lunes, 6 de julio de 2015

El pueblo griego en caída libre tomándose de la última esperanza

Las campanas de la iglesia repicaron este domingo a las 7 de la mañana llamando a votar. “Cuando todos nos han fallado solo queda rezar”, dice una vieja llamada Kilkis que votó por el si a pesar de las protestas de los hijos y de los nietos. “Ellos dicen que sufro el “síndrome de Estocolmo”. Que yo votó por miedo a volver a vivir la guerra y la dictadura. No entienden que yo lo hago para salvarlos” dice ella y se apura para llegar a tiempo a la iglesia y a la votación. Los más viejos llegan primero. Una mujer les pregunta a todos como hacer para salvar su fortuna de 8000 euros que, ella ha escuchado, va a ser devorada por los bancos. Nadie sabe.

“Juegan al poker con nuestra vida”.
“Este no fue un fin de semana. Fue un capítulo de los libros de historia del futuro. Pero yo prefiero leer historia en vez de escribirla”, dice la empleada de la televisión Athina desde Atenas cuando yo la llamo. Yo solamente tengo tiempo de decir “Kalimera” antes de que me sirvan un ataque de furia como desayuno. “Ellos juegan al poker con nuestras vidas. Ellos pecan y blufean mientras nosotros, marionetas del poder, estamos en la tribuna y vemos como se hacen un gol en contra. Después nos pasan la pelota y esperan a que definamos. ¿Qué podemos hacer?” dice Athina que tiene 44 años y que todavía vive con sus padres. Ella votó si al futuro de Grecia en Europa. “Yo voté si para que mis sobrinos no me vengan a preguntar porque contribuí a hacer de Grecia una república bananera en los Balcanes” ella dice.

Los que se negaron a ser aplastados.
La historia se repite. O las personas repiten su historia. En el plebiscito del domingo, cuando Grecia recuperó su lugar como el protagonista de la historia, los griegos votaron contra la oferta de la Troika. Una oferta con más privatizaciones y ventas de propiedad pública, recortes en las pensiones y sueldos y una batería de impuestos indirectos que hubiese golpeado a los que ya estaban en el piso. De nuevo los griegos dijeron que no a lo que muchos llaman una fuerza de ocupación. Tal como hicieron contra 400 años de esclavitud, fascismo, nazismo y dictaduras, los griegos se negaron a rendirse, aun en inferioridad. En lugar de rendirse el pueblo griego cerró sus puños contra el poder, en el país y fuera de él, que ha dictado condiciones durante los últimos 5 años. Un pueblo en caída libre que se ha aferrado a los últimos restos de esperanza y dignidad. Prefirieron sangre, sudor y lágrimas en vez de seguir con los ruegos y la espera de una medicina salvadora en cuenta gotas. Mejor ciudadanos libres que esclavos de la deuda en un protectorado, razonaron.

Uno de cada dos jóvenes desocupado.
Los griegos no votaron contra el euro que valoran ni contra Europa a la que consideran su hogar, votaron contra la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario que han sido sistemáticamente sordos ante los reclamos por la miseria creciente. Es un pueblo profundamente polarizado el que fue al plebiscito. Un país que después de 5 años en el potro de tortura ha visto crecer su deuda hasta el 180% de su producto bruto. Un país donde uno de cada dos jóvenes esta desocupado. Aun así, las estadísticas no dicen toda la verdad. Miles de desocupados no están inscriptos en el ministerio de trabajo porque después de un año han perdido el seguro de desempleo y la obra social. Un país donde 3 millones viven bajo la línea de pobreza, donde 3 generaciones viven bajo el mismo techo, donde la clase media desapareció y las diferencias de clase se han vuelto abismales.

"Me voy a Chipre"
Maria, de 39 años, contadora, abandonó el país después de haber votado No. “La Troika introdujo una flexibilización laboral que le dio a mi patrón el derecho de rebajarme el sueldo a la mitad por el mismo trabajo. Cuando me negué me echaron. Me fui a vivir a la casa de mis padres y después de buscar trabajo durante 2 años me rendí y me voy a vivir a Chipre. Le digo que no a las humillaciones y a las medidas en contra del pueblo. Yo que nunca he robado, ni estafado, ni evadido he sido degradada en cuestión de meses desde la clase media bien a la pobreza” dice Maria antes de despedirse.

Contrariando las apuestas de los líderes de la Unión Europea.
Resultó que el bando del No triunfo cuando tenía todo en contra. Los griegos votaron No a pesar de los bancos cerrados, controles de capitales, jubilados desesperados frente a los cajeros automáticos, propaganda terrorista en la hora pico de la televisión. A pesar de las farmacias vaciadas de antidepresivos y somníferos. Los griegos votaron No a pesar de las cuidadosas amenazas y generosas advertencias de los líderes de la comunidad europea, decían que el No era la despedida del euro y un retorno a los últimos días de la Dracma. Los griegos contradijeron a los dirigentes de la UE que aconsejaban un si para continuar con el apoyo. Los griegos votaron No a pesar de las amenazas de despidos masivos de parte de los empresarios. A pesar de los pronósticos de catástrofe y de los profetas del juicio final. Votaron No y llenaron sus alacenas de comida como si fuera a venir la guerra. El No triunfo a pesar de los miles de votantes del No que no tuvieron guita ni para volver a sus pueblos a votar.

“No vale la pena”.
La señora Lemonia trabaja en la empresa de alquiler de autos Europcar seis días a la semana, diez horas por día por 590 euros al mes, tiene un hijo de 31 años desocupado que mantener, para llegar hasta su pueblo de origen llamado Orestiada cerca de la frontera con Bulgaria y Turquia hubiese tenidoq ue gastarse la mitad de sus sueldo. “No valía la pena. Además el jefe me dijo que no me iba a dar el día”. “Tengo miedo por todo lo que se puede ir al carajo” dice la señora Voula de 77 años frente al centro de votación. “Lo peor ya sucedió” responde Vangelis que trabaja en un hotel que ya no tiene huéspedes. “Este es el paraíso de las contradicciones, trabajamos como animales para poderles pagar las jubilaciones a los viejos y ellos votan por más recortes” suspira Vangelis que, como tantos otros, nos cuenta de las homéricas peleas frente al plebiscito. Conozco parejas que han dejado de hablarse, amigas que, inspiradas en la “Lysistrata” de Aristofanes fueron a la huelga de sexo para convencer a sus maridos de votar lo correcto y ponerle fin a la guerra económica. Mi amiga socióloga Lina propone una perspectiva de género. “Las mujeres tienen más huevos que los hombres a la hora de los mangos. Lo hombres piensan a corto plazo y tienen miedo de perder su bienestar temporario y su rol patriarcal como jefes de familia”. Incluso la clase y la brecha generacional aparecen. El lado del si reunió a los poderosos, ricos y famosos y viejos. El No fue llevado adelante por los pobres, los nuevos y los de siempre, trabajadores y jóvenes.

Ahora viene la resaca.
El gerente de banco Giorgos Apostolou que estuvo dudando hasta que los centros de votación cerraron no sabe si va a regresar al trabajo. Él tiene la esperanza que los 50 mil millones que salieron de los bancos para ir bajo el colchón y los 10 mil millones que están en las cajas de los bancos vuelvan al sistema bancario. “Entonces resolvemos el problema. Pero ya nadie confía en los bancos” dice Giorgios. El domingo a la noche los griegos van a bailar en las calles y celebrar la democracia pero el lunes viene la resaca. Grecia no tiene el préstamo y el orgullo no le llena la panza a nadie. Si el doctor Draghi (es el jefe del Banco Europeo) y el Banco Europeo no reciben el pago para el 20 de julio puede ser que caigan oficialmente en bancarrota.
La promesa del gobierno de resolver todo en 48 horas no se la cree nadie.
Lo que mejor resume el estado de ánimo son las 3 líneas que se encuentran en el epitafio de la tumba del poeta Nikos Kazantzakis en Herakleion: “No espero nada. No temo nada. Soy libre”. En las redes el poeta ha sido parafraseado y viralizado: “No espero nada. No temo nada. He perdido el pin de mi tarjeta”.

5 comentarios:

  1. La presión de la derecha de mierda para conservar privilegios y engañar a los desapercibidos e indiferentes es proberbial. Recuerdo las épocas doradas de los gobiernos militares en Argentina. Pensábamos que eran ellos, los de las fuerzas armadas, los que decidían cuándo, cómo y a quién derrocar. Éramos tan ingenuos que toda la parafernalia de versos que recitaban con reciedad para hacernos creer que representaban a la patria, pensábamos que los inventaban ellos. Esas famosas frases como "nuestra irrenunciable vocación de grandeza", "los eternos y gloriosos valores de la patria" y tantas otras pelotudeces de puro vidrio que deglutíamos confundidos pero sin chistar.
    El ciudadano, salvo en ocasiones tan infrecuentes como un 17 de octubre o un 20 de diciembre con helicóptero, se quedaba guardado esperando que ALGUIEN, que OTRO fuera el que le resolviera el miedo, el presente o el futuro.
    Gravísimo error. Si no nos ocupamos seriamente por nuestro país, que es lo mismo que decir "nuestras vidas" o "nuestros hijos", no van a venir de otro planeta para arreglarnos el estofado.
    Durante muchísimos años, por temor, desinterés o adormecimiento, cometimos el horrible pecado de ignorar cuán importante es nuestra labor responsable de ciudadanos.
    En el caso de Grecia, los tan publicitados Juegos Olímpicos de 2004 le costaron más de 9.000 millones de euros. La obligada política de compra de armamentos absolutamente desproporcionada para las dimensiones y la población helénicos recién cuando el desastre estaba ante los ojos desorbitados de los griegos comenzaron a causar pavor.
    Nada sucede porque sí. Todo obedece a alguna razón. Muchas desesperaciones y llantos podrían haberse evitado si la mayor parte de los 11 millones se hubieran interesado y ocupado, más que preocuparse, de quiénes estaban manejando su país y cómo lo estaban haciendo.

    A nosotros nos sucedió algo parecido. El "Deme dos" de los viajecitos a Miami en los años de plomo, el comprar alegremente cualquier cosa importada mientras los argentinos se quedaban sin laburo, el peso igual a un dólar que nos creímos como reverendos pelotudos, tuvieron una consecuencia inevitable y nefasta que no supimos prever. Hasta tal punto nos creimos que esas fábulas y cuentos de las mil y una noche de la convertibilidad eran genuinos. Después debimos remar en el barro.
    Y agradezcamos que aparecieron los corruptos K, el virola y la shegua kretina. Si no hubiera sido por ellos y su decisión política, hubiéramos desaparecido como nación.

    Los mismos que nos metieron en ese infierno están inflando globitos para volver a tomarnos por estúpidos, como ésos que no podían construir 10 o 15 Km. de subterráneos por año.
    Si no votamos como es debido en octubre, después tendremos que ir a quejarnos a plumas verdes.

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  2. Here is your text in Swedish;
    http://www.aftonbladet.se/nyheter/article21077989.ab
    Who wrote it first?

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  3. Hola amigo. This is my article thats was published in the Swedish Newspaper Aftonbladet and translated by Ángel María Beñarán and republished here: http://the-rdn.com/2015/07/un-pueblo-en-cada-libre-se-aferr-a-la-ltima-gota-de-esperanza/
    So please be so kind to put the link and my name. Por favor. /Alexandra Pascalidou

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  4. Jag skriver ett blogg som är tillägnad till argentinsk politik, ibland översätter jag artiklar från svenska tidningar, jag nämner alltid journalisterna med namn o även lite grann om deras backgrund. Den här gången missade jag just ditt namn, jag är ledsen och ber om ursäkt, här har jag gett mina läsare ditt namn och den andra översättningen, eftersom jag ger det för mig själv, du kan fråga dina polare som kan spanska, i det här sammanhanget är en spansk översättning o min väldig annorlunda. Om du vill att jag ska ta bort artikeln så säg bara det och tar bort den. Hoppas du förstår det här, jag har inte skrivit ett brev på svenska på en massa år. Och förresten din artikel är jätte bra. Gratulerar.
    Ditt namn och linken till den spanska versionen är här.
    Dense por vencidos, con esta los maté.

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  5. Si en este blog empiezan a escribir en sueco y también algún sueco, me voy a ir.

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Piensa mal y acertarás