jueves, 11 de julio de 2019

El golpe de estado de Delarua fracasó en cambio, el de Macri tuvo éxito, esa es la diferencia.

Para empezar Delarua tenía una trayectoria como político, era de un partido de verdad, bien, mal o lo que sea tuvo una carrera, fue un intendente de la ciudad que, al menos, le dio algunos caramelos a la clase media.

Tenía un discurso de una gran mediocridad pero al menos se le entendía lo que decía y hablaba una jerga burocrática pero del idioma castellano.

Ganó la elección con claridad, sin vueltas raras ni resultados raros, como los de Córdoba en el 2015.

En la elección enfrentó a un político avezado y no una figura de cuarta categoría, puesta ahí porque el peronismo no pudo ponerse de acuerdo.

Empezó su gobierno con una coalición de verdad y no con figurones inexistentes y los restos del partido radical.

En economía heredó un déficit incontenible, 4 años de recesión, la inflación acumulada hacía imposible seguir sin devaluación, quedó atado al 1 a 1 porque sabía que devaluar lo hubiera eyectado del gobierno aun antes de lo que ocurrió, el dólar a 43 pesos también es un 1 a 1 del que no se pueden bajar.

Intentó salvarse con el FMI, en lo que es igual que el muñeco maldito. En realidad con el mismo resultado, ajuste y recesión.

Cuando la clase media salió a la calle a protestar por el corralito Delarua declaró el estado de sitio, ahora parece que nadie lo recuerda pero fue inconstitucional incluso formalmente, tal vez el parlamento lo hubiese declarado, a fin de cuentas era de una época donde no existía el progresismo, pero hubiese habido debate, el efecto del debate hubiese sido demoledor. La idea del estado de sitio era el golpe de estado, la represión mató 40 personas, o más, no estoy seguro porque se empezó antes y se prolongó más allá del 19 de diciembre.

Los asesinatos de Delarua fueron de frente a la luz del día, aunque se buscó justificarlos, ignorarlos o cambiar el eje, en cambio los de la dictadura macrista son solapados, ocurren, literalmente, por la espalda, en lugares apartados, fuera de la vista del grueso de la población, siempre que se puede se elige una represión con una supuesta andadura jurídica o buscando dejar pegadas a las fuerzas de seguridad o se inventan supuestos enfrentamientos, como en el caso de la “rebelión mapuche”.

El recorrido de Macri hacia el golpe es más sistemático, deber ser un plan, incluye un estado de sitio no declarado, hace unas horas reprimieron en el obelisco, nadie conoce la orden del juez, los policías no llevan identificación, señal de que esperan que haya reacciones a la represión y se simula que la policía actúa de motu proprio. Eso cumple 2 funciones, convertirlos en chivos expiatorios si las cosas salen mal, es decir si hay muertos, mutilados o heridos graves, y, al mismo tiempo, cultivar la simpatía del, así llamado, voto hijodeputa.

Los vetos a leyes importantes, prohibición de despidos, por ejemplo, con gran consenso en la ciudadanía constituyen una punta de lanza del golpe.

Los presos políticos, Delarua no pudo concretarlos porque su estado de sitio se le cayó demasiado rápido, están hechos con métodos presuntamente legales, la olla de este accionar golpista empezó a destaparse con el caso D’alessio pero es solamente una parte, eso incluye a figuras mediáticas, políticas y servicios de inteligencia yanquis. El golpe de Macri, al igual que cualquier otro golpe está digitado desde afuera, es una intervención, un acto de guerra, del primer mundo.

Las “figuras” de ambos gobiernos, salvando los amigos CEOs o como quieran llamarles, son las mismas, Pato Bullrich, Sturzenegger, Lombardi, ese tal Morales, Aguad, Sanz etc. Solamente que tienen una carga de resentimiento que antes no era tan notorio.

También ha cambiado el papel de la embajada, prescindente en el 2001 y desesperada por intervenir en los últimos años.

Otra profunda diferencia es la conducta de los medios que, a medida que se acercaba la caída, abandonaron a Delarua para buscar otros rumbos, es porque la oposición política a Delarua era virtualmente inexistente. Ahora los medios son protagonistas directos del golpe de estado, participan junto a delincuentes notorios disfrazados de jueces en la persecución de opositores.

En la elección de septiembre del 2001, Delarua optó por no presentarse, el partido radical lo había abandonado, en cambio a Macri, aun en retroceso, le fue bien en la elección del 2017, Macri fue capaz de reunir a toda la derecha. Habían aprendido la lección, si Delarua hubiese contado con los medios y la parte del reviente del poder judicial, hubiese terminado el mandato y quien sabe que más.

La dictadura de Delarua fue una improvisación, Macri tuvo pensado gobernar en una dictadura desde el comienzo.

2 comentarios:

  1. El horror que cayó del cielo11 de julio de 2019, 19:41

    No aclare que oscurece. Nunca mejor puesta la frase. Muchos pedimos a los dirigentes que empiezen a decir las cosas claras, decirlas es empezar a develar esto que usted dice. Lo que está pasando es terrible, y lo que no pasó todavía indecible. Llegó al poder una cosa que no es persona una cosa sin alma, una máquina de odio y violencia con una sedienta voluntad de hacer las cosas mas terribles, no solo por mandato sino sólo por placer, no es De LaRua, no es Videla. Este "ángel exterminador" Es peor.

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  2. excelente reseña. interesante mirada.

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Piensa mal y acertarás