sábado, 12 de noviembre de 2011

Una pregunta que izquierdistas de distinta laya me hacen frecuentemente es: ¿Cuan izquierdista es el gobierno K? (No esperen una respuesta simple).

Suelo responder que un gobierno peronista no es ni de izquierda ni de derecha sino todo lo contrario. En realidad el concepto izquierda y derecha es bastante nuevo, la asamblea francesa tenía esa disposición en los tiempos de, nadie se lo acuerda pero es el D*alde de la revolución francesa, Danton y de la gloriosa delantera izquierdista, aunque no ultra, Couthon, Robespierre y Saint Just. Los partidos populares existen antes de eso. Mientras la izquierda sigue una especie de orden entre revolución y reforma los populares intentan cosas distintas. Muchas veces la diferencia entre un revolucionario y un conciliador está dada por el orden de los factores. Los revolucionarios dicen, decíamos en una época, que hay que asaltar el poder primero y después negociamos y los reformistas dicen que hay que conciliar primero y después vienen los cambios. Dependerá del nivel de conciencia y, en último caso, del desarrollo de las fuerzas productivas.


Lo que a algunos viejos zurdos nos vuelve locos de esta experiencia reformista es la velocidad. Mejor dicho la lentitud.


La izquierda puede figurar dentro o como aliados de los partidos populares. El partido popular es la conciencia que tiene la burguesía de si misma.


Mucha gente parece que no lo sabe pero los jacobinos de Robespierre no eran "lo ma'zurdo de todos". Tenían a un tal Herbert que era como el Luis D'elia de la revolución francesa.


¿Por qué tuvo Robespierre que perseguir y guillotinar a los herbertistas? Porque era un liderazgo débil.


El gobierno del terror de Robespierre no contaba ni con una burguesía fuerte ni con la posibilidad histórica de gobernar sostenido por las armas de los descamisados.


Por esas cosas de la vida he estado en cana con peronistas, Piumato estaba en la celda de enfrente de la mía, exilado con peronistas e incluso he visto a los peronistas en el retorno. Los partidos populares representan a sectores de la burguesía que, por algún motivo ideológico, pasional, económico pegaron mala onda con la oligarquía dominante.


Los que no tienen mala onda con la oligarquía no son parte de los partidos populares. Es una cuestión de piel.


A veces la izquierda puede participar de los "movimientos populares" y a veces no hay manera de hacerlo. La oportunidad que tenemos en estos tiempos en esta sorprendente república del sur no es tan frecuente. Me parece que caudillos populares como Evo o Chavez, amados por la izquierda que no vive ni en Bolivia ni en Venezuela, tienen muchísimos más reparos para con la izquierda. Pero no me hagan caso debe ser un prejuicio mío.


Hay dos "partidos" de izquierda en argentina uno es el de D'elia, el peronismo de izquierda, el de Sabatella, que es más o menos el antiguo partido comunista. También existe el viudonegrismo pero, como decía el General, "Viudonegristas somos todos".


La verdad es que la burguesía criolla tiene muy poquita izquierda con la cual conciliar. Tal vez la "buena onda" de la administración viudonegrista viene de ahí. Si las izquierdas históricas, a falta de una, se suicidaron dos veces en 1945 y en 1973 no es por causa de la maldad de la burguesía criolla sino por nuestra falta de inserción en las masas y, en general, de pensamiento propio.


Vieron que la Barcelona dice “Una solución europea para los problemas de los argentinos”. Bueno, es eso.


Bonapartismo no es un golpe de estado con un general ni cosa por el estilo. Es un estado con capacidad para mantener bajo control los despelotes. Los que se dan entre burgueses, que suelen ser los más violentos, los que se dan con la clase obrera y los que se dan con los pobres y excluidos.


Un estado-árbitro.


La principal herramienta del gobierno K es el superávit fiscal y comercial, la billetera. La Kaja.


Ese es el principio ordenador.


La oposición liberal afirma, formalmente, que está de acuerdo con "el estado fuerte" regulador, sin embargo la recorrida del grupo A ha sido una continúa búsqueda por desfinanciar el estado. Hace unos días hablaba con un amigo que participa del "progresismo blanco" de Binner. Me decía que los socialistas habían votado a favor de la ley de medios, no importa si la habían votado toda o si habían excluido el famoso artículo 161, el del desguace de Clarín, pero nada decía del uso de las reservas para pagar deuda externa. Y ese es el centro de la situación. La guita para financiar al estado.


Dicho de otra manera si el gobierno dispone de recursos para financiar medios alternativos es muy probable que el "discurso único" termine cayéndose con o sin la 161.
Y les digo algo que no leí en ningún lado: a Clarín no le fue tan mal, la yegua perdió varios millones de votos gracias a los medios concentrados. No es que no haya ganado bien, obvio pero podría haber sido una especie de cataclismo.


Hay gente que dice que el antiguo peronismo era más zurdo porque el viejo Perón les compró, por ejemplo, los trenes a los ingleses y “estos” no. Es interesante porque, obviamente, uno quiere trenes estatales, porque, aunque se viaje como el culo, siempre nos queda el consuelo de que “son estatales”. La inmensa mayoría, que no tiene tiempo de analizar que quiso decir Lenin en agosto de 1917 (ellos se lo pierden), quiere que el maldito tren sea cómodo y que llegue a tiempo. Y si los trenes tocan el puto himno yanqui les chupa un huevo.


Igual, por ahora, los peronistas tampoco han podido resolver el enigma de los trenes. Y eso es simplemente porque el pueblo en general está menos preocupado por los trenes hechos mierda de lo que pensamos. Porque el concepto de bienestar de los argentinos está centrado en lo individual. Un amigo se está haciendo la casa, los peones van en un auto propiedad o bien del capataz o de uno de los peones. Por 5 pesos hay unos remises que te llevan o hay unos micros para la gente que viaja desde el centro. O dios sabrá que.


El capitalismo de estado peronista parece el régimen chino pero al revés. Las empresas privadas tienen colonizado al estado. En lugar de seguir “el camino soviético” de producir en unidades cada vez más grande, acá hacemos todo al revés. Las grandes empresas argentinas son extranjeras y son fáciles de vigilar, las empresas chicas se autorregulan compitiendo entre si. Esa es la base material de la democracia pequeñoburguesa.


El liberalismo señala, sabiamente, que ese régimen es una mezcla de anarquía con dictadura.


La clase media esta disconforme, es la primera vez que existe el embrión de un estado de bienestar y hay que pagarlo. Ustedes dirán que se los ve muy prósperos, tirando manteca al techo. Pero es que la clase media no ve lo que tiene sino lo que le falta. Si la clase media fuera distinta, el socialismo y la izquierda no serían necesarios, puesto que se conformarían con poco y, lo que hay, alcanzaría para todos.


La ley de medios, los DDHH incluso la creación del ministerio de seguridad apuntan hacia la democratización.


En cambio está pendiente el tema de los recursos energéticos. El estado regula pero estamos llegando a un punto donde eso no es suficiente.


Y un último apunte, todo el circo alrededor del dólar y los rumores y los pedidos de devaluación demuestran que hay que controlar la banca y el comercio exterior, tal como hizo Perón hace 65 años, y que hay que sacar la nueva ley de entidades financieras.


Eso sería como pasar de la etapa nacional-democrática de Robespierre a la etapa plenamente peronista.


El viejo Robespierre, no tan viejo, lo guillotinaron cuando tenía 35 años, sería la "conciencia de si" y el peronismo la "conciencia para si". No se, esas cosas figuraban en los libros de marxismo que leía hace 35 años atrás.


El régimen peronista, la democracia pequeñoburguesa, va a aumentar el nivel de vida, básicamente desde el punto de vista individual, todo lo que dé. Sospecho que van a fallar como fallamos con la URSS. Porque creo que, muy en el fondo, el bienestar individual consume tantos esfuerzos como esos misiles nucleares y aviones supersónicos. Un escudo que no te dejaba respirar.


Igual no se pongan tristes, a los chinos les van a pasar las dos cosas juntas.
Pero esa es otra historia.


Además seria bueno aprender a no subestimar a los peronistas. Y menos todavía si los conduce una mujer.

1 comentario:

  1. Yo a esa pregunta la suelo responder diciendo que es todo lo izquierdista que la sociedad se lo permite. Y que, de vez en cuando, van tratando de correr los límites.

    Interesante eso de que Clarín le sacó votos a CFK. Recuerdo leer que -no recuerdo que encuestadora tiró la data- en la CABA, cuando todavía no estaba la grilla de candidatos y el escenario se pensaba con Macri peleando la presidencial, en una hipotética 2da vuelta de CFK con Macri, la mitad de los votantes de Alfonsín votarían a Cristina. Y lo mismo si el ballotage era entre CFK y Alfonsín, la mitad de los votantes de Macri votarían a CFK.

    Saludos.

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