lunes, 10 de agosto de 2009

Mecánica del golpe de estado en Roma (por ahora)

Seguimos nuestra incursión por la república romana jurando por lo más sagrado que nada tienen que ver, sucesos de hace 2000 años, con nuestra época. La historia está muerta, muerta, muerta.
Capítulos anteriores…
http://elhombre3.blogspot.com/2009/08/los-montoneros-infiltraron-al-imperio.html
http://elhombre3.blogspot.com/2009/08/auge-del-montonerismo-en-la-antigua.html
http://elhombre3.blogspot.com/2009/08/tiemblen-gorilas-que-llega-el-general.html

El discurso del partido conservador es, en apariencia, de un realismo apabullante. Si todo anduvo, más o menos bien así, ¿Para qué meterse? Funciona mientras los cambios no se notan. Tarde o temprano hasta los propios representantes de la oligarquía saben que "ya no va". En este caso un senador oligarca de la falange moderada llamado Drusus, no tuvo mejor idea que la de armar un grupo de presión en las provincias para darle la ciudadanía romana a todos los itálicos entre el Po y sicilia. Cuando Drusus estiró la pata y el "complot" fue revelado y los amigos del moderado fueron a parar a la cárcel, la Italia no romana se preparó para la guerra. Aunque populares y conservadores depusieron sus diferencias, el primer año de la guerra itálica fue desastroso para Roma. Los romanos combatían contra sus vecinos usando soldados traídos desde África y Galía. La reforma que terminó salvando a Roma fue la concesión de derechos, aunque restringidos, a los pueblos itálicos que no hubieran estado haciéndole la guerra.
Después de Drusus, los populares están en la lona pero ahora hay una facción moderada de los conservadores liderada por un tal Sulpicius. Este se volvió hacia… Marius, en parte porque consideraba que, el viejo General, ya no era un peligro para nadie. Y para contar con algún general de renombre para quitarle el mando a Sulla, que todavía lideraba al ejército triunfante de la guerra italiana. El nuevo ejército, creado por Marius, no era ya un ejército de ciudadanos y le era leal solo al jefe, Sulla. Cuando este último dio la orden de marchar a Roma lo acompañó un solo oficial pero todos los soldados. Como en cualquier golpe de estado, después de un conato de resistencia, los líderes de la democracia huyeron. La cabeza de Sulpicius terminó expuesta en el foro. Eran otros tiempos aquellos, en los que, los golpistas, mataban a la luz del día. Marius fue capturado en un pueblo llamado Minturnae pero el verdugo no tuvo coraje para hacharle el gañote y escapó al exilio. Pero a Numidia, no al Paraguay como dicen algunos anacrónicos.
El golpe de Sulla es en parte un golpe que, mucho después y mucho más al sur, va a ser conocido como gorila porque no destruyó al senado sino que lo amplio para incluir otros 300 senadores del partido oligarca. Se diría que, por fin, se logró una democracia perfecta, que es aquella en la que la ley se respeta a rajatabla y donde el partido popular esta proscrito y, mejor que por la ley, en la práctica. Y donde a los pobres se les roba el voto, ya sea por "voto calificado" o por la televisión de aire de Clarín. Lo interesante es que cuando Sulla impone su dictadura no necesita masacrar a medio país. El trabajo sucio ya se lo han hecho los moderados. Y el pobre General Marius quedó pegado en eso. Como en tantas otras cosas.
Sulla permitió que Cinna, que había pactado con los populares, quedara de cónsul, porque, manteniendo el mando de las fuerzas armadas, no le importaba lo que pudiera ocurrírsele al tal Cinna y a la resistencia populista en la clandestinidad. Además cualquiera que aceptará formar parte del gobierno, con los populares proscriptos, era cómplice aunque fuera el doctor más decente y democrático del mundo.
El rey Mithradates, por esos días había terminado de unir todo el mediterráneo oriental (Grecia y Macedonia inclusive) y había declarado la guerra, matando a todos los romanos que pudo. Roma, como no podía ser de otra manera, envió dos ejércitos: una banda irregular al mando del demócrata Fimbria y el ejército de verdad al mando de Sulla. Después de que, ambos ejércitos, pusieron de rodillas al rey, Sulla firmó una paz mala para Roma, al solo objeto, de poder liquidar a Fimbria.
Mientras en Roma se produce lo que todos estábamos esperando. Vuelve, si, Marius vuelve. El General vuelve, en su dorada decadencia, para vengarse de los que lo habían echado y se habían burlado de él. No hay pruebas de que haya quemado iglesias que, gracias a dios, todavía no se habían inventado.
Marius muere a los pocos meses, y aun en el poder muere mal, solo y en vergüenza. Una lección que los revolucionarios olvidan una y otra vez es que la eliminación física de los oligarcas no conduce a nada bueno, es un bumerang que favorece a la derecha. Para volver a imponer su régimen de pura oligarquía, Sulla tiene que invadir Italia. El ejército de los demócratas es más fuerte pero es derrotado. El único general de verdad con que cuenta la democracia es el gran John William Sertorius, perdón lo de John William se me chispoteó, fue un error. Los líderes democráticos viéndolo muy zurdito se lo sacaron de encima mandándolo a España donde permaneció haciendo guerra de guerrillas durante años. Los generales democráticos eran hombres de la clase media, siempre esperando para negociar, quien va a esperar otra cosa de una clase de comerciantes. Cuando se lanzaban al combate, solía ser tarde y no con las fuerzas adecuadas. O eran pasivos o se ponían locos furiosos y muchos terminaban tranzando y no con una visión política sino con una personal. Muchos, demasiados, demócratas terminaron en el gobierno con Sulla.
Si Sulla hubiese tenido que enfrentar a Sertorius estaríamos contando otra historia, tal vez en buen latín, pero así es con los dictadores siempre, pelean contra un enemigo, vencido, antes de empezar.
Una vez en el poder los oligarcas profanaron la tumba de Marius e hicieron algunas salvajadas necrofílicas. Lo que me recuerda a algo pero no se bien que, salvajes profanaron el cadáver de una mujer pero, no, debe haber sido una pesadilla.
En el régimen de terror los demócratas de origen noble quedaron mal pero la clase media quedó mucho peor. Algunos pueblos considerados como sumbersivos fueron exterminados hasta el último hombre, pa'que aprendan.
Después dejarle la suma del poder político a la oligarquía, Sulla, tal vez seguro de que incluso el más liberal de los gorilones puede tentarse con la idea de gobernar, renunció y, un año después murió.

PD Y esto no se termina, ni a palos voy a desmoralizar a los cumpas con un final triste. Voluntarismo y finales felices es lo nuestro.

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