillos regionales, ni partidos políticos, ni sindicatos. Pero los árabes tienen una gran ventaja, en vez de rendirle culto a una religión extranjera como hacemos en Latinoamérica, tienen el Islam. Sin embargo en Egipto los grupos islámicos parecen débiles y más bien domesticados. Justo ahora en Libia se ven escenas que parecen, o son simplemente, una guerra civil. Primero la orientación, incluso en los últimos años, del gobierno libio no tiene nada que ver con Egipto. El ciclo populista de Libia comenzó mucho después del egipcio. Creo que Kadafi tomó el poder en 1969, derribando al rey Idris, o dios sabrá quien, desde el comienzo Kadafi tuvo una retórica, y una serie de medidas, parecidas, sino más avanzadas, que las de Chavez. Hay unas cuantas organizaciones revolucionarias latinoamericanas que tienen deudas con Kadafi. Recibieron guita y entrenamiento. En los últimos 20 años, después de la caída de la URSS, el régimen libio se fue "dulcificando", convirtiéndose más y más en una caricatura de sus antiguas posturas de izquierda. En cuanto a Libia, el país es una especie de enclave en el desierto, con petróleo, al parecer mucho, pero poca agua y no más de 6 millones de habitantes en un territorio inmenso. También vale la pena señalar que el nivel de vida de Libia es, lejos, el más alto de la región. El colonialismo no pudo arruinar un lugar que, básicamente, es una duna de arena. Y lo que está pasando ahora no es una "revuelta", ni una revolución sino más bien un golpe de estado maquillado por la "revolución de colores". La otra cosa molesta es la euforia de cierta izquierda. No les interesa si el pueblo vive mejor si no que festejan el despelote en si. Los putitos se las dan de zurdos pero tienen cero empatía con el pueblo trabajador. El caso de Túnez es interesante. Túnez era, fue, un vergel como Egipto. Los colonialistas se tomaron un trabajo ciclópeo en arruinar los bosques y las obras de irrigación. Aun así todavía es un país rico, pequeño y bien organizado. Digamos que es el Uruguay. Para fortalecer la semejanza los tunecinos optaron por un sistema en la línea del Frente Amplio, sobre todo en la época de Tabaré, o más preciso como la concertación de Chile. El gobierno populista de Burguiba fue derrocado por Ben Ali, el "modernizador". Ese gobierno firme, con una democracia a full y con el beneplácito del FMI y de todos los genios liberales, bueno, a ese gobierno se le rechiflaron los desocupados y le dieron una patada en el culo. Ahora tienen un gobierno de transición, hacia donde va, no lo sabemos. Da la impresión de que la crisis es, ante todo, una crisis social. En Túnez, a diferencia de Egipto, el gobierno provisional no parece sólido y existen partidos políticos que quieren llevarse puesto al nuevo gobierno. Las elecciones tienen fecha para el mes de julio pero no es seguro que el gobierno provisional, que ya tiene el apoyo de los europeos, los yanquis y demás demócratas, llegue tan lejos. ¿Por qué los tres países parecen tan distintos? Que se yo, uno es solamente un siervo de Allah después de todo. De Jehová en mi caso. Y por último, déjense de joder con el facebook o lo que sea por el estilo, ninguna revolución, ni una revuelta, ni un mísero golpe de estado se ha hecho convocando a la gente por celular. ¿Saben qué? Al gobierno de Egipto lo derrocaron los pibes de Gran Hermano. |
¿Cómo puede ser que Pino se ocupe de minucias como las mineras de San Juan y no le de bola a la tala indiscriminada en el Amazonas que es mucho más grave?