jueves, 25 de junio de 2009

¿Quién pone la plata?


Quiero empezar relatando lo que me pasó cuando, pobre de mí, mande un mensaje a un diario, no importa cual. Uno de los participantes había comentado, entre signos de admiración y con mayúsculas, que iba a votar a De Narvaez y que ese era su “voto castigo”. No había escuchado antes esa invectiva para justificar el voto al PRO y le respondí que sería interesante saber de que vivía este compatriota puesto que, si un triunfante Narvaez votaba en el parlamento la desaparición de las retenciones, alguien iba a tener que reponer esos miles de millones y que creía que él, el colérico votante castigador, bien podría verse entre los castigados. Más tarde volví a entrar para ver si “the punisher” había acusado recibo. Evidentemente soy un viejo ingenuo, al abrir los comentarios, a partir del mío, solo encontré mensajes insólitos de tipos que decían no sé que ridiculeces sobre los judíos y sobre la presunta ascendencia judía de la presidenta Cristina.
Me pregunto si es alguna clase de táctica comunicacional, responder a un planteo pertinente, en el peor de los casos contestable con un delirio.
Si me quisieron decir, con algo de sutileza, que pensar en “de donde va a salir la guita es cosa de judíos”, un buen cristiano solo atiende a la salvación y el cielo.
O si, más llanamente, estos son los tiempos que corren. Que no se responde a una pregunta sino que se miente, se macanea y se distorsiona porque sabemos que, si hay un debate racional, las fuerzas se equilibran y ser el dueño de “La Razón” no te confiere la razón, en cambio en la “guerra de propaganda” el poder sobre los medios te permite acallar cualquier tipo de discurso.
Como hacen los nenes: gritar cualquier cosa para que la gente no hable.

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