En Cristina confiamos.

Para los desmemoriados o los jovencitos, les explicamos que, la calesita, vino chocando durante casi 50 años, este último año parece que las colisiones, brutales, de la calesita son aun más terribles, más violentas y la perdida de derechos es más rápida. Durante 50 años tuvimos hiperinflación, desempleo, destrucción de la industria, fuga de cerebros, ajustes varios, convertibilidad, salarios de miseria, viejos tirados en la calles sin jubilación, hambre y desnutrición, policías bravos que cagaban a palos a los que protestaban, políticos que mentían para seguir con lo mismo y medios de comunicación para profundizar la mentira. Y un buen día volvió el peronismo. Los técnicos podrán discutir si el IAPI, una instancia creada por el general Perón para controlar las exportaciones agrícolas, es totalmente distinto a las retenciones. Por otra parte las retenciones no son un invento peronista, no, que va, existen desde la década del 30. Pero las retenciones permiten que el estado financie tanto el bienestar social, como los aportes a las empresas, como procesos de industrialización. Las prestaciones sociales y los subsidios sirven para mantener relativamente bajos los salarios y los costos de las empresas, lo que te da competitividad, es viejo como el mundo, lo sabía Perón, lo sabía Irigoyen y lo sabían los tipos de la revolución industrial. Además de las retenciones se cobraba un impuesto a los altos ingresos, que empezaban arriba de los 3 mil dólares, y se cobraba un impuesto a la riqueza. El sistema no era perfecto, ni mucho menos pero ¿saben qué? funcionaba. El estado es el estado cuando tiene plata, cuando no tiene plata es la administración de la miseria. A veces más, a veces menos, en el 2009 hubo una crisis mundial, pregúntenles a los españoles y a los griegos si les queda alguna duda, el país creció, la Argentina pasó a ser un país de alto desarrollo humano y además con una distribución más justa del ingreso. El estado peronista estaba obsesionado con los despidos, si iban a despedir, las empresas, recibían aportes para que no lo hicieran, las pymes, además de tarifas casi-gratis, recibían créditos e incluso apoyo técnico. La industria duplicó su capacidad instalada y la capacidad energética se duplicó también. Me acuerdo de las quejas y protestas por las “presuntas industrias” que no fabricaban nada, que solamente ensamblaban, le daban laburos calificados y relativamente bien pagos a decenas de miles de obreros y lo pagaba la clase media comprando celulares y televisores un poco más caros. Además esos obreros pagaban impuestos y consumían y ayudaban a hacer andar la rueda, y a las empresas, de a poco, las obligaban, esos tiranos, a invertir, a producir, cada día, un poquito más en el país. Qué mal que estaba eso ¿no? Era un modelo, peronista, de pequeños propietarios, ciertamente más bien un asunto práctico que un manual pero tampoco podemos olvidar que Axel Kicilof es un estudioso de Keynes y de varios de sus seguidores modernos. Pero, eso si, había inflación, una inflación tremenda, como la mitad de la que hay ahora, que estamos bien, si y además con aumentos de salarios que eran mayores que la inflación, todos los años. Nos habíamos acostumbrado a la idea de que el año que viene… ¡Íbamos a ganar mejor! Créanme, eso nunca pasó en la argentina, los sueldos estuvieron décadas y décadas yendo a la baja. También había controles de precios, que, de veras controlaban y que reducían la inflación, sobre todo en lo que, de verdad, importa que es en los alimentos básicos. El hambre, el hambre en serio había desaparecido. Al haber consumo había producción y había trabajo, la desocupación fue la más baja en décadas. No hace falta saber economía para darse cuenta que una cosa es importar insumos para la industria y otra, muy distinta, es importar sin ton ni son para, supuestamente, frenar la inflación, que, por cierto, tampoco se frenó. Para importar insumos hacían falta dólares y convenía que los dólares fueran baratos, para evitar que los vivos de siempre, los que ganan cada vez que choca la calesita, se llevaran los dólares a Panamá, había controles. Ante todo era algo sensato, entendible y explicable. En cambio, querer frenar la inflación hiperdevaluando o querer bajar el déficit bajando impuestos, por dar un par de ejemplos, no lo es. Es irracional, es ridículo, es chocar la calesita. Había planes, que bronca que dan esos planes, con lo bueno que es el salvajismo y el que es pobre se joda. Había planes para que la gente tuviera sus dientes, una tarjeta de crédito para los jubilados, había tipos que se ocupaban del dengue. Aunque quedaba mucho por hacer, el presupuesto de educación era record histórico y el de ciencia e investigación, si lo piensan era raro en un gobierno tenido por cortoplacista y en el que muchas soluciones eran parches y sin embargo… Hablando de embargo, todo ese “despilfarro de recursos” se hizo con recursos propios porque la deuda externa se redujo cada vez más, uno sospecha que, de haber seguido el peronismo, en algún momento de los próximos años la deuda, al menos la deuda en moneda extranjera, hubiera llegado a cero. Parece que en algún punto era necesario este proceso terrible que estamos viviendo ahora. Durante este año se han barajado las más arteras y terribles acusaciones contra el gobierno anterior y ¿saben qué? cada vez queda más claro que la administración peronista era, además de esclarecida, honesta. Tipos como Moreno o Aníbal Fernández viven en la misma casa en la que vivían hace décadas, no tienen cuentas en Panamá ni asuntos raros. Un año de persecución, de acusaciones y de excavadoras y no tienen nada. Además de chocar el tiovivo, venden humo. Hay otro aspecto muy importante en el que la nueva administración peronista ha sido superior a la del general Perón, durante el gobierno de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner, el país se convirtió en un ejemplo mundial de respeto a los derechos humanos. Las demostraciones, las protestas y las marchas no fueron reprimidas, no se conocieron camiones hidrantes, ni balas de goma, ni gendarmes apaleando jubilados. Los juicios a los genocidas de la dictadura eran de esas esperanzas que parecía que no iban a concretarse nunca y, sin embargo, se hicieron. Ahora, en cambio, tenemos presos políticos, el juicio a los negros y un nuevo ordenamiento legal que es el juicio por plebiscito. La violación de los derechos humanos se profundiza, aparecen las amenazas y los asaltos contra medios opositores y una policía brava pone el orden en las calles, en medio de una ola de delincuencia de amplitud nunca vista. También es bueno que queden pegados, entre los que chocaron la calesita, algunos políticos que fueron votados como opositores y que se subieron al carro, movidos por dosis iguales, de embajada yanqui y ceguera política. Hubo un gobierno que, mejor o peor, gobernó de verdad, el resto son sombras, incluso los que estaban bien intencionados, chocaron la calesita con todos nosotros arriba y dieron muchas vueltas para beneficio de los 4 de siempre. Me dicen que tendrían que aparecer figuras más jóvenes o menos resistidas y cosas así, no lo se, en Cristina confiamos, incluso los políticos y dirigentes varios que merecen respeto están con ella, dirán que eso no es bueno, que hay que abrir el juego, da la impresión que el nivel en el que hay que armar una política de alianzas es el nivel intendencias, no se ve otra cosa. En Cristina confiamos, si alguien tiene algo mejor, todavía no lo conocemos.