sábado, 22 de octubre de 2011

Pensá bien lo que vas a votar, chiquilín.

Hay una generación nueva que no lo vivió. A mediados de los 80 cuando cobrabas tu sueldo, lo que hacías era depositar la mitad en el banco. Los intereses que te daba la mitad de un sueldo te permitían aguantar, hasta cierto punto, la inflación. Les iba bien a los tipos que vendían antigüedades, venían los gringos y compraban todos los recuerdos que las familias de clase media tenían que vender.


No he leído cifras sobre la cantidad de comercios que desaparecieron en esa época pero había partes de la ciudad con galerías de 10 o más locales con los restos de lo que habían sido negocios, heladeras abandonadas, sillones de peluquerías, estantes y listados de precios de esos que son como de goma con letras blancas.


Pero los pobres estaban bien. Las villas de la capital se achicaron en esa época, la gente se volvía para las provincias, se hacían ranchos de cartón y se iban a cazar al monte o a pescar al río. Todo el mundo sabe, eso se llama: la caída de la civilización. Sin médicos, sin vacunas, sin ropa, sin libros, sin tele pescando bagres.


Después vino la congelación de los sueldos, diez años, el sueldo de un docente era de 600 dólares. El gas, la luz y el transporte fueron aumentando de a poco, para el año 96 la mitad de tu sueldo se iba en eso. Tenias que agarrar cualquier cosa que te ofrecieran y o te bancabas un contrato basura o trabajabas en negro. Eras tu propio patrón, si tenías fiebre tenías que ir a trabajar igual porque sino no comías.


En el 97, en medio de enfrentamientos cada vez más violentos con desocupados en zonas de grandes despojos y privatización en Salta y en Neuquén, el PJ de Charlie pierde contra la Alianza. Es impresionante como lograron crear una alternativa que era más de lo mismo.
En la blogosfera los muchachos ponen la tapa de la revista noticias con las elecciones del 99. Los redactores de ese pasquín estaban gozados, la elección era entre dos candidatos casi casi iguales. De un lado estaba Tachuela que había inventado el "me*mismo sin m*nem" y del otro estaba la Alianza de Chupete, el Chacho, con Binner, la Carrió y el tano Degenerado.


Era el Clarín hecho gobierno.


La situación en que Charlie el deportista dejó al país era desastrosa y, con excepción de la patria mediática, todo el mundo se daba cuenta pero para chupete y sus alrededores lo que hacía falta eran "pequeños ajustes" y, sobre todo, mucha "honestidad". Que culmina con el soborno a senadores para aprobar otra "flexibilización laboral" y el millonésimo plan de ajuste.


Todas esas boludeces que diariamente vemos aplicar en Grecia, y próximamente en España, las aplicaron primero acá. Y las aplican gobiernos del Partido Socialista.


Las provincias, de cualquier signo político y sin preguntarle a nadie, empezaron a emitir su propia moneda. Se llamaban "BOFE", "Bonito" y, ¿Por qué no?, "Bonudo". Los Patacones, invento maravilloso que remite a Patoruzú, se los enchufaron a muchos de mis amigos que trabajaban en provincia. Supongo que algunos turritos hicieron buena guita comprándoles los malditos bonos a los desesperados y devolviéndolos en su momento.


Todos los medios saludaron la llegada de Cavallo como un salvador. Y Cavallo liberó a los incautos de clase media de sus ahorros en el banco. Hasta hace unos meses, tengo entendido que había gente cobrando.
En ese momento fue el boom de los clubes de trueque.


Cuando la guita desapareció más todavía, muchos laburantes en negro, cartoneros, empleados domésticos varios quedaron en la calle. Algunos supermercados tomaron la decisión, más por evitarse líos que por empatía, de repartir bolsas de comida en la entrada. Otros supermercados, más fundamentalistas, armaron a sus empleados.
Muchos súper de barrio chinos tienen la entrada blindada con metal desde aquella época.


Las elecciones fueron en septiembre y el PJ de D*alde salió primero seguido muy de cerca por el voto en blanco.


La plaza se llenó el día 19 de diciembre, nunca supe si algo o alguien habían llamado a ir a la plaza. Lo que es seguro fue que en esos días ninguno de los que se la dan de zurditos y nos quieren correr hablando de la revolución, apareció por ningún lado.


Durante esos días los medios hegemónicos fueron cambiando su discurso desde el apoyo, cada vez más cauto, a Cavallo y la Alianza hasta convocar y transmitir en directo desde la plaza.


El gobierno de la Alianza se fue como probablemente se vaya el gobierno griego: masacrando a civiles desarmados que protestan.
Sin embargo parece que en aquel entonces reinaba la libertad de prensa y el más excelso republicanismo.
Los mismos, salvo alguno que se puso demasiado viejo o demasiado despierto, que tienen las recetas para salvar al país. Son los mismos.
Tuvieron 20 años para arreglar el país y nada. Nada se arregló.


No conozco a nadie que niegue que la yegua gobierna con el 80/90 % de los medios en contra. Una mayoría aplastante tiene que estar mejor porque sino no se explica.


Si un gobierno hace que esa aplastante mayoría este mejor no debe ser tan malo.


Esto no pasaba desde los gobiernos de Perón hace más de 50 años.


Muchos de los argumentos y las chicanas que se usaron contra el viejo Perón son las mismas que las de ahora.


Algunos pensaran que el mundo cambió mucho y que nada es igual.


Pero resulta que la contradicción entre la argentina de las vacas y el trigo y la argentina de la producción y el consumo parece casi la misma. Como, sabiamente, apuntaran los Led Zeppelin: La canción sigue siendo la misma.


Yo vi como la "clase media como uno", educada, pretensiosa y blanca, que había apoyado el golpe contra el tirano prófugo, se jodió.


En aquella época podían alegar haber sido engañados porque existía una sola voz.


Pero ahora, mírennos, estamos acá y ya nos hemos hecho grandes. Vamos.


¿Quieren elecciones limpias? Seguro que las de Libia van a ser un ejemplo.


Cambiando de tema, que Carlitos vuelva a Boca de donde, todavía, no lo echaron. Sino va a terminar jugando papi fútbol en el club donde voy yo, bajo la autopista, para ser más precisos.

2 comentarios:

  1. Acá uno se encuentra con los relatos más cercanos a la real realidad. Acá no hay chamuyo.

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  2. Excelente. Sin desperdicio, me identifico plenamente con cada palabra. Gracias.

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Piensa mal y acertarás