viernes, 15 de abril de 2011

Grandes estadistas, hoy: Cobos y la UCR.

Hace un siglo, años más año menos, el radicalismo tenía el apoyo de la, naciente, burguesía urbana y de los propietarios pequeños y medianos del campo. Ese proyecto de la clase media llegó a ser tan fuerte como para plantearse un desarrollo autónomo del país.


Algo pasó camino al primer mundo. Los terratenientes, la clase ligada al capital británico y el partido militar derrocaron al gobierno radical dando comienzo a la primera de varias décadas infames del siglo XX.
En la década del 40 el imperialismo se debilitó por la guerra mundial, la nueva burguesía de las ciudades empezó a hacerse oír y el movimiento obrero alcanzó la madurez. Pero cuando Perón invita al líder radical, un tal Sabatini, a integrar la formula, los radicales, eligen a la Unión Democrática.


Eso es todo. ¿Cuáles fueron los motivos de semejante desatino histórico? La vieja clase media elige la seguridad que le brinda el embajador Braden.


La vieja clase media tiene miedo. Tiene miedo de los advenedizos de la otra clase media, tiene miedo de los obreros en rebeldía y tiene miedo de los cambios en general.


Estamos acostumbrados a ver a los radicales como amantes a rajatabla de la legalidad y enemigos de la violencia. No fue así en el año 55 cuando muchos y, después, famosos hombres del partido centenario se incorporaron a los comandos civiles que apoyaron el golpe de estado. Es que la vieja clase media muchas veces confunde el interés de la oligarquía con su propio interés.


Frondizi, que se había inventado su propio partido radical, quiso cerrar la brecha entre la nueva y la vieja clase media. Entre la incipiente industria nacional y las multinacionales. Es un Alfonsín con 25 años de adelanto. Frondizi es, también, obligado a retroceder hacia políticas neoliberales cada vez más extremas la diferencia está en que a Frondizi lo pone knock out el partido militar y a Alfonsín el poder económico concentrado.


La UCR se muestra útil al poder tanto para un barrido como para un fregado. Ya sea legitimando las elecciones del 63 con el peronismo proscrito, impidiendo el retorno de Perón en el 65 o sirviéndole intendentes y funcionarios a todas las dictaduras del 66-73. Es raro porque en aquella argentina turbulenta nadie se preocupó por hacer visibles los lazos entre la vieja clase media y los gobiernos de virtual ocupación que tuvo el país. Es notable que en las elecciones de marzo del 73 el radicalismo tuviera aun un resto de votos como para ser la segunda fuerza. Al pueblo de a pie le resultaba simpático y de buen augurio la buena relación que existía entre Perón y Balbín por aquellos meses del 73-74. No era más que una demostración de que el General física y políticamente estaba cayendo en picada.


Las posturas, no solo de los radicales sino del grueso del arco político, no fueron de adhesión al golpe del 76 pero si de complacencia. Para los que no lo vivieron, se puede comparar, hasta cierto punto, con lo que pasó, ayer nomás, con el “estado de sitio” de Delarua. Aun cuando el Chupete había sido derrocado, el parlamento daba largas y seguíamos formalmente en “estado de sitio” cuando medio país había ganado la calle y la ley no importaba nada. El parlamento adoptó la misma actitud pasiva y no hizo el menor intento de frenar el golpe. De haber tenido una actitud de resistencia, los legisladores y las fuerzas políticas que representaban habrían quedado mejor parados ante la historia.


La UCR tuvo desaparecidos pero poco y nada hicieron sus máximos dirigentes para denunciar a los responsables. Declaraciones, giras en el exterior y denuncias le podrían haber salvado la vida a mucha gente. Pero la condena fue solo formal y, por lo bajo, los radicales siguieron dándole funcionarios a la dictadura.


En el marco de la complicidad y la aquiescencia con las dictaduras merece un párrafo aparte el pacto del año 82 que les permitió a los asesinos del proceso tener un año más para matar y ocultar sus crímenes.


Del gobierno de Alfonsín hay mucho que decir pero queda para otra ocasión.


Para el año 89 el partido radical había quedado dividido entre el ala más progre que existía en las grandes ciudades y una especie de confederación de partidos ultra conservadores del interior. Para ese entonces, y pese a la debacle de la administración Alfonsinista, la UCR aun conservaba inserción y una fuerte intención de voto en todo el país.
La UCR tomó 3 decisiones clave en esos años:


  • Poner de candidato presidencial a Angeloz sin permitir elecciones internas. Angeloz es un dirigente de una trayectoria que merece figurar en la historia, en la historia de la infamia.

  • Apoyar las leyes de emergencia del nuevo gobierno que llevaron a las privatizaciones y al 1 a 1.

  • Apoyar la convocatoria a una Asamblea Constituyente cuyo único propósito fue la reelección de M*em.


Para el año 95 los votos radicales se habían reducido a la mitad. Una especie de record mundial para un partido grande que no ocupaba posiciones de gobierno.

Para el año 97 el gobierno de M*em se hallaba también en una situación de descalabro, 25% de desocupados y crecimiento económico negativo. La principal oposición estaba encabezada por la fuerza de Chacho Álvarez que no tuvo mejor idea que hacer un pacto con la UCR. De ese pacto salió una interna donde el aparato del radicalismo dio fácil cuenta del FREPASO y eligieron de candidato a un dirigente ultra conservador de capital, el Chupete.
La llegada de Delarua al gobierno tiene algo de milagro, pero al revés ¿Cómo se dice milagro al revés? Una maldición.

Chupete había asumido con los votos que Chacho y un impresionante dispositivo mediático, comparable con la campaña contra la 125 y la rebelión chacarera. Mientras el Chacho era una especie de “aprendiz de brujo” o sea un político inepto, Chupete demostró que el poder neoliberal se diferencia cada vez menos de una dictadura. Últimamente ni las dictaduras son lo que eran, un tirano como Hitler, o Franco o Pinochet lo hubiera pensado dos veces antes de cagarle la guita en el banco a la clase media.

Después de la hecatombe por todos conocida al radicalismo le aparecen dos sublemas: la derecha de Lopez Murphy que cometió, hace tiempo ya, sincericidio y la derecha mística de Carrio, que tampoco las tiene todas consigo hoy en día.

Hay varias provincias argentinas donde la gente duerme la siesta. Uno constata espantado que en algunos lugares parece que van a dormir como el tipo de la película de Woody Allen que se despierta 200 años después. En algunas provincias todavía no se enteraron de que el radicalismo casi desapareció en todas partes. Sin embargo los políticos de las provincias suelen ser pragmáticos, mantienen su clientela y sus votos en el territorio y, con ese capital, negocian con los que están en el poder. La verdad es que les da más o menos lo mismo quien sea.

Los gobernadores son uno de los grandes centros de poder político en la argentina, todo el mundo sabe que son conservadores, algunos más extremos y otros más moderados, eso es todo. El mecanismo por el cual son ungidos es, en general, la expresión de las clases dominantes tradicionales en las provincias. Cambia según la región del país. Latifundistas a la antigua en el norte, patria chacarera en el centro y grandes empresas petrolíferas y extractivas en el sur.

Cobos y Das Neves comparten algo: son dos representantes de provincias que no son sojeras pero que se pusieron de lado de los sojeros en el 2008. A Das Neves, dueño de su provincia y con la cobertura mediática de Clarín, le ganó un grupo improvisado pero capaz de hacer campaña, de ganar votos y de seguírsela hasta el final cuando Das Nevin probó con el fraude. Por cierto que es mérito de Das Fraude que al menos probó hacer trampa.

Los gobernadores que se aliaron al gobierno K fueron prolijamente expulsados de la UCR, cuando el partido centenario nada dijo de los correligionarios que ocuparon cargos durante la dictadura y menos todavía de los que votaron las privatizaciones o de los cómplices de la masacre en la que terminó el gobierno del Chupete. Creo, aunque ni yo mismo lo puedo creer, que ni el propio Delarua quedó fuera del partido centenario.

En la UCR saben muy bien a quien expulsan.

Muchos criticaron y critican hoy en día la decisión de NK de poner a Cobos como vice de Cristina. Seguro que fue un error, pero las decisiones reales, de políticos reales, en la vida real no son como cuando uno está sentado escribiendo un blog y pensando. A Cobos lo pusieron por el pragmatiquísimo motivo de que era el único radical K que no tenía reelección.

De la gestión de Cobos en Mendoza lo único que se recuerda son sus negocios con Clarín pero hay que recordar que para principios del 2007, si bien había escaramuzas, Clarín no le había declarado la guerra a los K. En cuanto a poner un radical, bueno tradicionalmente la UCR siempre fue el segundo partido del país, de hecho lo es todavía en muchas encuestas, y es lógico que un peronista busque la fórmula con un radical. La figura del vicepresidente es altamente decorativa, nadie se hubiese imaginado que ese tipito iba a votar en un desempate y votar en contra.

Lo interesante de Cobos comienza después del desempate de la 125. En cuanto terminó la votación salió de gira por vaya-uno-a-saber que partes de su provincia con aire triunfal, certeramente descrito por la cámara de telenoche. Tenía, por aquel momento, dos alternativas. Una era pedir la escupidera, decir que lo de la 125 era un hecho puntual y que el seguía estando a favor del gobierno. Otra era la de denunciar al gobierno e irse para construir alguna clase de frente anti K que, en estos momentos, le hubiera venido muy bien a la oposición. Cobos eligió quedarse apoltronado al cargo, atacar todas las iniciativas del gobierno con las que había estado de acuerdo en el 2007 y hacer una especie de “gobierno fantasma” aprovechando los viajes de Cristina. La línea de Cobos parece, es, el invento de la patria mediática. En los editoriales, de la fauna gorila, se lee sobre el daño que le causa a los K la presencia del “vicepresidente opositor”.

Lo que la mayor parte, del resto del país, entendió fue que Cobos había asumido simplemente por figurar y que nunca estuvo de acuerdo con nada del gobierno de los K.

En el 28 J del 2009 tuvo su hora feliz y hasta se especulaba con la renuncia de Cristina, Cobos estaba preocupado, ya, con su segunda presidencia.

Los radicales viven en una nube de flatos, reincorporar a un dirigente “expulsado de por vida” que venía cayéndose como una piedra en las encuestas es una movida estúpida solo comparable con los viajes y las declaraciones de Pino.

El descenso de su popularidad, obviamente paralelo al de la mesa de enlace, se podía verificar desde, al menos, un año atrás. ¿Cómo puede ser que un político con aspiraciones presidenciales no le de bola a las encuestas? ¿Será posible que un tipo que quiere ser presidente y que lo bancan Clarín y dios-sabrá-que-empresarios no tenga guita para pagarle a un encuestador?

Es simple, por un lado Clarín no les dijo nada de eso ¿Se acuerdan de los números fantasiosos? Por otro, si te banca Clarín ¿De qué te vas a preocupar? Últimamente, después de años de ausencia, Cobos pasó a ser habitúe de los programas de los operadores de TN. Ahí entendimos porque nunca aparecía, es un tipo apático, ausente, desinformado. No tiene 3 estudiantes de sociales que lean los diarios por Internet y le cuenten los chismes. Por lo que yo entiendo es la estrategia de políticos que pretenden aparecer como que no son políticos. Nada de actos, ni de multitudes, ni de discursos de campaña, ni de programas de gobierno, ni de crítica de nada.

Cobos tuvo aun un segundo desempate y fue con, prácticamente, la única iniciativa que el grupo A impulso el año pasado: el 82% inmóvil. Recuerdo que Cobos hizo su gran discurso donde afirmaba que “la financiación debía surgir de una profunda discusión”, o alguna otra frase cacofónica por el estilo. Bueno es la traducción tramposa de una de las grandes frases radicales de todos los tiempos: “Este no es el momento”. Muchos lo han hecho antes pero quiero remarcar el exasperante falló en la lógica de querer aprobar una ley a la que aun no le ha llegado el momento de discutirla.

La vieja clase media esta repleta de médicos, abogados, economistas y hasta algunos chantas que se la dan de periodistas pero, en estos tiempos veloces, más que gorilas parecen momias.


Y ya sé que estoy pateando a los caídos pero, si quieren enójense conmigo, voy a seguir pateando a los caídos hasta octubre, justo hasta octubre.

3 comentarios:

  1. Su blog, don chango, es uno de los imprescindibles. Genial el post.

    Yo tengo para mí que otra de las razones que tenía NK para colocar ahí a Cobos era para evitar que el PJ se le retobara. ¿Se imagina lo que hubiera sido la 125 y el 2008 si el vice hubiera sido un peronista al estilo de Felipe Solá?

    Saludos.

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  2. Muy buena la revisión histórica, agreguemos la frase de Ricardito como frutilla del postre "ser único candidato opositor es el sueño del pibe".
    Siga pateando a los caídos no má compañero.

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  3. Compañero, nos vienen cagando a patadas desde hace décadas. Las pataditas que les damos nosotros son un derecho y no nacen del odio o sentimiento parecido.
    Su blog, un lujo.

    Saludos

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