En el año 206 AC con la victoria contra Cartago en la segunda guerra Púnica los romanos se quedaron con casi toda España, en el 128 AC se funda la provincia romana de Galia transalpina que abarcaba el sur de Francia. Los romanos se venían acercando.
Antes del Imperio, marinos griegos, fenicios y, en especial, cartagineses se aventuraron en el tormentoso Atlántico en busca del estaño y de la plata de las islas británicas. Los propios britones viajaban regularmente al continente para comerciar. Poseían unos botes rústicos pero lo bastante buenos como para cruzar el canal de la mancha. Se han encontrado restos de equipos y armas romanas en excavaciones del siglo I AC que atestiguan de britones que se ganaban sus mangos peleando en el invencible, aunque generoso, ejército romano. Como no podía ser de otro modo el primer romano en avanzar sobre Britannia fue Julio Cesar. Inglaterra contaba para ese tiempo con pueblos que se hallaban en la edad de hierro, más atrasados en el norte y el este, más adelantados en el oeste y de origen galo en el sur. Los britones no practicaban la arquitectura, andaban cubiertos por pieles, se pintaban el pellejo de azul usando un yuyo, practicaban sacrificios humanos y, pueblo sabio, compartían a las mujeres. Esta última afirmación, de Cesar, es bastante discutida pero tengo amigos que vivieron en Inglaterra y dicen que es cierto. Si no le creen a Julio Cesar, créanle a mis amigos que, de repartirse las mujeres, la junan lunga. Igual no vayan para allá, miren si en el reparto les toca Margaret Tatcher. Los britones no eran en ningún sentido una nación, eran un conjunto de tribus, lo que por un lado era útil a los romanos que podían aprovechar las disputas, como hicieron en la Galia, y poner a unas tribus contra otras. Cuando los galos empiezan a tener un partido de “unidad nacional” ya es tarde. Tal como asevera un filosofo contemporáneo “La tienen adentro”. Pero por otro lado eran temibles porque no tenían una sola cabeza, un estado que pudiera ser conquistado en una buena batalla. A los que-te-jedi reventar el ejército de Saddam les tomó 15 días pero la guerra contra los irregulares lleva 7 años. Estos britones no eran anglosajones sino celtas como nuestros paisanos del sur de origen gales, los irlandeses y los gallegos. Los Belgae venían del continente, llegaron a la isla unos años antes que Cesar y trajeron una innovación tecnológica fundamental un arado pesado y movido por bueyes. Además traen consigo las primeras monedas romanas. Estos galos estaban ligados con los galos que le estaban rompiendo las pelotas a Cesar, compartían la cultura celta y los sacerdotes druidas, quienes hayan leído Asterix saben de que estoy hablando. Los romanos eran supersticiosos y detestaban a los brujos druidas. Aprovechando el canal, los jefes que armaban la guerrilla anti-romana recibían ayuda de sus paisanos. La primera expedición de Cesar fue en el año 55 AC a fines de agosto, cruzó el canal con 100 barcos. Los britones que vivían en la zona, primero pensaron en rendirse pero al saber de lo pequeña que era la flota decidieron luchar. Por cierto que el último tipo que conquistó Inglaterra, exceptuemos el gol de Maradona con la mano, fue Guillermo el conquistador en el año 1066. Ni Cesar podría haber conquistado la isla usando 10 mil soldados. No solamente eso, el barco que llevaba la caballería no pudo cruzar. Los britones lo estaban esperando al otro lado del canal en Dover pero Cesar decidió no descender ahí sino más al este. Los britones lo fueron a buscar, se encontraron con las catapultas de las naves romanas (esto parece una película) y tuvieron que retirarse. El líder de la Xª legión descendió con el águila romana, en cuanto la legión cerró filas, los britones corrieron. Durante 3 días todos los “barones britones del conurbano” se presentaron para rendirle pleitesía. Sin embargo los dioses tenían otra cosa en mente para el general romano. Los barcos de los conquistadores estaban atracados en un lugar inconveniente, esa noche hubo tormenta, al día siguiente había restos de naufragio y barcos encallados. Las fuerzas de Cesar se encontraban aisladas en un país hostil sin astilleros y sin provisiones. Los jefes britones juraron terminar con los romanos de una vez por todas. Cesar ordenó a sus ingenieros reparar los barcos usando los restos y a sus legiones saquear el interior para aprovisionarse. Los britones tendieron una emboscada y, una vez más, se desbandaron a la vista de las legiones. Esta vez Cesar les pidió rehenes a los britones pero lejos de quedarse a esperarlos, terminó de reparar sus naves y se volvió para Galia. Si los britones hubieran usado los barcos con que contaban para obstaculizar a la expedición, entre otras maniobras posibles, Cesar hubiera terminado comido por las gaviotas en una playa de Kent. ¡Ah! ¡Estos populistas! Cesar fue descuidado y se arriesgó de más en esta aventura. Peor aun, no escarmentó. En el invierno se asentó en el norte de Italia y, mientras participaba de los despelotes en Roma, ordenó la construcción de una flota de 600 barcos de transporte y 28 buques de guerra para volver a las islas británicas. ¿Oyeron eso? Hace 2000 años Cesar hizo construir 600 barcos especialmente diseñados para cruzar el canal. A estos barcos hay que sumarles unos 200 más de comerciantes y/o aventureros que esperan transar con el botín. Fue el desembarco más grande de la historia hasta el día D en 1944. En la expedición del año 55 fueron los elementos, la marea y los vientos los que le impidieron a Cesar tener éxito. Esta vez el fracaso de Cesar tiene nombre se llama Dumnorix de la tribu de los Eduos. Es otro príncipe galo que quiere ser rey, en principio forma parte de los pro-romanos, cuando Cesar lo quiere usar para reinar en Inglaterra, el tipo se rebela, los romanos lo persiguen. Dumnorix muere con la palabra libertad en los labios. Cesar ha perdido un aliado valioso. Desembarca pero no en un buen lugar, las islas, después de todo, son un territorio casi desconocido. Esta vez cuando los nativos observan el tamaño de la expedición ni siquiera se atreven a acercarse. Para darles una idea el ejército de Cesar es más o menos el mismo que, unos pocos años después, va a cruzar el Rubicon y a derrotar en varias batallas a un ejército romano que es casi el doble. Al amanecer del día siguiente las legiones están en Canterbury cuando Cesar se entera de que, de nuevo(!), una tormenta le arruinó los barcos. Reparar los barcos y construir un dique seco para guardarlos les lleva a los ingenieros de Cesar 10 días. Los Catuvellauni eran de las tribus “nuevas” llegadas del continente, en ese momento están por el lado del Thamesis haciéndole la guerra a los Trinobantes. | |
Las tribus de la zona se unen contra el enemigo común. Tienen al líder de los Catuvellauni, Cassivellaunus como jefe. Los romanos volvieron para el lado de Canterbury y se aprestaban a acampar cuando desde el bosque salió el ejército de los britones, la especialidad de estos era el uso de carros. Por un momento parece que los romanos los tienen rodeados pero consiguen huir. Al día siguiente Cesar, estratega de los estrategas, les tiende una emboscada y el ejército Briton sucumbe. Después los romanos se apoderan de la fortaleza del Rey inglés y Cassivellaunus decide mandar a su ejército a casa y continuar la guerra de guerrillas. ¿Saben lo que significa una batalla perdida, un ejército desbandado y la voluntad de un Rey? Son 100 años de libertad para los britones. Que no los hayan aprovechado bien es otro problema. En cuanto a Cesar, en Galia lo espera el, tal vez, más grande de sus enemigos el celta Vercingetorix. |
Me gusto mucho el artículo. Siempre me ha parecido raro como en la historia se glorifican a los imperios.
ResponderEliminarPoco escuchamos de como los veían los invadidos (que siempre fueron, son y serán una manga de bárbaros) el llegar del águila romana o las franjas y estrellas.
Por eso mis figuras favoritas de la historia antigua son los que enfrentan al imperio, como Vercingerotix o Aníbal.
Saludos y disfruten el viaje.