Los Payasos chorean para sostenerse en el poder.

No hay otra explicación. De hecho el estado nacional se está mostrando más sólido, más resistente de lo que parecía. Pero… ¿Cuánto puede aguantar a este ritmo? La guita para los espías, los fiscales y jueces amigos, los “políticos”, los burócratas, los simples delincuentes que se usan para amenazar opositores y entrarles a las casas, sigue fluyendo. Una parte de los gastos de manutención de delincuentes corre por cuenta del estado pero una parte, y es mucha guita, sale de las cuentas de “inversores privados”. Los inversores son, obviamente, ellos mismos. Uno de los puntos clave son los ñoquis de lujo, al parecer mientras puedan sostenerse, el gobierno de los Payasos va a mantenerse. El domingo Verbitsky nos contaba sobre el aparato judicial de Jujuy, el sistema es básicamente una comunidad de negocios y de ñoquis pagados con guita del estado. Es un equipo muy caro, son muchos tipos que ganan, tienen que ganar, cada vez más. Si no ganas los “inversionistas”, que vendrían a ser los cómplices, o tus propios empleados, te da un voleo en el orto. El rasgo más interesante del capitalismo loco es la incapacidad de los actores para aprender. Le prestas guita a intereses a un país que no puede pagarte con la esperanza de que te van a dar, no se, Vaca Muerta, Ushuaia, la Isla Martín García. Vaya uno a saber. Y lo que pasó con la última burbuja de endeudamiento es que te pagaron el 30% y eso con mucha suerte y viento a favor, tal vez esa generosidad no vuelva a repetirse, la próxima vez la quita puede ser, simplemente, del 100%. Sospecho que es por eso que no hay préstamos del fondo monetario. Dicen los quejosos de siempre que nos están hipotecando el futuro, pero eso ya lo hicieron hace rato, sería, entonces como una segunda hipoteca sobre el futuro. Endeudan al país para que “venga el crecimiento” y resulta que el endeudamiento te impide crecer. Que mejor política contra la recesión que importar todo. Que mejor política contra la inflación que subir las tarifas un 50, un 100, un 500 por ciento. Lo bueno de cuando todo se hace mierda es que la diversión está garantizada. Los mismos tipos que anuncian futuro crecimiento, inversiones y bienestar, se están llevando los dólares como locos, con desesperación. Es en lo único en que creen y es lo único razonable, llevarse la guita ahora que todavía queda. Hay una nueva clase que se está forrando, quien sabe, tal vez se prepara para heredar el Imperio, son los primos. El modelo es Jujuy, en Jujuy son todos primos, uno sospecha que el aspecto físico de algunos se debe a que, justamente, se casan entre primos. A su vez los primos viven rodeados y protegidos por una clase media que no aspira a otra cosa más que a ser como los primos. Es una clase cara, piensen que los negocios, y el espíritu ya que estamos, no están en el país, los primos son bilingües están criados en colegios extranjeros o poco menos que eso, miden su riqueza y su estatus por las propiedades que tienen en el exterior. Caminen, si tienen huevos, por Puerto Madero, se van a ver rodeados de individuos exóticos, brasileros que no son brasileros, camboyanos que no se sabe bien que son, seres del mundo, que cobran en rugientes dólares, protegidos por la prefectura. Pienso que, una vez que hayan sacado su tajada, emigran, son como la canción de Facundo Cabral: “Ni soy de aquí, ni soy de allá”. Después de hacer cagar a la Argentina, se van, a fumarse Islandia o el mismísimo Congo Belga. Pero la fiesta sigue. Las empresas propiedad del Payaso y sus primos, le hacen juicio al estado y los socios judiciales las hacen ganar, de esta estafa salen recursos para pagar más empleados, más “juristas”, más call center de control ideológico y para mantener a empresas, como Clarín, que absorben cientos de millones de dólares sin prestar ningún servicio. El juicio del Payaso es solamente un juicio más, ni siquiera se si el mayor de todos, las privatizadas tiene juicios similares contra el estado. Después de estafarnos nos hacen juicio, es una especie de mundial, ganado por goleada, de la desvergüenza.