Lo primero es que, espero que se haya disipado un poco, hay una ola, compresible ciertamente, no de optimismo, casi diría de euforia, que, tal vez, sea prematura. La causa es que, por un lado, la aparición de Alberto como candidato dificulta la posibilidad de una campaña por completo volcada contra Cristina, y, por otro, hace más complicada la proscripción. Personalmente creo que el riesgo de una movida así, de proscripción, golpista, está al caer, podría pasar que hubiera alguna clase de “juicio relámpago” con condena y que senadores vote el desafuero. Porque no habría una condena trucha en un juicio que es una truchada, después de todo. En cuanto a lo electoral, ahora tienen que empezarle la campaña, de difamación, a Alberto y no queda tanto tiempo. Un tercer efecto es el alineamiento de varias provincias, en algunas donde el peronismo es muy mayoritario, con la candidatura. Varias estaban ya alineadas, otras seguramente lo hubieran estado pero, ahora mismo, hay un efecto de arrastre, da la impresión que, el peronismo de derecha, cuenta solamente con Urtubey, un caudillo en plena caída, y de Schiaretti, que demostró tener votos pero habría que ver cuántos son propios, piensen que para ganar en una hipotética 2da vuelta Macri tendría que llegar a algo así como el 70 % de los votos, más o menos más de la mitad de los votos de Schiaretti, más todos los del resto de la derecha. De cualquier manera el efecto Alberto parece más político que electoral. Es fácil confundirse con ese panorama favorable y empezar a festejar antes de tiempo, uno parece un amargado cuando afirma que todavía falta bastante para volver a un gobierno popular. Es cierto que en nuestro país hay movimientos, el paro general del 29 de mayo, sin ir más lejos, que están por encima de lo que pasa en la mayor parte del mundo, incluso de América Latina. Sin embargo eso no se refleja en los resultados electorales. Que yo recuerde, desde 1983 en adelante solamente 4 veces ganaron las elecciones fuerzas que tenían un componente razonablemente progresista. Alfonsin en el 83, los peronistas ancestrales se van a enojar pero Luder con Herminio, en fin…, Kirchner en el 2005, Cristina en el 2007 y en 2011 y pare de contar. Cuando Kirchner ganó en el 2003, M*nem y Lopez Murphy, juntos, anduvieron cerca del 40 % de los votos, uno, desde ya, sospecha que eso puede volver a pasar y que, la derecha peronista, vaya con Lavagna y, vaya uno a saber, Massa y que el macrismo pierda en 1ra vuelta, y que, por favor, sumen menos que el 40 %. Pero, si seguimos revisando elecciones, vamos a ver un voto sólido de la derecha, históricamente hay 2 casos en los que el progresismo tuvo una victoria contundente, Perón en el 73, en septiembre, cuando arrasó con 62 % y los radicales y la derecha liberal quedaron con 36 %, y Cristina en 2011 cuando la derecha sumada, Binner más los radicales más D*alde, anduvo por 32 % o algo así. Creo que en esos antecedentes se sostiene que Macri pueda arrimar al 30 %. Si vamos a cosas mucho más cercanas, después de votar en, no sé sin 8 o 9, provincias la marca “Cambiemos” no está llegando a esa cifra. La suma de radicales más macristas “puros” anda más cerca del 20 que del 30 %, por un lado puede ser que la votación del MPN de Neuquén oculte algunos votos macristas, por otro lado es posible que el voto radical oculte muchos votos ni-ni o antimacristas, vaya uno a saber. Da la impresión que, el 30, es el techo de los votos macristas en la elección, en este momento. Una hipótesis en la que todavía se insiste es la renuncia de Macri a la candidatura, cosa que uno piensa que no es posible, más aun después de que la convención radical le renovó la confianza, se puede objetar que los radicales están desprestigiados, si, será eso, pero todavía gobiernan varias provincias y tienen, al menos, presencia en otras. También se puede hablar de que parecieron señalar que querían una interna, tampoco creo que eso ocurra, va a quedar en la nada, como siempre con los radicales, excepto cuando toman iniciativas contra el pueblo y/o meten presos a los opositores. 30 % es muy cerca de lo que sacó Macri, sacó 34 %, en primera vuelta en el 2015. Es cierto que, observándolos de cerca, son números raros. ¿Puede ser que, después de casi 4 años terribles, no haya perdido ni un voto? Es imposible políticamente, hasta es imposible demográficamente, muchos ancianos que lo votaron ya están votando junto con sus antepasados mientras los jóvenes siempre fueron reacios a la derecha extrema. Sin embargo, en primer lugar en el 2015 no manejaban el aparato del estado como hacen ahora, además cuentan con aliados para un eventual ballotage. Si uno se aparta del hecho de que el gobierno de extrema derecha nos jode la vida a, casi, todos, lo que está por ocurrir es muy interesante ¿Se puede ganar una elección después de una gestión histórica, por lo desastrosa, contando solamente con el poder del imperialismo y pura propaganda? Miren, en mi humilde opinión, nos vamos a dar cuenta de que la derecha da la elección por perdida cuando: |
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