viernes, 3 de julio de 2015

Algo sobre la polémica entre Progres y Peronistas.

Durante los últimos 40 años he presenciado muchas batallas de fracciones dentro de los grupos de izquierda, en algún momento siempre hay alguno que dice: “Que se queden con los locales y la impresora nosotros nos quedamos con las ideas”. Después se ve que necesitas los locales y la impresora que, aun las mejores ideas, si están solamente dentro de tu cabeza, sirven de bien poco. Y que si una idea es tan buena debería permitirte tener el dichoso local, la impresora y muchas otras cosas más.

En el peronismo hay un ida y vuelta, por lo general armónico, entre el aparato concreto y las opciones políticas. Perón, el clásico por así decirle, tenía sindicatos y empresarios, tenía el aparato del estado y, como frutilla del postre, algunos genuinos ideólogos antiimperialistas, el caso más obvio es Cooke. El peronismo clásico no parece haber hecho nada de esfuerzo por atraer a la clase media de empleados más o menos jerárquicos, profesionales liberales, comerciantes y cuentapropistas acomodados varios. Esa clase se beneficio con el peronismo pero nunca intervino y nunca estuvo a favor, como el porcentaje de obreros entre la población era muy alto, el peronismo, simplemente, no los necesitaba.

A la caída del peronismo en el 55 esa clase media llenó la plaza de mayo para festejar. Esa brecha empezó a reducirse en los 60, las sucesivas dictaduras o semi dictaduras liberales o semi liberales le fueron acercando clase media al peronismo. Uno de los peligros a los que se arriesga en la lucha política es al fanatismo de los conversos, ustedes saben Vargas Llosa, que nunca fue liberal, ahora necesita mostrarse más liberal que nadie, al límite de pedir golpes de estado y bombas contra Maduro, o quien sea. En el año 55 lo que, en estos tiempos, llamamos el progresismo estaba representado, básicamente, por el PC. El gobierno peronista tenía muchos problemas, muchos elementos retrógrados, eso no me lo han negado ni los más peronistas de los peronistas. El PC había tenido posiciones convergentes al principio de los 50 pero para el 55 se había alineado con la derecha ¿Por qué? Porque la base social del PC era “gente como uno” y a la clase media se la había ganado el imperialismo a través de su movida cultural, pienso, por ejemplo, en la revista de Victoria Ocampo, ese monumento al gorilismo estaba lleno de gente del PC.

Acá hay, como dicen en el blog de Artemio López, “voto cruzado”, algunos de los sindicalistas, ya en el 55, habían traicionado a Perón. Toda la generación mía leyó el libro de Cooke “Peronismo y Revolución”, una buena parte del libro está hecho para denunciar a sindicalistas y políticos del peronismo que se fueron con Onganía. Eso les pasa a los gobiernos populistas, generan una “aristocracia obrera” y una burocracia que después les hace la contra. Pueden seguir la trayectoria de Rucci, si les place, empieza siendo un dirigente obrero, a veces dialoga, a veces resiste, está enfrentado, aparentemente, con los gobiernos de la dictadura liberal pero cada vez, es un proceso, negocia más y resiste menos, es poderoso, tiene un ejército privado de 200, o más, matones, los matones de Rucci son para amedrentar a la izquierda, incluso a la izquierda del peronismo, los chicos de Rucci participan de la masacre de Ezeiza, al final Rucci se solidariza con los camioneros que están desabasteciendo a Chile, no se si está escrito en algún lado pero ese es el motivo por el cual, todos los de mi época, recordamos el final violento de Rucci como un acontecimiento feliz. Aunque políticamente es un suceso nefasto. En los 70, y Perón mediante, hubiese sido posible arreglar, emparchar las diferencias e ir hacia un proyecto nacional-reformista, eso hubiese sido ir a contramano del mundo, en lugar del intento de aplicar el programa del fondo monetario por medios “constitucionales” como quiso hacerlo el peronismo de la derrota en el 75, hubiésemos tenido un verdadero golpe a lo Pinochet. O seríamos Noruega, quien sabe.

Después de septiembre del 75 la izquierda desapareció, en parte es cierto que nos mataron a la mayor parte de los cuadros y que los sobrevivientes no pudieron reconstruir las organizaciones. La verdad es que tampoco es que haya habido tanta izquierda en la década del 70.

El peronismo o bien volvió a las catacumbas o tranzó en mayor o menor medida, incluso hubo unos cuantos que hicieron un poco de cada cosa. En 83 podrían haber vuelto al gobierno para administrar la decadencia, sospechó que tuvieron suerte de que apareciera, la aparición de un dirigente político importante por fuera del peronismo es sumamente inusual, Alfonsín. Alfonsín trató de crear un movimiento reformista sin un partido, o mejor dicho a partir de un partido que es una especie de buffet de abogados de las multinacionales, y ya sabemos como le fue. Quiero insistir con que, el apoyo de la clase media que tuvo Alfonsín, era enorme pero esta predestinado que los doctores y comerciantes prósperos de la republica colonizada no pueden tener fuerza propia, simplemente porque, para empezar, no quieren tenerla. Sintomático fue que, para el velorio de Alfonsin, se hicieron presentes todos sus enemigos. A la clase media del tercer mundo le roban hasta su propia muerte.

El peronismo mantuvo administraciones locales, se volvió más territorial. Todavía es imposible decir si las contrarreformas liberales de los 90 hubiesen sido peores sin el peronismo. Por mi parte me acuerdo de la desazón que sentíamos cuando contando con la libertad de organizarnos y de jugar en política no pasaba nada, hemos analizado, con algunos amigos de aquellos tiempos, un par de problemas, los pibes me decían que, cuando ganábamos militantes en la villa, lo primero que hacíamos era sacarlos de ahí. La única construcción importante de esos años fue la CTA. Cuando progres, que formamos parte de esas experiencias, criticamos a los peronistas-kerneristas y afines debiéramos, no digo callarnos la boca pero si hacer uso de la memoria, durante el 2001 la CTA no hablaba de la insurrección o, por lo menos, de llamar a nuevas elecciones sino del hambre de los niños, parecía una ONG. En el 2002 el papel de la CTA siguió siendo desteñido y nunca quedó del todo claro si De Genaro y esos grandes zurdos estaban o no con D*alde.

Recordemos también, antes de exigirle a la Shegua la estatización de los bares y las sastrerías, lo que pasó con las liebres del sur. Esta vez en particular no da para quejarse, ¡vamos!, a las liebres les dieron una secretaria, presupuesto, apoyo de toda clase ¿Y qué hicieron? Nada, no construyeron nada. Esa política era lo que Kichner llamó la “transversalidad” un intento de juntar al bloque de obreros, con los empresarios “nacionales”, con la clase media. Después del fracaso en las elecciones del 2009 Kirchner volvió al PJ, la única movida posible. Las liebres corrieron, terminaron participando de la campaña de Binner. Deberían estar felices de que los mencione, les espera un largo olvido.

Ya se que no puse nada sobre Moyano, Randazzo y compañía pero el artículo ya se hizo demasiado largo.

2 comentarios:

  1. "En 83 podrían haber vuelto al gobierno para administrar la decadencia, sospechó que tuvieron suerte de que apareciera, la aparición de un dirigente político importante por fuera del peronismo es sumamente inusual, Alfonsín." -> Tendrías que fundamentar esa sospecha viendo en la catástrofe en que terminó su gobierno. Te lo dice alguien que votó a Alende y hoy lo haría por Luder con las dos manos. Peor que con Alfonsín no nos podría haber ido.

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