martes, 24 de enero de 2012

Propaganda, mentiras y manipulaciones. De 1984 hasta el invierno de Praga (que romántico!) via Costa Gavras.

La propaganda, así en general, es de dos clases. La que dirigis a tu propia gente y la que dirigis a al enemigo.


Como ejemplo del primer caso, vengo leyendo artículos y libros sobre la revolución rusa para escribir para el blog. La propaganda está hecha para "gente como uno" habla de lo malos que son los bolcheviques que mataron al pobrecito del Zar junto a toda su familia. O busca la identificación del lector con el príncipe Popov que era un sátrapa que vivía la vidurria y que succionaba la sangre de los campesinos rusos para patinarse la mosca en Montecarlo y que los marineros comunistas, en vez de meterle un inmenso y merecido palo en el culo, le quitaron su estancia y lo mandaron a trabajar.


En nuestro tiempo sería la propaganda donde los niños ricos con tristeza protestan contra el cierre de la importación de Barbies.


Recuerdo haber visto una peli, de varias que se hicieron, sobre la novela de Orwell, insecto al que le hemos dado la cana en este humilde blog canino, 1984. Las víctimas del estado policiaco soviético se veían mejor vestidas, aunque fueran todos iguales, y mejor alimentadas que los criollos que se veían en esa época por las calles. La dictadura infernal de 1984 sería un cambio para bien, por el que valdría la pena luchar y dar la vida en casi todos los países del tercer mundo.


Pero no me hagan caso debo ser yo que soy un resentido y extremista.


La propaganda dirigida a tu propio bando es muy útil, sirve para arrinconar a los dubitativos y para fortalecer los lazos entre los tuyos.


Pero mejor aun es la propaganda dirigida a los del otro bando.


El otro día leía un blog, no recuerdo cual, ayúdenme si pueden, donde un cumpa le daba la cana a la utilización hasta el hartazgo de una frase atribuida a Goebbels y donde el muñeco nazi dice: "Miente, miente que algo quedará". Bueno, Goebbels no dijo eso, ni se le hubiera pasado por la cabeza. Muy por el contrario la más terrible propaganda está basada en la verdad. Solamente, y ahí está el genio, se necesita un recorte.
Un ejemplo de manual de recorte lo tenés en la película sobre el "terrorista" Carlos. La película empieza con Carlitos metiéndole unos buenos cuetazos a un tipo, civil y desarmado, de la embajada israelí. Después, no se, secuestra un avión, llena de plomo a tres policías franceses (a esa escena deberían repetirla en cámara lenta como el gol de Maradona), se entrena con unos alemanes, se reúne con un líder palestino (bastante peronista el árabe). Los alemanes secuestraron un avión y los israelíes mandaron una "misión de rescate" donde boletearon a los "terroristas" y a una bocha de civiles. Adivinen que, de esa parte del relato no muestran nada. Nada de nada.
De la violencia genocida, masiva, intolerable, inaudita. De la violencia nazi contra los palestinos. El director no nos regala ni una sola escena. No se ve un muerto, una cara triste, una gota de sangre.
Yo pensaba que Leni Riefenstahl, ustedes saben la minita que dirigió la película sobre las olimpiadas de 1936 y los congresos nazis, podría haber dirigido la cinta: "Moisés el terrorista". Podría haber tomado la vida de alguno de los muchos guerrilleros judíos que pelearon detrás de las líneas en territorio soviético. Mostrar como mataba a un oficial de las SS desarmado y vestido para ir a bailar, como mataba soldados alemanes que lloraban, como asesinaba familias enteras de campesinos de los que colaboraban con los nazis. Podía mostrar como hacían descarrilar trenes llenos de médicos y enfermeras rubias. Podía mostrar la batalla final, el juicio, aun a Moisés le damos un juicio justo y los pies del terrorista colgando en el aire.
Y un cártel que dijera: ¿Por qué tanta violencia, por qué?


La propaganda tiene cierta exigencia técnica. Las películas de la guerra fría no pasaron a la historia, estaban hechas por encargo, a desgano por tipos que eran de una mediocridad invencible. Es imposible no ponerse del lado de los vietnamitas si el que los mata es Chuck Norris.


Las verdaderas películas de propaganda son serias. Nada del doctor No. Un ejemplo, tal vez el más brillante, es la película "La confesión". Protagonizada por Yves Montand, ya nadie se acuerda el tipo era, fue siempre, un zurdo del Partido Comunista Francés, en los últimos años se sinceró, cometió sincericidio digamos, y se hizo de derecha. Pero antes de incinerarse, y cuando su fama de izquierdista estaba en su apogeo, hizo esta peli dirigida por Costa Gavras, o como carajo se escriba. Dicen que la cinta fue financiada por la CIA, espero que sea mentira, si la CIA es tan inteligente estamos cagados. La película narra, simplemente, la peripecia de un ministro de la Checoslovaquia socialista que es aislado políticamente, acusado de traición (por supuesto que inocente ¿O ustedes creen que los yanquis pueden comprar un funcionario?) y encarcelado y torturado por soldados/chicos malos soviéticos. Ahí tienen ustedes zurdines, si triunfan y los ponen de funcionarios y están en lo mejor van a venir los estalines y les van a dar por el culo, Porque el Comunismo es así, giles, te hacen cagar, no sabemos muy bien quienes, sin comerla ni beberla. Y vos que sos zurdo pero un chiquitin crédulo y pequebu te morfas la película y te identificas con el forrito del ministro checo.


Siempre he creído que está peli modelo de propaganda derechista debería ser de visión obligatoria en cualquier colectivo de militancia que se precie. Por varios motivos. El funcionario pequebu de la república socialista. Checoslovaquia donde el PC era mayoritario en comparación con Polonia donde el gobierno socialista fue puesto "a pistón". Los militantes de los PC europeos, y no tan europeos, que se identifican con funcionarios pequebu. Y la militancia pequeño burguesa en general.


Por supuesto que el género perfecto de propaganda no es el de ficción sino el documental. Los tipos de TN lo hacen todos los días. Ponen unas imágenes. O bien son triviales, un perro rascándose es la mejor ilustración de la pobreza, o son falsas, como aquel mítico boliviano de la revista noticias (¿o era "la semana"?) que lo habían despeinado, ensuciado y le pintaron un diente de negro para que diera indigente, o son manipuladas, mostras un piquete y lo mezclas con imágenes de la evacuación de Saigón. A las imágenes tramposas les agregás una voz en off que te cuenta lo que tenés que pensar. Es tan de lavado de cerebro que los corderos terminan rebelándose. Los mismos tipos sometidos que repiten lo que dice Clarín contra viento y marea van a terminar furiosos contra las caras públicas de la corporación.


La verdad es un problema de perspectiva.


Cobos se va a dedicar a la ingeniería, me imagino puentes y edificios hechos de cartón pintado.


Después de enterarme de que Macri se llevo a la mujer de luna de miel a un prostíbulo no lo subestimo más.


Lo puse como comentario en el blog del politólogo: ¿Cuándo nos vamos a enterar de las reuniones entre Buzzi y el amigazo Tano Degenerado? ¿Por qué tanto secreto? ¿Tienen un romance?

4 comentarios:

  1. Yo llegué a ver esa película Estado de Sitio, cuando era adolescente. También con esta dupla Montand/Costa Gravas.
    Se me había dado por experimentar cosas raras, entonces le pedí a mi vieja que me acompañara. No dijo una palabra cuando salió. Después me habló de cualquier boludez. Al poco tiempo vino la Triple A y de ahí al Proceso tuvimos que alternar las de Sandrini con la peluca naranja con las de Los Parchis.

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  2. Usted se olvida, compañero, de esa superproducción en la que el gran Sandrini se enfrenta con Mao-tse-tung, se llama kuma chin o algo por el estilo. Peliculón, de ahí nace el sandrinismo.

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  3. Hay cosas que debieran, sí, ser de lectura obligatoria. Me acuerdo de un librito, donde los pobres soldaditos alemanes padecían las botas que en vez de suela o goma, tenían cartón prensado, que se pudría y los dejaba con las patas heladas y mojadas. Pobrecitos. La joda es que eso pasaba pero, no era culpa del bloqueo inglés que no dejaba pasar nada, sino de unos tipos, alemanes, con aspecto y costumbres de rata, lleeeeeeenos de guita y vulgarmente conocidos como judíos - el tipo no mentía (no había suela ni goma) pero corría el arco un poquitín, un tal adolf y el tal librito: "mi lucha". Mierda impresa que no hay que privarse de recordar.

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Piensa mal y acertarás